Antigua Matanza. Revista de Historia Regional

ISSN 2545-8701

Junta de Estudios Históricos de La Matanza

Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, San Justo, Argentina.

Disponible en: http://antigua.unlam.edu.ar

Ninni, J. C. (diciembre de 2019 – junio de 2020). Aportes documentales para la reconstrucción de una historia barrial. Estudio de caso: Barrio El Atalaya.

Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 3(2), 107-145.

Las fuentes como protagonistas

Aportes documentales para la reconstrucción de una historia barrial. Estudio de caso: Barrio El Atalaya.

Juan Cristian Ninni[1]

Instituto Superior de Formación Docente N° 82 “Carlos Fuentealba”, Isidro Casanova, Argentina.

 

Fecha de recepción: 24 de septiembre de 2019.

Fecha de aceptación y versión final: 5 de diciembre de 2019.

 

Resumen

El barrio es el espacio primario y fundamental en la construcción de la identidad de cada individuo, es el lugar donde se generan las primeras relaciones extrafamiliares, donde se empieza a socializar y se forma en el rol de ciudadano activo a través de la participación en este espacio. En la historia del barrio Atalaya podemos ver reflejada, en una dimensión menor, la historia de la Argentina de las décadas del 40 y 50. Primero el rol activo del Estado, dando paso a la consigna de Justicia Social a través de la construcción de barrios para los trabajadores de distintos sectores. Por otro lado, la intolerancia política y el abandono del estado reflejado en dos periodos, con el inicio de la Revolución Libertadora, abandono del plan Eva Perón, que paso a llamarse Plan para vivienda económica, y luego, además, con la puesta en práctica de los programas económicos neoliberales de las décadas del 70 y 90 (Proceso de reorganización nacional y periodo Menemista hasta la crisis del 2001). Pero también se puede ver como proceso resignificativo el que, frente al abandono del Estado se inicia como nuevo: el de la organización, el del espacio del hombre, ese que genera y da identidad, que surge con la aparición del fomentismo, y da origen a las instituciones barriales, culturales y de salud.

Palabras claves: barrio, El Atalaya, instituciones, estado, fomentismo


[1] Profesor en Historia y Filosofía. Ejerce como docente de educación secundaria en escuelas de Matanza desde el año 1998 y desde 2012 ejerce como docente del Instituto Superior de Formación Docente N° 82 de Isidro Casanova en las carreras de Historia, Psicología, Ciencias Políticas y Filosofía.


Aportes documentales para la reconstrucción de una historia barrial. Estudio de caso: Barrio El Atalaya

Introducción

                El siguiente trabajo de investigación, surge con la intención de realizar una reconstrucción de una historia barrial a través de la conformación de un corpus heurístico pertinente para resolver problemáticas vinculadas a la delimitación espacial local. En este caso se seleccionó como objeto de estudio al Barrio El Atalaya, ubicado en la localidad de Isidro Casanova, municipio de La Matanza (provincia de Buenos Aires, Argentina).

                La ausencia o escasez de fondos documentales en los archivos históricos nacional, provincial o municipal, en los que se resguardasen material que sirviera de insumo a nuestra investigación, implicó la recolección de fuentes de diversos ámbitos no tradicionales: al uso de la historia oral como método de recolección de datos, se sumó el aporte de documentos directos aportados por particulares:  escrituras, planos, libretas bancarias, fotografías, mapas y boletas de la época; y por último, la revisión de los archivos de las instituciones surgidas del fomentismo y la cooperación social. Queda aclarar entonces que las fuentes fueron ubicadas por  propio conocimiento, referencias de vecinos consultados, recomendaciones y referencias bibliográficas; además de que muchos de estos vecinos aportaron documentos de época que facilitaron la elaboración del trabajo.

                En el partido de La Matanza, la ciudad de Isidro Casanova es uno de los centros  poblacionales de mayor importancia. Es la cuarta localidad en superficie territorial con 19, 52 Km², después de Virrey del Pino, González Catán y Gregorio de Laferrere, y una población aproximada, según datos del censo 2010, de 186.000 habitantes.

                Hacia mediados de siglo XX, la ciudad de Isidro Casanova contaba con un importante número de establecimientos fabriles; quinientas empresas radicadas en la localidad hacia 1960 (Enrique, 2011); y una gran cantidad de comercios,  debido al rápido aumento de la población, ya que resultaba un lugar atractivo para la radicación de familias (Peluffo, 2010), una gran parte de las familias tradicionales de Isidro Casanova se radicaron entre los años 1940 y 1960, también en esta época comienzan a crecer los barrios que integran esta ciudad.

                Si bien el concepto de barrio es muchas veces dado por supuesto, es importante aclarar que en este caso se tomaran en cuenta algunas definiciones pertinentes que coinciden con el desarrollo histórico de lo investigado para el presente trabajo.

Primero que nada es importante destacar la importancia del barrio en el desarrollo de una comunidad dado que “el sentido que adquiere el barrio para sus habitantes, el papel que desempeñan en su conformación determinados elementos como la escuela, el rol de la mujer, los programas educacionales, etc., contribuyen a la formación de la identidad territorial.” (Gallastegui Vega y Galea Alarcón, 2008, p. 11).

                Juan Roccatagliata (2001) sostiene que esta unidad, el barrio, está conformada por cuatro espacios:

El físico, propio del sistema natural; El construido, propio de las relaciones humanas; El organizado, que tiene su fundamento en lo político – organizativo; y por último El espacio del hombre que es aquel que es vivido por los individuos y la sociedad, o sea, el espacio histórico de los valores, del arraigo, de la identidad. (p. 10).

                Este último de los cuatro espacios es el que consideramos más importante para el análisis y desarrollo de este trabajo si tenemos en cuenta la evolución histórica en la cual se fue desarrollando, creciendo o progresando el barrio Atalaya.

                Entre los muchos barrios que componen la ciudad de Isidro Casanova se encuentra el Barrio Atalaya, surgido en la década del ´40 a partir de la creación del plan de viviendas “Eva Perón[1] para trabajadores del Frigorífico Lisandro de la Torre, de la Corporación de Transporte y de la empresa Pirelli entre otros. El barrio se encuentra ubicado entre las calles Fitz Roy, Avenida Cristianía, Avenida Venezuela y José Ignacio Rucci[2], como se puede observar en la figura n°1.

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Figura n°1. Mapa de los límites del Barrio El Atalaya.

                Este barrio que se caracteriza entre otras cosas por su importante centro comercial en la avenida Cristianía, limita con los barrios Casanova Centro, San Miguel, San Roque y Los Pinos.

                Posee una gran actividad cultural y deportiva desarrollada a través de los tres principales centros que son la Sociedad de Fomento Cultural y Deportiva El Atalaya, creada en 1955, la que además posee una sala de consultorios externos y vacunatorio, la Asociación Vecinal 12 de Octubre y el recientemente creado Centro de Jubilados El Amanecer. En todos ellos además de actividades recreativas y deportivas se genera una importante actividad social permanente que reúne no solo a vecinos del barrio sino también a personas de barrios vecinos.

