Antigua Matanza. Revista de Historia Regional
ISSN 2545-8701
Junta de Estudios Históricos de La Matanza
Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, San Justo, Argentina.
Disponible en: http://antigua.unlam.edu.ar
Agostino, H. N. (diciembre de 2020 – junio de 2021). El año 2020, cuando el mundo tomó distancia. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 4(2), 1-7.
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Editorial
El año 2020, cuando el mundo tomó distancia
Hilda Noemí Agostino [1]
Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, Junta de Estudios Históricos de La Matanza, San Justo, Argentina.
A mediados del siglo XX los niños argentinos en la escuela primaria luciendo su guardapolvo blanco debían formar filas en los patios escolares y para mejorar el orden, se les hacía tomar distancia del compañero de adelante, con su bracito extendido hacia el frente. En la actualidad, en el mundo, las personas debemos tomar distancia para defendernos de un flagelo nuevo y, hasta ahora, poco conocido flagelo: el COVID 19. A partir de esta realidad nos preguntamos: ¿cómo se analiza desde una perspectiva histórica un año como el que está finalizando?
Es extremadamente difícil hacerlo, sobre todo porque somos protagonistas de su transcurrir y nuestras circunstancias nacionales se mezclan indefectiblemente con las de la sociedad, ya que no hablamos solo de la Argentina, sino del mundo y, por supuesto, todo esto mediado por nuestras vicisitudes personales.
Si nos ubicamos en los primeros meses del año, la novedad la constituía el triunfo electoral de un peronismo unido que llevó a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner al gobierno recibiendo una sociedad con indicadores económicos dramáticos para un muy amplio sector del país.
Allá muy lejos de nuestra geografía, apareció un virus al que se conoció con el nombre de Coronavirus 19 (COVID 19) y que comenzó haciendo estragos en la lejana China, desde Wuhan, su ciudad natal. Pronto, muy pronto, ese virus con una muy peligrosa carga de contagio, se extendió por todo el mundo y en nuestro país, ante esta novedosa e inédita situación, el 20 de marzo se decretó un lapso de aislamiento social que permitiera, según explicó el gobierno, asesorado por un comité de científicos y expertos, preparar al sistema nacional de salud para hacer frente a la emergencia que terminaba de ser declarada “Pandemia Mundial” por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cabe recordar que desde esta institución su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó en esa oportunidad que “todos los países debían adoptar un enfoque coordinado entre gobiernos y sociedad construyendo una estrategia integral para prevenir infecciones, salvar vidas y minimizar el impacto”(Arroyo, 2020).
Se instaba pues al trabajo coordinado y cada nación le puso su impronta al tema, con resultados diversos para sus sociedades. En Argentina, según se explicó, se precisaba mucho trabajo para enfrentar el problema con éxito en todo el país, porque ya se veía en otros lugares que llegaba un momento crítico en donde con tanta cantidad de personas contagiadas y las consiguientes pérdidas de vida, debían elegirse en los centros sanitarios a quienes tratar, sobre todo en las unidades de terapia intensiva, y se hacía, según sus posibilidades de sobrevida. Se conoció rápidamente la peligrosidad del virus y los grupos etarios que mayor riesgo corrían si lo adquirían. La propuesta de presidencia de la nación, desde los momentos iniciales fue privilegiar el salvar vidas sobre las inevitables pérdidas económicas que vendrían. El primer desafío fue el regreso de ciudadanos argentinos que provenían de zonas donde la enfermedad se había extendido y que eran los que probablemente traerían el contagio. La ciudad de Buenos Aires (CABA) y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) muy pronto fueron escenario privilegiado de la difusión de la enfermedad. Poco a poco, se trajo al país con riesgo de las propias tripulaciones aéreas que fueron a buscarlos, a una inmensa cantidad de argentinos que estaban en otras partes del mundo y se hizo por medio de nuestra línea de bandera, Aerolíneas Argentinas.
