Antigua Matanza. Revista de Historia Regional

ISSN 2545-8701

Junta de Estudios Históricos de La Matanza

Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, San Justo, Argentina.

Disponible en: http://antigua.unlam.edu.ar

Agostino, H. N. (diciembre de 2018). La historia reciente y las fuentes hemerográficas. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 2(4), 1-5.

Editorial

La historia reciente y las fuentes hemerográficas

Hilda Noemí Agostino

Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, Junta de Estudios Históricos de La Matanza, San Justo, Argentina.

 

La historia es una construcción que se realiza a partir de formular preguntas sobre ciertas cuestiones o al problematizar la realidad sobre la que se pretende indagar, basándonos en evidencias provenientes de ese pasado que se intenta capturar y hacer comprensible para el historiador, ubicado en un presente en el que le toca actuar. Esto nos remite a pensar, una vez más, en las fuentes sobre las que se trabaja para hacerla y en los recaudos que hay que tomar con ellas si se pretende que nuestra labor pueda ser considerada seriamente en un futuro, en el cual, quizá, nosotros ya no habitemos.

En este caso particular nuestra preocupación central son las fuentes hemerográficas y aquellas que provienen de la utilización de las nuevas tecnologías de comunicación masiva.

Desagregaremos su tratamiento para compartir nuestros pensamientos acerca de ellas.

Nuestro interés se centra en la historia argentina de los últimos años, o sea aquella que se ha dado en llamar “historia reciente”. Al intentarse su construcción aparecen como fuentes ineludibles, más allá de los documentos oficiales, que son escasos, la mayor parte de las veces, los diarios de tirada nacional, provincial y/o local, para abordar la resolución de los problemas que se plantean; así como las comunicaciones virtuales tales como las que provienen del uso de whatsapp, twitter, instagram, o facebook, por dar ejemplos. Es frecuente ver diariamente como figuras públicas del ámbito político, económico o cultural, hacen comentarios a través de esas redes que permiten acceder a su pensamiento sobre los más variados temas. Dada la rapidez con que estas comunicaciones desaparecen, lo cual dificulta contrastarlas más allá de la consulta a las citas que el propio investigador haya realizado, cabe preguntarse si debe renunciar a las posibilidades de triangulación de las ellas a la hora de usarlas para afirmar o refutar algún hecho en los informes de investigación.

Dejando ese tema solo esbozado por ahora para profundizarlo en un futuro, se quiere abordar específicamente la consulta de fuentes hemerográficas en el ámbito de la historia nacional y regional. Es en este último campo donde se intensifica aún más la necesidad de consultar dichas publicaciones periódicas.

Es de público conocimiento la existencia de un monopolio informativo que según expresó unos de sus integrantes realizó “periodismo de guerra” en un momento del país en que este conglomerado de medios sintió muy afectado en sus intereses. Nos referimos a los dichos de Julio Blanck, editor en jefe del Diario Clarín, que el 21 de julio de 2016 en una entrevista reproducida por Perfil formuló declaraciones en ese sentido explicando que tuvo que hacer cosas que no le agradaban durante los doce años de los gobiernos populares a cargo del matrimonio Kirchner - Fernández. Dijo el editor fallecido: “Hicimos periodismo de guerra. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es...” (La autocrítica de Julio Blanck sobre Clarín en la era K: "Hicimos periodismo de guerra", 21 de julio de 2016).

Esto significa lisa y llanamente que se desfigura la información (se la sesga, se la inventa, etc.), para favorecer intereses del medio. En definitiva se engaña al público lector. Cabe la pregunta ¿Se ha hecho esto solo en nuestro país? Por supuesto que no. En estos últimos tiempos su utilización se extendió a toda la región y Brasil es la más acabada demostración de sus consecuencias, porque por supuesto que las tiene y estas no son menores si se pretende vivir en una democracia. Tampoco puede desconocerse que los intereses a los que responden son supra nacionales, contando siempre estos grupos con los correspondientes agentes locales.

Como se puede comprender las inferencias pueden ser muchas y muy variadas, y por supuesto esto no puede ser olvidado si se toman artículos de diarios que pertenecen a ese monopolio mediático o al Diario La Nación que comparte esa particular mirada al hacer periodismo. Recuérdese que son muchos los medios que forman parte de este conjunto empresario y que abarcan todo el país.

Sin la vigencia plena de la Ley de medios, que reemplazaba a la norma de la dictadura que nos regía y que garantizaba la pluralidad de voces, con el monopolio sobre el papel para producir diarios en manos de Clarín y La Nación. A cuyas ediciones en papel y digitales se suma el discurso monocorde de los canales televisivos que pertenecen a las mismas firmas, no hay verdadera libertad de prensa en nuestro país y las voces disidentes a ese discurso unilateral y sesgado, son muy pocas, aunque aún existen...

Quienes buscan noticias y comparan publicaciones pueden dar cuenta de la cantidad de mentiras que se instalaron a través de los años, y verificar que esto continúa, porque una vez concluido el año 2015 se continuó con un cerco mediático favorecedor de los gobiernos de la coalición “Cambiemos”, donde con iguales características de las del periodismo ya mencionado, se ocultaron o se minimizaron medidas que atentaron contra la calidad de vida de la mayoría de los argentinos, además de perseguirse opositores de todo tipo.

Hacer historia en base a esas fuentes requiere un enorme ejercicio de discriminación de sus contenidos y verdaderas búsqueda de la verdad en cada caso. Nos viene a la mente para establecer alguna comparación, la prensa argentina que circuló con relación a la guerra de Triple Alianza, en donde la figura del líder paraguayo fue variando con el devenir del proceso bélico y de los intereses en pugna en cada etapa.

No pueden ignorarse todas estas cuestiones si se insiste en la utilización de fuentes hemerográficas, y además es un imperativo dejar explicitado el hecho, entre los que verdaderamente desean dejar pistas para la comprensión de esta época a quienes nos sucedan. El señalar lo que ocurre, ejemplificándolo, y el indicar quién es quién en el mapa de los medios de difusión de la Argentina actual, se vuelve, a nuestro juicio imprescindible. La utilización de libros de periodismo de investigación de profesionales comprometidos con la verdad, que los hay, es un recurso que puede ayudar en esta tarea.

Sin ninguna duda estos años, en que la misma ciencia histórica es prácticamente dejada de lado con aseveraciones sobre su escasa utilidad como si esto fuera su razón de ser y el poco conocimiento que del pasado nacional, tienen las máximas autoridades de la Nación nos indican que no estamos en un momento floreciente para la investigación histórica y su difusión acerca de nuestro devenir como sociedad. Nos corresponde entonces a los historiadores defender nuestra ciencia y dejar testimonio de lo que ocurre también en relación con los testimonios de época que circulan. Un intelectual debe estar comprometido con su tiempo y su país, y un historiador es un intelectual.

Referencias

La autocrítica de Julio Blanck sobre Clarín en la era K: "Hicimos periodismo de guerra". (21 de julio de 2016). Perfil. Recuperado de https://www.perfil.com/noticias/politica/la-autocritica-de-blanck-sobre-clarin-en-la-era-k-hicimos-periodismo-de-guerra-20160721-0051.phtml)

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.