                Dentro de la actividad social existe un merendero vecinal para chicos carenciados en la calle Caupolicán a metros de la escuela primaria 65.

                El barrio posee además tres centros educativos primarios y tres secundarios, en ambos casos uno de gestión estatal y dos de gestión privada. La escuela primaria Nº 65 y La Escuela de Educación Secundaria Nº 148 (ex SB Nº 24), ambas de gestión estatal y los colegios privados CLIA (Colegio la Independencia Argentina) y el Colegio Catamarca que ofrecen educación en ambos niveles. En cuanto a la Escuela de Educación Secundaria Nº 7 que históricamente se relacionó al barrio Atalaya, debe aclararse que esta se encuentra ubicada fuera de los límites de este barrio, su ubicación Almeira 1845 se encuadra dentro de los límites del barrio San Miguel, es decir cruzando la Avenida Cristianía que es la referencia tomada para la delimitación de ambos Barrios.

                El único espacio verde del barrio es la Plaza de Los Héroes Egresados delimitada por las calles Paris, Jean Jaures, Cnel. Ramón Falcón y Av. Cristianía.

                El barrio posee una capilla destinada a San José que pertenece a la parroquia Nuestra señora de Fátima de Isidro Casanova, dependiente de la Diócesis de San Justo.  En dicha Capilla funciona el Grupo Scouts Exploradores Marianos, además de dictarse clases de catecismo.

                El trabajo de reconstrucción de la historia del Barrio El Atalaya se desarrolló en dos ejes, el primero describe la historia del barrio, a partir de la recolección de fuentes orales, documentos y enmarcada en la bibliografía existente, principalmente tomando como base la obra desarrollada por La Universidad Nacional de La Matanza y dirigida por Hilda N. Agostino (2015), y la obra de investigación y divulgación de Alejandro Enrique sobre Isidro Casanova (2008, 2009, 2010, 2011, 2014; y el segundo desarrolla la historia de las instituciones del barrio a partir del trabajo y análisis de las mismas fuentes utilizadas.

Atalaya, su historia

                Los orígenes del Barrio Atalaya se remontan a la década del ´40, hasta ese momento lo que actualmente conocemos como el barrio, conformaba el establecimiento rural de las familias Juan Marzialli y Eduardo Busso (Enrique, 2010) que hacia mediados de la década es adquirido por el funcionario del gobierno peronista Alberto Vignes, cuya familia es oriunda del partido de Morón, más precisamente de la localidad de Haedo.

                En estas tierras Vignes instaló un establecimiento para las actividades de vivero y cría de aves “El Atalaya” (Enrique, 2010).

                El origen del nombre es tema de discusión, según algunos vecinos durante muchos años hubo un mangrullo en las cercanías del lugar en el que hoy funciona la Sociedad de Fomento El Atalaya (véase figura n°2), otros sostienen que se debe a que la altura de los terrenos, visto desde Casanova centro, son los más altos de la zona:

Vamos a aclarar el nombre del barrio, según familiares de Vignes, este compró las tierras por su excelente altura y eso provocó que bautizara el establecimiento como “El Atalaya” Al momento de bautizar el nuevo barrio heredó el nombre de la granja de pollos (Enrique, comunicación personal, 21 de mayo de 2015).

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Figura n°2. En la imagen se observa una maqueta de un mangrullo que aún hoy se encuentra en los Consultorios Externos El Atalaya, alusiva al objeto que le habría dado nombre al barrio.

                 Hacia el año 1948 Vignes decide rematar una parcela de las tierras ubicadas en lo que hoy son las calles Fitz Roy, Cristianía, Caupolicán (hoy Pedro Larre) y Lisboa, bajando una cuadra, desde Estocolmo, comenzaba una tosquera que llegaba hasta Rucci, de donde se extraía tierra para los hornos de ladrillo que se encontraban en lo que es hoy la capilla San Roque. Cuenta Luis Benzal (comunicación personal,  25 de septiembre de 2015):

Recuerdo que llegue con mi familia en el año ´57, yo tenía 9 años. Hice segundo y tercer grado en el chalet que estaba en lo que es Caupolicán y Estocolmo[3] y me acuerdo que de ahí para Rucci era todo un pozo gigante, una cava de donde se sacaba tierra para los hornos de ladrillos que estaban ahí adentro de esos terrenos[4].

                El encargado de la venta de dichos terrenos es el rematador Esteban Agustoni, sin obtener el resultado esperado.

                Quizá el fracaso se debiera a la dificultad de acceso a la zona de ubicación del barrio, dado que desde Ruta 3 hay más de 10 cuadras de, en la época, una calle intransitable. El único asfalto era el de la calle Londres (hoy calle Islas Malvinas), por donde ingresaba el único colectivo, el 196, que terminaba en la parada “del Ombú”, hoy intersección de las calles Islas Malvinas, Habana y avenida Cristianía.

                Esta información la reitera Luis Rojas (comunicación personal, 16 de septiembre de 2015), al igual que Luis Benzal (comunicación personal, 25 de septiembre de 2015):

Cuando teníamos que salir, había que caminar desde casa hasta Cristianía y Cisneros, donde estaba un señor de apellido Alonso que llevaba gente en el sulky hasta el ombú donde paraba el 196 o hasta la ruta, este hombre también traía las maestras de la ruta hasta la escuela de Moro.

                Años más tarde recién el colectivo 196 llegó al barrio, hasta la esquina de la calle Pedro Larre y Cristianía, lugar donde se encontraba la puerta de ingreso a lo que era el establecimiento avícola del Dr. Vignes, cabe destacar que en la llegada del transporte al barrio además de las gestiones del grupo de vecinos fomentistas, también hubo influencia de este vecino.

                En el año 1952, las tierras son ofrecidas dentro del Plan de Viviendas Eva Perón, con un préstamo a través del banco Hipotecario y una financiación a largo plazo y con una baja cuota (véase en figura n°3, la credencial que se utilizaba para efectuar el pago). La empresa rematadora de los terrenos es la empresa TE – CO y los destinatarios de este plan son los obreros del frigorífico Lisandro de la Torre, de la fábrica Pirelli y de la corporación de transporte[5] entre otros.

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Figura n°3. Credencial para pago de cuota del préstamo del Banco Hipotecario año 1957.

                Respecto al nombre del plan de viviendas surge una controversia, dado que si bien la fecha del inicio del plan data del año 1952 aproximadamente, puede que la extensión en el tiempo y la irrupción del golpe de estado de 1955 produjera un cambio de nombre en el plan de viviendas pasando a denominarse “Plan de viviendas 25 de Mayo”, dada la prohibición impuesta a las alusiones al peronismo, por el decreto n°4161 de la Revolución Libertadora.