La tarea por realizar fue inmensa, porque las condiciones de nuestro sistema de salud eran malas. Faltaban camas hospitalarias, se precisaban más unidades de terapia intensiva, había que terminar obras que las proveerían, inconclusas en algunos casos, desde hacía años. Se contaba con pocos insumos y, además, no se sabía demasiado acerca del tiempo que llevaría enfrentar la pandemia. Tampoco se podía contar con una gran cantidad de personal preparado para atender todas las necesidades que surgieron, porque la formación de médicos especialistas y personal de enfermería adecuado no es cuestión de unos pocos días, requiere tiempo y esfuerzo. Y poco a poco, y con escasa o casi nula ayuda de la oposición se fue armando el mapa sanitario de todo el país. Aunque en este particular caso debe diferenciarse entre los opositores a aquellos que tenían tarea de gestión a cargo y que debieron enfrentar las consecuencias de sus actos, de los otros que solo arengaron desde sus propias casas y/ o movilizaron personas en “marchas anticuarentena”, que pusieron a sus seguidores en verdadero riesgo.
Sin embargo, se logró construir una red nacional que permitió llegar hasta este mes de diciembre sin colapso alguno en ninguna parte del país. Todo este año se puso también de manifiesto la heroicidad y solidaridad de todo el personal de salud, entre los cuales muchos pagaron esta dedicación y este esfuerzo sobrehumano, con su propia vida. Será quizá una de las primeras tareas post-pandemia a realizar, el reconocimiento laboral y salarial, que este grupo abnegado merece en todo el país. No queremos con esta mención, dejar de lado a los miles de personas que bajo la denominación de “trabajadores esenciales” pusieron el hombro y su trabajo para realizar todo lo que iba surgiendo como necesidad social.
En nuestro partido de La Matanza se pusieron en marcha los dos hospitales que fueron iniciados por el gobierno nacional antes del año 2015 (para ampliar sobre su génesis se recomienda Agostino, 2015) y, luego, dejados de lado por el gobierno de María Eugenia Vidal y que, por supuesto ,sufrieron actos de vandalismo y deterioro en todos estos años. Hoy, el Néstor Kirchner en Gregorio de Laferrere y el René Favaloro en Rafael Castillo se erigen listos para la atención a víctimas del flagelo, acompañando al Hospital Alberto Balestrini de Ciudad Evita, que fue el único de estos tres nuevos nosocomios que se hallaba en funcionamiento.
Debe recordarse, tal como ya lo hemos desarrollado en algunos trabajos previos como el citado, que La Matanza sufría una escasez de camas hospitalarias de muy larga data, que hizo crisis en el 2001 y que, lentamente se empezó a revertir a partir del 2003. Dejando de lado la pretensión de realizar una descripción completa de todo lo actuado en la geografía nacional, y que requiere un estudio más profundo y amplio que este editorial, permítasenos estos pequeños comentarios. Se generó en todo el país, una Red de Emergencia Sanitaria Federal Covid 19 que dotó, entre otras obras, de doce hospitales modulares que se anexaron a las Unidades de Pronta Atención (UPA) existentes. Cada uno de ellos tiene 840 camas de terapia intensiva e internación y están provistos de toda la tecnología necesaria para enfrentar el virus. Se construyeron siete en el conurbano bonaerense, dos en la provincia de Buenos Aires, uno en Córdoba (Capital), uno en Santa Fe (Granadero Baigorria) y otro en Resistencia (Chaco). (Ministerio de Obras Públicas, s.f.).
Desde el punto de vista económico, se llegaron a acuerdos con los bonistas externos y se avanza lentamente en tratativas con nuestro gran acreedor, el FMI, mientras se asistieron a empresas privadas con fondos destinados a salarios para evitar despidos (una inmensa cantidad de argentinos trabajaron desde sus hogares) se entregaron numerosos planes asistenciales y se reforzó la ayuda alimentaria en todo el país, para ayudar a los sectores más desfavorecidos. En este momento se está discutiendo en el Congreso nacional un aporte extraordinario y por única vez, que grava a unos 12.000 poseedores de grandes fortunas destinados a mitigar la emergencia nacional.
