Indagaciones Históricas

Despegue azucarero y consolidación del modelo agroindustrial en la provincia de Jujuy: Balance empresario y costo salarial en el Ingenio La Esperanza, 1904-1930

Sugar take off and consolidation of the agroindustrial model in the province of Jujuy: Businessman balance and salary cost at the La Esperanza sugar mill

Nicolas Hernández Aparicio 1
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Universidad Nacional de Jujuy, Centro Interdisciplinario en Tecnologías y Desarrollo Social para el Noa, San Salvador de Jujuy, Argentina

Despegue azucarero y consolidación del modelo agroindustrial en la provincia de Jujuy: Balance empresario y costo salarial en el Ingenio La Esperanza, 1904-1930

Antigua Matanza, vol. 8, núm. 1, p. 11, 2024

Universidad Nacional de La Matanza

Recepción: 26 Abril 2024

Revisado: 29 Abril 2024

Aprobación: 06 Junio 2024

Resumen: El presente trabajo busca explorar la relación entre el balance empresarial y el costo salarial de la mano de obra en el ingenio azucarero La Esperanza en la provincia de Jujuy, que constituyó, junto con Ledesma, el eje central del modelo de acumulación de capital desde finales del siglo XIX. Para este propósito, tenemos acceso a los libros de inversión y los libros diarios de la empresa, que, combinados con fuentes oficiales como los censos agrícolas e industriales de 1895, 1914 y 1935, nos permitirán construir esa relación, identificando ciclos en la relación productividad/costo salarial.

Palabras clave: ingenios azucareros, salarios, historia empresarial.

Abstract: The present work seeks to explore the relation between the businessman balance and the salary cost of labor in La Esperanza sugar mill in the province of Jujuy, which constituted, next to Ledesma, the central axis of the capital accumulation model from the end of the XIX century. For this goal, we have access to the company’s investment books and the day books, which, combined with official sources such as agricultural and industrial censuses of 1895, 1914, and 1935, will allow us to build that relationship, identifying cycles in the productivity/salary cost relationship.

Keywords: sugar mills, wages, business history.

Introducción y estado del arte

Hace ya varias décadas que la comprensión de la historia “nacional” se ha complejizado, entendiendo que la misma no podía ser ni una historia de Buenos Aires proyectada hacia el “interior”, pero tampoco una sumatoria de historias parciales, las de las provincias. La categoría de región se convirtió de ese modo en una estrategia de análisis más precisa, entendiendo que tampoco las jurisdicciones políticas podían ser observadas como un todo. Ahora, podemos coincidir con Campi (1995) quien señala que, si bien ese recurso metodológico se estructura en base a problemas y estrategias investigativas, es limitado y deja de ser operativo sin la noción de totalidad, del conjunto del cual forma parte (p. 144).

Entonces, un abordaje sobre la historia regional debe formularse acompañado de un interrogante sobre el conjunto. Ahora, este tipo de enfoque no radica en repetir la construcción de modelos marcosociales, en donde se busca la coherencia dentro de un sistema normativo. Los enfoques estructurales se han basado, entre otros factores, en la visión de un mundo integrado y regido por un sistema coherente de normas, que pesan directamente y sin ambigüedad sobre todas las acciones sociales (Rosental, 2015, p. 171).

El objeto de este artículo no es estudiar la parte de un “todo”, como si se tratara de casos o ejemplos de un modelo. Pero tampoco busca multiplicar los cientos de monografías existentes, en donde el microrrelato pierde la conexión con lo general. Lo local adquiere formulación como estrategia metodológica y praxis historiográfica (Andújar y Lichtmajer, 2019, p. 13). Sin embargo, al decir de Marx, “habría que reemprender el viaje de retorno”, ya no como la representación caótica de un conjunto, sino de una rica totalidad con múltiples determinaciones y relaciones (Marx, 2016, p. 21).

El despegue de la agroindustria azucarera en la provincia de Jujuy a finales del siglo XIX puede ser visto entonces en un doble aspecto. Por un lado, provocó profundos cambios, convirtiendo a la región de los Valles Subtropicales en el epicentro de la actividad económica y, por momentos, en la más rica, dinámica y poblada (Teruel et al., 2006). Por otro lado, en el marco del desarrollo del modelo primario-exportador, el arribo del ferrocarril a la provincia de Tucumán en 1876, que ligó al Litoral con el norte argentino, atrajo la inversión de capitales y el crédito oficial. Estos elementos conformaron la modernización azucarera, manifiesta primariamente en la extensión del área plantada con caña, el crecimiento de la producción, el aumento del número de plantadores y la capitalización y tecnificación de esa industria (Girbal Blacha, 1993, pp. 19-20).