                En la carpeta de préstamo[6] del Banco Hipotecario perteneciente a la propiedad que la vecina Laura Ridruejo le compra a la familia Benzal se observa el nombre original del Plan de Viviendas tachado y tapado con la leyenda Préstamo para vivienda económica, pero no solo eso, sino también la imagen del rostro de Eva Perón que estaba en la parte superior central de la carpeta (figura n°4).

Descripción: C:\Users\felipe\Desktop\2015-09 (sep.)\IMG-20150928-WA0003.jpgDescripción: C:\Users\felipe\Desktop\2015-09 (sep.)\WP_20150928_003.jpg

Figura n°4. En la imagen de la tapa de la carpeta de adjudicación del préstamo Hipotecario puede observarse la censura al nombre real del plan de vivienda por el de “Préstamo para Vivienda Económica” y el de la imagen del rostro de Eva Perón.

                

                Al observar las fechas de adjudicación del préstamo para el plan de vivienda del Banco Hipotecario y la fecha de aprobación del plano de construcción de vivienda (figura n°5), se entiende esta medida de censura del diseño de presentación de la carpeta referida a quien daba nombre al plan.

Descripción: C:\Users\felipe\Desktop\2015-09 (sep.)\WP_20150928_006.jpgDescripción: C:\Users\felipe\Desktop\2015-09 (sep.)\WP_20150928_007.jpg

Figura n°5. Fecha de aprobación del préstamo y de aprobación del plano y ejecución de la obra, el segundo explica la censura en la tapa e interior de la carpeta.

                La fecha de aprobación del préstamo del Banco Hipotecario es 7 de febrero de 1955, es decir todavía se encontraba dentro del segundo gobierno de Juan Domingo Perón, pero la fecha de aprobación de los planos de construcción es 28 de noviembre de 1956, es decir, no solo la fecha es posterior al golpe de estado de la denominada Revolución Libertadora, sino que ya se había consumado el golpe dentro del golpe y el presidente era Pedro Eugenio Aramburu, acompañado por el sector más antiperonista del ejército.

                En años posteriores el “Plan Eva Perón” para la construcción de viviendas en el Barrio Atalaya siguió funcionando, hasta entrado los años ´70, más precisamente durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón, así lo demuestra la carpeta de adjudicación de préstamo y ejecución de la construcción aprobada en el año 1974 perteneciente a la vecina y una de las primeras maestras de la Escuela Nº 65 quien nos decía:

El plan ya no era lo mismo, te iban dando la plata de a poco, en etapas, y apenas te alcanzaba para pagarles a los albañiles; entre cada etapa venían a controlar y te daban otro poco. De hecho la casa no se alcanzó a terminar con la plata del préstamo. (M. L. Peluffo, comunicación personal, 25 de septiembre de 2015). 

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Figura n°6. En la imagen del documento perteneciente a la Sra. María Peluffo de aprobación del préstamo y del  plano de construcción con fecha 22 de abril de 1974 puede leerse el encabezado “Plan Eva Perón”.

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Figura n°7. Libreta entregada por el Banco Hipotecario a los adjudicatarios del préstamo.

                En el plan de viviendas actuaron varias empresas constructoras pero se mantiene registro de dos: Aconcagua[7] y Fer - Gat, esta última encargada del pavimentado del barrio.

                Se ofrecían dos modelos de viviendas, uno tipo chalet (figura 8a) y otro de estilo americano (figura 8b). Las viviendas del plan ofrecieron un alto confort y además eran de muy buena calidad para los adjudicatarios, según opinión de algunos vecinos, principalmente el modelo chalet: “Los chalet eran de buena calidad, todo: puertas, ventanas… todo. Hoy la mayoría está reformado pero algunos que no, todavía siguen en pie, y eso que creo que los llamaban VEA, viviendas económicas argentinas” (L. Rojas, comunicación personal, 16 de septiembre de 2015).

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Figura n°8a. Algunos de los chalet del barrio Atalaya, sobre la calle Jean Jaures. Hoy la mayoría se ve con reformas o los deterioros del paso del tiempo.

                En una segunda etapa, la franja ofrecida es la comprendida entre las calles Jean Jaures, Venezuela, Cristianía y Lisboa, y luego, en una última etapa se amplía abarcando Venezuela, Lisboa, Jean Jaures hasta Atenas, quedando la franja que comprende Cristianía, Pedro Larre, Lisboa y Jean Jaures como límites de la estancia de Vignes “El Atalaya”, cuya entrada se encontraba lo que hoy son las calles Pedro Larre y Cristianía.

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Figura n°8b. Imagen de una vivienda tipo Americana del Plan Eva Perón tomada en el año 1959 (Gentileza Luis Benzal).

                Algunos documentos (figura n°9) demuestran que la franja ocupada por el establecimiento avícola, que dividía Atalaya en dos partes, fue lo último en lotearse, y que estos terrenos no ingresaron en el anteriormente mencionado plan de viviendas, donde no se ven casas construidas de acuerdo al modelo de las empresas constructoras, sino manzanas con construcciones más heterogéneas, y según datos de escrituras de algunos vecinos, como el boleto de compra – venta de terreno, impuesto inmobiliario, escritura de los vecinos del barrio El atalaya Alfredo García Rodríguez y de Jorge Osvaldo Ridruejo, el Dr. Vignes figura como propietario de estos terrenos hasta entrada la década del ´60, año en que estos vecinos llegan al barrio. El mapa catastral (figura n°9) donde se pone en oferta los terrenos en venta, en esta etapa aparecen otras empresas inmobiliarias ofreciendo a la venta terrenos del barrio, como la Inmobiliaria que operaba en la zona de San Justo Ascuderi Hnos[8].

Yo le compré el terreno a la inmobiliaria Ascuderi que estaba sobre la ruta 3 en San Justo, pero como estos terrenos valían cada vez más no querían cobrarme las cuotas y me querían dar uno por Virrey del Pino, así que fui a la empresa responsable de estos terrenos en el centro en la calle San Martín, por Tribunales y terminé de pagar ahí. (J. Ridruejo, comunicación personal, 15 de septiembre de 2015).

                Figura n°9. Este mapa del año 1964 perteneciente al vecino Jorge Ridruejo muestra que solo tienen nombre las calles horizontales Bruselas y Lisboa y las que aparecen en la imagen de modo vertical están numeradas como 3, 4 y 5. Las parcelas 13 a 17 de la manzana 43 C, son las que albergan el casco principal de la estancia del Dr. Vignes.

                El plan de viviendas estableció la ubicación de cuatro parcelas delimitadas que serían ocupadas por la Sociedad de Fomento, la Asociación Vecinal, la Plaza y la escuela. Particularmente en este último funcionaba el obrador y depósito de herramientas.