No puede concluirse esta reseña sin mencionarse a la educación en este particular año, porque los docentes de todo el país merecen también un profundo reconocimiento por su labor. Cada uno de ellos puso no solo su creatividad y esfuerzo al servicio de sus alumnos sino toda la infraestructura para hacerlo, hay que recordar que se discontinuó durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) el plan “Conectar igualdad” y, entonces, ante esta emergencia no había suficientes computadoras ni conexiones a internet en la comunidad educativa que garantizara un acceso igualitario a todos los niños argentinos.
No se ha logrado frenar el alza de los precios y la situación es bastante crítica en muchos sectores sociales.
Este año con todas sus luces y sombras tuvo, sin embargo, un momento que unió a todos los argentinos, más allá del dolor por las pérdidas personales y el cansancio por el prolongado aislamiento: el deceso de Diego Armando Maradona, el 25 de noviembre pasado. El dolor por la desaparición de El Diego, como lo llama la gente, atravesó a toda la sociedad argentina y, por supuesto, conmocionó al mundo de una forma asombrosa, pero marcó, sobre todo, un hito que refuerza la adjetivación de inolvidable de este año 2020. No hablaremos sobre el ídolo, solo diremos que rescatamos, más allá de su inigualable talento futbolístico, su coherencia ideológica y su profunda adhesión de clase, que nunca dudó en proclamar, a través de toda su vida.
En estos momentos, las vacunas y su pronta, y tan esperada, llegada, alegran nuestro horizonte y, desde allí, desde esa tan ansiada salida de la pandemia, percibimos al futuro lleno de interrogantes con los que queremos cerrar este editorial: ¿Seremos capaces los argentinos de obtener alguna enseñanza de este año tan especial? ¿Podremos pensar en qué prioridades debemos atender como sociedad para que no nos suceda otra emergencia como esta y nos tome desprevenidos? ¿Conseguiremos al fin deponer egoísmos y defender la vida y las necesidades del otro como propias? ¿Podremos proponer soluciones y ser parte de ellas y no solo observadores críticos y estáticos de nuestra realidad cotidiana?
El respeto por la vida, por la igualdad, por el compromiso solidario, por la equidad social con todo lo que esto implica, por el imperio de los derechos humanos, por el acceso a un trabajo digno, por la ampliación de derechos, y por el disfrute de bienes culturales, no son solo enunciaciones discursivas, son premisas básicas sobre las que deberíamos cada uno, por lo menos reflexionar, para luego trabajar juntos, cada cual desde su lugar, para hacer avanzar este bendito país al que, en lo personal, tanto agradezco pertenecer.
Referencias
Agostino, H. N. (Ed.). (2015). El cuidado de la salud en La Matanza (siglo XX y albores del siglo XXI). San Justo: Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria.
Arroyo, J. (11 de marzo de 2020). Redacción médica. (S. 2000, Editor) Recuperado el 28/11/2020, de https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/coronavirus-pandemia-brote-de-covid-19-nivel-mundial-segun-oms-1895
Ministerio de Obras Públicas. (s.f.). Recuperado el 3/12/2020, de https://www.argentina.gob.ar/obras-publicas
[1] Realizó su Doctorado en Educación alcanzando el grado de Ph D (EE.UU.), Magíster en Gestión de Proyectos Educativos (Argentina), obtuvo la Suficiencia Investigadora (Magíster) en Historia (España), se especializó en Evaluación de la Educación Superior (Cuba) y sus títulos de grado son Licenciada en Historia y Licenciada en Ciencias de la Educación. Es autora de numerosas publicaciones en Historia, en Educación y en Formación Docente. Ha obtenido becas y premios por investigaciones realizadas En el Área Metropolitana, dirige proyectos relacionados con la Historia Regional del Partido de La Matanza.