                De estas cuatro instituciones la primera en tomar forma fue la Sociedad de Fomento, fundada en 1955 y cuya construcción comenzó tres años más tarde en 1958.                La Asociación Vecinal en el año 1962 y dos años más tarde la escuela. La plaza será una especie de potrero hasta la década del´80.

                La construcción del barrio dependía principalmente del único corralón de la zona, perteneciente a los hermanos Confegi, quienes cuentan que: “hacia las 8hs. de la mañana se veía movimiento de personas ir hacia la zona de “El Atalaya” y se oía el ruido de la construcción que venía de la zona” (Enrique, 2010, p. 65).

                Debemos tener en cuenta que para la época la zona más próxima es Casanova Centro y entre este barrio y El Atalaya en formación la única vía de acceso es lo que hoy se conoce como Avenida República de Portugal, en la época llamada Coronel Quesada, que era la única pavimentada, por así decirlo, ya que poseía una fina capa de asfalto con muchos pozos y zanjones a ambos lados; y que desde Casanova a esta zona no había una edificación constante sino más bien campo, o lo que podemos llamar un paisaje semi rural.

                Uno de los primeros en llegar es el italiano Lisi Bucchi, o como se conocía entre los vecinos “Buqui”, quien en la calle Bruselas entre Caupolicán y Cisneros instaló una especie de almacén y bar dividido por una pared. Buqui atendía acompañado por su cuñado Serafini, y se dedica a preparar comidas para los obreros de la construcción del barrio.

                Cristianía, que hacia los principios de la década del ´60, poseía un pobre mejorado no es ni siquiera cerca el pujante centro comercial de la actualidad, apenas posee unos pocos comercios y un local de comidas a donde llegara en esos años el colectivo 196, conectando el barrio El Atalaya con el resto de Casanova y con la Ruta 3.

                Hacia finales de la década del ´60 Atalaya mostraba una nueva fisonomía, prácticamente todo el barrio había sido asfaltada por la empresa FER – GAT, que se ubicaba en el predio comprendido entre las calles Bruselas, La Paz, Ambato y Lartigau[9]  según relata Luis Benzal (comunicación personal, 25 de septiembre de 2015) y es confirmado por otros vecinos: “Recuerdo que cuando compramos en el año 1967 no había asfalto pero cuando vinimos a vivir en el ´71 si casi todo el pueblo estaba asfaltado” (A. García Rodríguez, comunicación personal, 18 de septiembre de 2015).

Las Instituciones barriales

                En el apartado anterior observamos el espacio barrial desde su construcción y evolución; en este apartado, nos detendremos en lo organizativo. Las instituciones sociales nos permitirán explorar la tensión entre el rol estatal y cívico en el proceso de establecimiento y desarrollo, explorando en los sentidos identitarios y valores emergentes en el proceso.

                Sociedad de Fomento y Consultorios Externos El Atalaya.

                La Sociedad de Fomento El Atalaya, se puede decir que surgió a la par del surgimiento del barrio, pero también es justo decir que el barrio se desarrolló a partir de la existencia de esta y la labor de esos primeros vecinos con espíritu fomentista. La fecha de inauguración según algunos datos, es el día 15 de mayo de 1955 cuando se produjo la primera reunión en la cual toma forma la idea de crear una sociedad de fomento para el barrio (Enrique, 2010), pero el aniversario de la creación se festeja históricamente todos los 25 de mayo.

                En una revisión sobre las entidades de bien público de La Matanza, Campos Bassi (2016) menciona la particularidad del Estatuto Social presentado en la Municipalidad en el trámite efectuado por la entidad para su registro:

Lo que sin duda no es común (…) es que el Estatuto Social (…) presente en la tapa un dibujo. De trazos simples, la imagen se convertiría (con el pasar de los años) en el membrete de la entidad.

Así con una ilustración sencilla, la Sociedad de Fomento Cultural y Deportiva “El Atalaya” (…) haría eco de su nombre barrial y certificaba el significado del concepto ATALAYA (sic). (p. 230).

                La inclusión de esa imagen es interrogada por la autora: “Cuál era la intención a descubrir o a conquistar por esa comunidad curiosa que trazaba dibujos y esboza palabras de organización vecinal” (Campos Bassi, 2016, p. 230). La respuesta la da en términos valorativos y de pertenencia:

La Sociedad de Fomento Cultural y Deportiva El Atalaya conquistó vecinos que se transformaron en socios algunos y, en Comisión Directiva otros. Conquistó pasiones de varias generaciones demostradas por el deporte. Conquistó el progreso del barrio mediante la llegada del asfalto y los servicios pero, por sobre todas las conquistas hay una, todavía más significativa, esta institución conquistó la perdurabilidad en la memoria de su comunidad, su gente y de su legado. (Campos Bassi, 2016, p. 233).

                Sumando a esta afirmación, avanzaremos entonces en la organización institucional, y sus logros históricos.

                Las primeras reuniones se hicieron en una de las casas del barrio ubicada en la calle Fitz Roy y Bogotá, lugar donde va a funcionar hasta los primeros años de la década de 1960. Allí se comenzaron a discutir las gestiones de mejoras para el barrio, la principal preocupación era buscar mejores condiciones para los nuevos pobladores de este barrio de Casanova. Fue así como de a poco fue llegando la luz, y se fueron tramitando la llegada del colectivo, las gestiones para la construcción de una escuela, la atención médica y la pavimentación del barrio.

                Entre los primeros vecinos que trabajaron para la fundación de la Sociedad de fomento estaban vecinos como Pedro Proz, Ernesto Navarrete, Pascual Paggi y Camilo Di Lello. (Enrique, 2010).

                En el año 1959 el gobierno de la provincia notifica sobre la donación del terreno ubicado en la esquina de las calles Ramón Carrillo (en ese entonces Granada) y Bruselas, para la construcción de la sede social y la sala de primeros auxilios.

                La edificación comienza, según actas del 16 de marzo de 1964 (Enrique, 2010), el día 26 de marzo de ese año. Entre las distintas comisiones directivas pasaron vecinos como; Pedro Proz, Osvaldo Danz, Julio Davini, Roberto Crescente, Antonio Cascavilla, Ramón y Lía Benzal, Jorge Ridruejo, Rosa Gómez, Gladys Freschi, Susana Galimberti y Domínguez Gallo entre otros.

                Muchas de estas familias participaron de la fundación de varias de las instituciones del barrio, tal es el caso de la familia Benzal como se podrá observar más adelante.

Figura n°10. Imagen del folletín El Atalaya que publicaba la sub comisión de Básquet donde se ven los nombres de los integrantes de la comisión directiva del año 1986.

                La Sociedad de Fomento tuvo una importante actividad cultural y deportiva durante las décadas de los `70 y 80 entre los que se destacó el básquet, deporte que se competía y se realizaban intercambios no solo a nivel distrital y provincial, sino también intercambios anuales con otras provincias.

                Cuentan algunos vecinos, entre ellos Gladys Freschi, que participaban de estas actividades en la Sociedad de Fomento: “recibíamos en nuestras casas a chicos que se trasladaban de otras provincias y de la misma manera nos recibían a nosotros en las provincias que  nos tocaba visitar por estos encuentros de Mini básquet” (comunicación personal, 14 de octubre de 2015). Por ejemplo en el año 1986 participaron representantes de la ciudad Ceres de la provincia de Santa Fe, y de Montevideo, del país vecino de Uruguay, como se puede observar en la figura n°11.

Figura n°11. En este folletín puede observarse que la Sociedad de Fomento El Atalaya recibe en el año 1986 a los representantes de Mini básquet de la ciudad de Ceres, Santa Fe y de Montevideo Uruguay.

                A partir de la década del 90, la Sociedad de Fomento dejó de tener la injerencia social que había tenido hasta unos años antes y comenzó una serie de malas administraciones, la desaparición de algunos de los fomentistas que le dieron origen y otros factores derivados de la crisis social de la época, que llevó a un proceso de destrucción de sus instalaciones y  un masivo alejamiento de los vecinos, pérdida de socios y la desaparición de las actividades sociales que allí se desarrollaban.

                El actual presidente de la Sociedad de Fomento trabaja sin una comisión directiva que acompañe su gestión, además la no existencia actual de socios hace que no se realicen las asambleas correspondientes que permitan la renovación de autoridades y posibilite ir hacia un proceso de reestructuración y renacer de esta importante institución barrial.

                Este trayecto institucional es común a una gran parte de las sociedades de fomento nacidas a mediados del siglo XX, tesis comprobable en el texto de Campos Bassi (2016).

                Consultorios Externos El Atalaya. En esta institución comenzó a funcionar hacia principios de la década del ´70 una pequeña salita de primeros auxilios y vacunatorio que respondía de manera mínima  la necesidad de un centro de salud para la comunidad.

                En la zona estas necesidades eran resueltas por los médicos del barrio, los cuales eran la fuente de consulta inmediata de los vecinos. Entre ellos se encontraban los Doctores Boya, Suarez y Mayorga, como así también se recuerda entre los vecinos a la dentista Nelly Danz y hacia principios de la década del ´80 la doctora pediatra Mónica Búa que comienza a atender en los Consultorios Externos “El Atalaya”, y en el año 1992 pone su propio consultorio sobre la calle Jean Jaures, donde aún sigue atendiendo.        

                Volviendo a los consultorios, en 1980 con la llegada de una nueva comisión directiva de la Sociedad de Fomento, toma la dirección de los consultorios la señora Lía Benzal, quien tuvo junto a su marido Ramón una importante participación en la fundación tanto de esta sociedad de fomento como de la Asociación Vecinal 12 de Octubre. Cuenta Luis Benzal: “En el 80 con la llegada de mi vieja, llego la intervención federal a la salita, era brava…” (comunicación personal, 25 de septiembre de 2015).

                A partir de esta fecha la “Salita” como comúnmente se la llama en el barrio, comenzó una importante actividad en el plano de la salud, no solo en Atalaya sino también de barrios vecinos.

                Hacia la década del ´90 hubo una privatización de los consultorios, en la cual la empresa que pasó a hacerse cargo fue la Empresa MANO, de la noche a la mañana comenzaron a aparecer en el barrio ambulancias con el logo de la firma y una lavada de cara (muy superficial) de la salita. Pero ya no era lo mismo, por varias razones, pero la principal era que se había perdido la familiaridad y pertenencia con que se atendía en ella.

                Esta privatización no alcanzo a durar un año, la gente dejó de utilizar sus servicios dado el costo del mismo y frente a este panorama la empresa se retiró. A partir de entonces los Consultorios Externos El Atalaya volvieron a prestar los servicios de la misma manera que lo hizo desde principios de los ´80.

                Escuela Primaria Nº 65.

                De acuerdo a los registros La Escuela Nº 65 comenzó a funcionar en su actual emplazamiento en el año 1962, pero su historia comenzó en el año 1957. El incipiente crecimiento del Bario Atalaya hacia los primeros años de la década del ´50 hacía necesaria la creación de una escuela, dadas las complicaciones que generaba a las familias mandar sus hijos a la única escuela de la zona que era la escuela Nº 15 de Isidro Casanova a más de 10 cuadras de distancia por calles sin pavimentar y con las dificultades que se generaban los días de lluvias y los siguientes a estos.

                Cuentan algunos vecinos que había un sulky que llevaba los chicos del barrio hasta la escuela 15, pero cuando se comenzó a dictar clases en la escuela 65, este traía las maestras desde Ruta 3 o desde el Ombú (L. Benzal, comunicación personal, 25 de septiembre de 2015).

                La escuela comenzó a funcionar en una casa del incipiente Barrio, ubicada en lo que hoy es la calle Caupolicán casi esquina Estocolmo; allí permanecerá hasta el año 1962 en que finalmente se trasladaron al edificio propio en que hoy se encuentra, en la esquina de las calles Lisboa y Caupolicán (ver figura n°12 y figura n°13).

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Figura n°12. Imagen del alumno Luis Benzal junto a su maestra de 3º grado en la Escuela 65 cuando aún funcionaba en el chalet de la calle Caupolicán. En la imagen sacada en el fondo de la casa, puede verse el bombeador y la pileta.

                Según las actas el año de fundación es 1957, según datos de ex alumnos 1956 (Enrique, 2011, p. 119). Las primeras directoras de la Escuela fueron las Sras. Delia Echeverría y Haydee Díaz (L. Benzal, comunicación personal, 25 de septiembre de 2015).

                Entre las primeras maestras en enseñar en el chalet de los Moros se encuentra la señorita Mary Peluffo, quien forma parte de un grupo de maestras que se desempeñaron en distintas escuelas de Casanova: Llegue a esta escuela en el año 1961 tenía a cargo primer grado, la casa que hacía de escuela recibía a seis grados divididos en las distintas dependencias de la casa(M. L. Peluffo, comunicación personal, 25 de septiembre de 2015). Entre lo narrado en la entrevista cuenta las dificultades para llegar a la escuela desde Isidro Casanova, y que para ese año había pedido el pase a esta escuela porque estaba edificando en su terreno que se encontraba a dos cuadras de la escuela (edificaban por su cuenta, el préstamo del Banco Hipotecario documentado anteriormente es posterior a este relato). El paisaje es lo que la llevó a comprar: Íbamos por la calle Lisboa y el paisaje de los árboles a ambos lados de la calle, los chalecitos recién hechos todos pintaditos, era hermoso, ahí fue que nos decidimos a comprar” (M. L. Peluffo, comunicación personal, 25 de septiembre de 2015).

                Pero el paisaje de la calle Lisboa con sus chalet era distinto al de la calle  Cisneros (actual Caupolicán), en los alrededores del chalet – escuela prácticamente no había edificaciones, como se puede observar en una fotografía del año 1961 (figura n°13).

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Figura n°13. En la imagen la Señorita Peluffo junto a sus alumnos, puede observarse al costado y

fondo de la casa la casi nula edificación del año 1961.

                La cesión del terreno para la construcción de la escuela fue acordada de manera previa al loteo del barrio, pero para llevar a cabo la misma, fue fundamental la labor desarrollada por los vecinos que participaron de las reuniones en la Sociedad de Fomento, como así también para concretar dicha construcción.

                A la colocación de la piedra fundacional de la escuela asistió el gobernador de la provincia de Buenos Aires Dr. Oscar Alende, hecho por el cual recuerda la señora Peluffo haber decorado la escuela junto a otras maestras y recibido una felicitación por parte de la Directora de la escuela, la señora Delia Echeverría (figura n°14), de quien acuerda con cariño como una persona muy buena y afectuosa.

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Figura n°14. Felicitación hecha en el cuaderno de actuación de la maestra Mary Peluffo con motivo del trabajo realizado para la inauguración del edificio de la Escuela 65.

                En 1962 la escuela comenzó a funcionar en el actual edificio y de a poco este comenzó a quedar chico para la demanda de vacantes que el barrio exigía, todavía algunas aulas eran de madera, así y todo no alcanzaban, por lo cual, cuenta Florentino Hernandez: “Conformamos una comisión de padres para la construcción de tres aulas mas sobre la calle Caupolican, hicimos rifas, Kermeses para juntar plata y se hizo” (F. Hernández, comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                Durante las décadas del ´70 y ´80, la escuela 65, era para la población no solo del barrio sino también de los barrios vecinos, una escuela muy bien catalogada y con mucha demanda de vacantes.

                A mediados de la década del ´80 comenzó a funcionar en la escuela un comedor escolar. La Sra. Sara Lujan Davini de Ridruejo fue auxiliar desde 1975 a 1985, en ese año pasó a ser la cocinera de la escuela y narra que: “La mayoría de los chicos se quedaban al comedor, teníamos que hacer dos o tres turnos para atenderlos” (comunicación personal, 24 de septiembre de 2015).

                En 1996 comenzó a aplicarse la Ley Federal de Educación y lo que antiguamente era un 1º y 2º año de la secundaria pasa a ser un 8º y 9º año por lo cual la escuela n°65 recibió a alumnos de mayor edad, y comienzan a llegar a la escuela docentes que antiguamente pertenecían al ámbito de la secundaria como los profesores de materias específicas y los preceptores. Lentamente la escuela se fue dividiendo entre los mas grandes y los más chicos que aún pertenecían a una misma escuela, y la fisonomía de la vieja 65 dejó de ser la misma. Se construyeron nuevas aulas sobre las existentes de la calle Caupolicán, se abrió una nueva entrada sobre esta calle, por lo que el ingreso de la escuela primaria se realizaba sobre la calle Lisboa, mientras que los de la secundaria lo efectuaban por esta nueva entrada; emergieron diferentes regimenes, como los de horarios de entrada y salida o los horarios de comedor y recreo (recordemos que por esos años los comedores escolares cumplian un rol fundamental dentro de las escuelas).

                En el año 2002 el 7º, 8º y 9º pasan a ser 1º, 2º y 3º y a depender de una nueva escuela dentro del mismo edificio de la misma 65, la Secundaria Básica Nº 24, que en un principio compartió directivos con la escuela primaria pero luego una docente de la Escuela Secundaria Básica, Patricia Ferron, rindió y asumió el cargo directivo de ésta. Esta Secundaria Básica que se nutría de alumnos de la primaria articulaba de manera directa con la Escuela de Educación Secundaria Nº7, del barrio San Miguel entre las cuales hay una distancia de apenas 6 cuadras.

                En el año 2015 bajo la dirección de la profesora de Historia Claudia Segretín, la Secundaria Básica Nº 24 pasó a ser secundaria pura y a denominarse Escuela de Educación Secundaria Nº148, abriendo el primer 4º año de la escuela bajo la orientación de Arte y proyecta tener la primer promoción de egresados en el año 2017.

                Asociación Vecinal 12 de Octubre y Jardín de Infantes “Periquita”.

                La Asociación Vecinal 12 de Octubre podríamos decir que tiene una prehistoria ubicada fuera de los límites del Barrio Atalaya, en un espacio social al que llamaron “La tierrita” ubicado en la esquina de la Av. Cristianía y La Paz  llamado así porque en este espacio, más bien cultural, donde la principal actividad era el baile, principalmente folklore, se bailaba sobre la tierra.

                Por ese entonces algunos de los vecinos habían ayudado en Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA) al tendido de la red eléctrica del barrio, y a la construcción de la plaza.

                Parte de las personas que formaban parte de “La Tierrita”, entre los que se encontraba Florentino Hernández (comunicación personal, 28 de septiembre de 2015) comenzaron a gestionar sobre los terrenos que se encontraban sin ocupar sobre la esquina de las calles Ramón Falcón y París, y en el año 1961 obtuvieron el visto bueno de la municipalidad para ocuparlos.

                Las ideas en relación a la forma que tomaría la entidad varió entre un club o una sociedad de fomento, pero la cercanía de la sociedad de fomento El Atalaya impedía la concreción de esta última y la necesidad de ayudar al progreso del barrio hacía que no se optara por el club, por lo cual aparece la figura de Asociación Vecinal (F. Hernández, comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                El primer presidente fue el señor Barrera, Antonio Barbas cumplió funciones de secretario, y Antonio Villar como tesorero. Entre los miembros de la comisión también figuraban el entrevistado Florentino Hernández y, más tarde, se sumaron Ramón y Lía Benzal, (estos últimos con una importante participación en la Sociedad de Fomento El Atalaya).

                La construcción de la sede se realizó a partir de lo que se pudo recuperar de “La Tierrita”. Cuenta Florentino Hernández: “Con maderas de los cajones con que se embalaban los autos, y algunas otras cosas que trajimos de La Tierrita hicimos, con el papá de Lía, una especie de Kiosco o galponcito, así empezó todo” (comunicación personal, 28 de septiembre de 2015). Esa estructura se puede observar en la figura n°15, que se incorpora.

                La terminación de la sede se hizo con la realización de bailes, kermeses, rifas asados, pero los más importantes fueron los bailes de carnaval, donde en algunas ocasiones se los denominó Carnaval Espacial o Carnaval en Altamar y todos los miembros de la comisión aparecían vestidos para la ocasión (F. Hernández, comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                En 1965 una serie de malas administraciones posteriores a la que conformaron los fundadores hicieron que la municipalidad decidiera clausurar la sede de la Asociación Vecinal 12 de Octubre. Ese mismo año, cuenta Hernández: “Me vino a buscar la señora de Antonio Barbás  porque los de la municipalidad querían reorganizar otra vez, yo no quería saber nada, pero bueno me convencieron y otra vez…” (F. Hernández, comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

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Figura n°15. Imagen de la construcción a la que hace alusión Florentino Hernández, quien aparece a la derecha de la imagen junto a su esposa, en el centro Lía y Ramón Benzal junto al secretario Barbás.

                Esta vez la actividad cultural tuvo un desarrollo más marcado y las peñas folklóricas, entre otras actividades, caracterizaron al 12 de octubre, Florentino Hernández recuerda particularmente el nombre de dos de estas peñas: “La primera llevaba el nombre de un folklorista desaparecido Roberto Abrodos y luego se formó una segunda peña que se llamó La Fortinera. Pero poco tiempo después me fui” (comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                La actividad barrial del 12 de Octubre así como de la Sociedad de Fomento el Atalaya fue y es muy importante. La Asociación Vecinal cuenta con distintas actividades deportivas y culturales y es un lugar de encuentro de vecinos de éste y otros barrios vecinos. Entre las actuales actividades se destaca el futbol infantil con varias categorías que han obtenidos campeonatos en los últimos años.

                Jardín de Infantes Periquita. El Jardín de Infantes Periquita surgió por impulso de un grupo de madres que participaba de las actividades de la Asociación Vecinal 12 de Octubre, a raíz del problema que generaba la falta de un Jardín de Infantes en el barrio, el más cercano se encontraba en el centro de Casanova y era el Jardín Nº 904 Tambor de Tacuarí.

                En 1965 junto al proceso de reinauguración de la Asociación Vecinal, luego de su clausura, se inaugura el Jardín Periquita (figura n°16), que va a funcionar en la sede del 12 de Octubre. Cuenta Hernández que el presidente de la comisión del Jardín de infantes era un militar de apellido Fabro y la madrina del Jardín era una señora de apellido Paladino que era inspectora de escuelas y jardines municipales (comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

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Figura n°16. Inauguración de uno de los primeros ciclos lectivos en el Jardín Periquita, a la izquierda Antonio Barbás, a la izquierda Lía Benzal y en el centro autoridades Municipales.

                Pero las personas que más lucharon por la construcción del Jardín Periquita fueron las señoras Lita Sosa y Lía Benzal (figura n°17), quienes junto a Antonio Barbás gestionaron ante la municipalidad de La Matanza la habilitación de este.  

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Figura n°17. Lía Benzal inaugurando un ciclo lectivo.

                Hoy el Jardín Municipal Periquita funciona en su propio edificio en la calle París 1519 entre Lartigau y La Paz, fuera de los límites del barrio.

                Plaza de los Héroes Egresados. Para finalizar este apartado, incluiremos la conformación de un espacio de sociabilidad nodal de cualquier espacio barrial: la plaza. Por su propia naturaleza, un espacio físico cargado de significantes por parte de los vecinos, servirá de nexo de ambos apartados propuestos en este artículo.

                El solar que hoy ocupa la plaza del barrio Atalaya, terreno que se encuentra entre las calles Jean Jaures, Cristianía, Ramón Falcón y París, estuvo asignado para este fin desde los primeros loteos en el año 1948. Durante este año y hasta el año 1961, el aspecto de esta era más el de un descampado que el de una plaza.

                En el año 1961 un grupo de jóvenes que formaba parte del espacio social “La tierrita” y que luego darían inicio a la Asociación Vecinal 12 de Octubre se pusieron a trabajar con el objetivo darle forma a la plaza para los vecinos del barrio.

                Entre ellos se encontraba Florentino Hernández, quien cuenta que:

Trabajamos y la plaza se inauguró el 17 de agosto de 1961, el mástil lo conseguimos por una persona que trabajaba en dependencias del ejército y lo colocamos con colaboración de los bomberos, que nos prestaron sogas para poder sostenerlo en la base. (Comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                En la inauguración hubo fiesta, festivales infantiles y un desfile de los Bomberos Voluntarios de Casanova.

                La elección del nombre de la plaza, conllevó una disputa entre quienes querían el nombre de la institución para la plaza y quienes querían llamarla Alberto Vignes, en honor al antiguo propietario de estas tierras. Finalmente triunfo el primer grupo y a la plaza se la denominó 12 de Octubre, acorde al nombre que lleva la Asociación Vecinal que esta frente a esta. (F. Hernández, comunicación personal, 28 de septiembre de 2015).

                Las mejoras en la plaza fueron muy pocas. En la década del 80 una comisión directiva de la Sociedad de Fomento El Atalaya gestionó ante los comerciantes de Cristianía la colocación de bancos en los cuales cada comercio colocaría un azulejo con la publicidad de su negocio y bancos y mesas con tableros para juego de damas o ajedrez y hasta se construyó una cancha de bochas. (J. Ridruejo, 15 de septiembre de 2015).

                Pasaron más de veinte años para volver a tener una mejora, esta vez integral: se pavimentó sus veredas y los cruces diagonales, se colocaron juegos (figura n°18), se cambió la iluminación, se colocó un bebedero, mesas y bancos cambiando en su totalidad el paisaje de la misma (Enrique, Casanova Hoy, 2011). Lamentablemente esta mejora no fue acompañada por el cuidado de los vecinos.

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Figura n°18. Vista actual de la plaza “Heróes Egresados” del barrio El Atalaya.

                El sábado 23 de octubre de 1999 fallecían en San Carlos de Bariloche cinco jóvenes de la ciudad de Isidro Casanova ahogados en las aguas del lago Perito Moreno, 4 de ellos alumnos de la Escuela de Educación Media Nº 7 y el restante coordinador del grupo y ex alumno de la misma institución, tragedia que enlutó al barrio, ya que la mayoría pertenecía a este. Un año más tarde en honor a las víctimas se rebautizó a la plaza con el nombre de Héroes Egresados.

El 23 de octubre de 2000 (un año después del hecho) se realizó un acto en homenaje por la memoria de los cinco jóvenes en el que se plantaron cinco pinos en la plaza del barrio El Atalaya y se descubrió una placa con un monumento en memoria de César, Matías, Pablo, Claudio y Gustavo. Desde ese día este espacio público pasó a llamarse “Plaza de los Héroes Egresados”. También el municipio de Bariloche realizó una placa recordatoria que fue colocada en la iglesia de la ciudad. (Enrique, Casanova Hoy, 2009).

                Con la autorización, del Honorable Concejo Deliberante, se colocó un mural en la plaza. Realizado por un familiar de Claudio Villafañe y además de recordar sus nombres y los diez años del hecho cierra con la frase: “LOS QUEREMOS Y RECORDAREMOS POR SIEMPRE (sic)” (ver figura n°19).

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Figura n°19. Monumento conmemorativo a los estudiantes que perdieran su vida trágicamente en San Carlos de Bariloche.

                Como plantea Gallastegui Vega y Galea Alarcón (2008) un barrio para poseer una entidad como tal debe poseer dos tipos de elementos: “Elementos esenciales (población, territorio y una historia particular que los identifique), y Elementos formales o de reconocimiento (referidos a los estamentos burocráticos)” (p. 100). Es en relación al primero de estos elementos el que se debería buscar una comprensión de la historia del cambio de nombre de la plaza de Atalaya, en los elementos esenciales, en la historia común que afecta a la Vecindad en sentido de Alomar (1980) población con límites más o menos definidos, habitadas por una unidad social, la vecindad, con personalidad propia. Esta trágica historia afectó a todo el barrio, a toda la vecindad, y por lo tanto, el nombre de Héroes egresados aceptado de manera automática.

Conclusiones

                Este, como todos los barrios, está atravesado de manera directa por la historia reciente, esta surge de solo ver los documentos analizados en esta breve reconstrucción histórica. En ellos se puede ver la lucha encarnizada de ideologías de las décadas de 1940 a 1970 entre peronistas y antiperonistas, los resultados directos del decreto 4161 de Pedro Eugenio Aramburu durante la Revolución Libertadora y las consecuencias sociales de las políticas pos 1955.

                Más allá de esto, el barrio el Atalaya, fue surgiendo como parte de un doble proyecto: el primero, un proyecto político, en consonancia a la doctrina peronista y su idea de Justicia social, con un estado presente,  que tenía como destinatarios a las clases trabajadoras de distintos sectores. En este análisis puede verse que la caída del gobierno de Juan Domingo Perón, significó el abandono de esta idea de Estado benefactor, presente y al servicio de los sectores sociales, dejando truncos los programas iniciados en el periodo anterior, o en este caso, quitándole parte de los beneficios que tenía en los orígenes el proyecto (costo, calidad y plazos).

                Y el segundo, es el resultado de la lucha de muchos vecinos fomentistas que dedicaron su vida a la búsqueda de una mejor calidad de vida y de un futuro prominente  para sus hijos.

                El análisis de la historia del barrio como así también de las instituciones barriales deja al descubierto en muchos casos la falta de un estado presente, que deja bajo la responsabilidad de los propios vecinos el trabajo que a ellos les compete y que por incapacidad o desidia no realiza. Ejemplo de esto es la autogestión de los vecinos en la conclusión de algunas casas de los planes de viviendas, luego de producida la Revolución Libertadora, como así también la contratación por parte de las comisiones directivas de la Sociedad de Fomento o la Asociación Vecinal para el asfalto o la instalación de alumbrado, construcción de una escuela o una plaza. Este trabajo también muestra cómo la ausencia del estado durante la década de 1970 en adelante dejó bajo la responsabilidad de las instituciones oficiales y barriales la asistencia social a través de la aparición de comedores escolares o asistencia sanitaria. También, en el paulatino abandono y desaparición de las instituciones de participación social (lo mismo que sucedió con la Sociedad de Fomento El Atalaya, aconteció con la Sociedad de Fomento de Isidro Casanova), puede verse la ausencia del Estado.

                Por último, concluir que esta investigación la podemos claramente encuadrar en la definición anteriormente citada de Roccatagliata (2001), ya que a lo largo del mismo se fueron desarrollando aspectos claramente insertos dentro de los cuatro elementos citados por el autor, el físico, constituido por las delimitaciones territoriales del barrio, el construido, que junto al organizado son los que permitieron la evolución del mismo y dieron origen al cuarto, el del hombre, que de acuerdo a lo investigado y trabajado es en este caso el fundamental, el que adquiere mayor significado e importancia para el presente trabajo.

Referencias

Alomar, G. (1980). Teoría de la ciudad. Madrid: Instituto de Estudios de Administración local.

Agostino, H. N., y Pomés, R. (2015). El partido de La Matanza y su historia. Desde el pleistoceno hasta el siglo XXI. Ramos Mejía: CLM.

Campos Bassi, V. V. (2016). Pasos anónimos. Huellas protagonistas. Historias comunitárias del Partido de La Matanza. San Justo: Estudio Pampas.

Enrique, A. (2008). Casanova la historia de un pueblo. Buenos Aires: Ed. CLIA.

Enrique, A. (20 de octubre de 2009). Casanova Hoy. Recuperado el 1 de noviembre de 2015, de diariocaasanovahoy.blogspot.com.ar

Enrique, A. (2010). Isidro Casanova; pioneros. Barrios. Instituciones. Buenos Aires: Ed. CLIA.

Enrique, A. (2011). La Matanza, Historia de sus pueblos. Buenos Aires: CEHLaM.

Enrique, A. (16 de septiembre de 2011). Casanova Hoy Digital.

Enrique, A. (2014) Isidro Casanova; Historias, relatos y otros escritos. Buenos Aires: Ed. C.H.E.

Gallastegui Vega, J., y Galea Alarcón, J. (2008). El Barrio. Buenos Aires: Lumen.

Peluffo de Witzel, E. A. (2010). Buscando Raíces, Isidro Casanova, nuestro pueblo y su gente. Buenos Aires: Centro de Estudios Históricos de Isidro Casanova, Ed. CLM.

Roccatagliata, J. (2001). Territorio y Gestión. Buenos Aires: Docencia.


[1] Algunos hablan de “Plan 25 de Mayo”.

[2] Algunos testimonios que se incluyen en este artículo, sostienen que el límite del barrio sería la calle Atenas, como así también algunos sostienen que uno de sus límites es la calle La Paz dado que allí termina la línea de construcción de chalets del plan de viviendas.

[3] La referencia dada es lo que se conoce como la casa de los Moro, lugar donde funcionó la Escuela nº 65 hasta la construcción de su edificio actual.

[4] En relación a las tierras nombradas algunos vecinos sostienen, el entrevistado incluso también, que ahí surge un barrio que se denominó La Fragata, y que inclusive ingresaba un colectivo que tenía un cartel que decía “al barrio la Fragata”.

[5] El padre del vecino entrevistado Luis Benzal trabajaba en la corporación de transporte, razón por la cual había conseguido un crédito del Plan Eva Perón a través del cual tuvo acceso a la vivienda propia.

[6] Carpeta perteneciente a Laura Ridruejo y Víctor Vassikis, quienes la cedieron gentilmente para este trabajo.

[7] En la actualidad algunos chalet construidos en aquella época mantienen en sus frentes el cartel de la firma Aconcagua que la empresa constructora les colocaba.

[8] Inmobiliaria que funcionó hasta la década del 90 en la Av. Juan Manuel de Rosas 3715 San Justo, hoy en dicho lugar funciona la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de La Matanza.

[9] Hoy en este predio funciona la fábrica Interforming S. A., de inyección de plástico y la empresa de transporte Melsur S.A.

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