Siendo Jujuy un territorio con diversidad regional (se compone de cuatro regiones: Valles Centrales, Valles Subtropicales, Quebrada de Humahuaca y Puna), la historiografía económica puso su atención sobre todo en la que gravitó la industria azucarera, por haber constituido el epicentro de la integración al mercado nacional desde finales del siglo XIX, en paralelo al declive de la antigua economía colonial centrada en la circulación comercial hacia los centros mineros del espacio económico peruano (Conti, 1993).

La primera hacienda azucarera en modernizarse fue Ledesma, a cargo de la sociedad Ovejero y Zerda, quienes en 1876 contrataron a Roger Leach, de origen inglés, para instalar las máquinas adquiridas en Gran Bretaña. El ingenio La Esperanza, fundado en la hacienda San Pedro, inició su modernización cuando era propietaria la familia Araoz, salteña, desde 1844. En 1882, conformaron una sociedad junto al mencionado Leach, quien lo arrendaría hasta 1888, dando origen a la compañía Araoz & Leach. El peso del inglés y sus hermanos se tradujo en la firma Leach Hnos. (1893), la misma en que 1912 se constituyó en Leach’s Argentine Limited Company (Teruel et al., 2006, pp. 448-449).

Las características naturales de la porción situada más al oriente de la provincia dotaron a la zona de condiciones óptimas para la actividad agropecuaria y forestal. Los departamentos ubicados en esa región (Valle Grande, Ledesma, San Pedro y Santa Bárbara), participan de un ambiente natural denominado selva tucumano-boliviana o yungas. La proximidad con el Chaco le dio a la región, en tiempos coloniales y durante buena parte del siglo XIX, el carácter de frontera con los pueblos indígenas. La instalación de los ingenios introdujo rasgos específicos del modelo de “plantación” existente en otras partes de América, a la vez que el desarrollo azucarero produjo modificaciones que trascendieron al ámbito comarcal (Teruel et al., 2006, p. 438).

La administración y funcionamiento de estos se organizó en torno a los lotes. Estos eran unidades productivas en que se fraccionaban los campos para racionalizar la producción; en un comienzo funcionaron bajo un control directo y centralizado, pero luego fueron delegados a contratistas y consignatarios, que oficiaban como intermediarios (Teruel et al., 2006, p. 449). Ante la inexistencia de un mapa específico sobre el Ingenio La Esperanza y sus lotes, hemos construido la figura 1, en donde se puede delimitar la zona de establecimiento de la fábrica en el departamento San Pedro, y los lotes. Hay que destacar que no todos funcionaron siempre. Entre 1893 y 1904, en el mismo departamento se incorporaron la Hacienda de San Pedro, San José del Bordo, Pampa Redonda y finca Urbana (Teruel, 2005, 211). Moralito y Urbana fueron compradas en 1899 más dos lotes en Santa Bárbara en 1896, que no hemos podido aun ubicar geográficamente, pero identificados como El Quemadito y Lecheronal (Provincia de Jujuy, 1895-1904). Por otro lado, en el mismo pueblo de San Pedro, se agregarían los lotes 3 al 12 (nótese que en el poblado tenían una identificación numérica y no con nomenclatura), entre 1895 y 1904 (Provincia de Jujuy, 1895-1904). Acheral y Saladillo se adquirían con la conformación de la sociedad anónima en 1912 (Leach’ Estates Company, 1912) mientras que El Quemado, sería anexado en 1925 (Leach’s Estates Company, 1925). Un estudio en detalle de las formas de transacción de estas propiedades es aún una materia pendiente.

Figura 1

Ubicación del Ingenio La Esperanza en el departamento San Pedro y demarcación de sus lotes.

Ubicación del Ingenio La Esperanza en el departamento San Pedro y demarcación de sus lotes
Figura 1
Ubicación del Ingenio La Esperanza en el departamento San Pedro y demarcación de sus lotes
Realizado por el autor.

La producción historiográfica existente sobre el tema, puede clasificarse en torno a los siguientes ejes: el problema que más atrajo la atención fue el mundo laboral de la actividad azucarera, las condiciones y los mercados de trabajo así como los mecanismos de captación de la mano de obra, existiendo literatura al respecto ya desde principios del siglo XX (Bialet Massé, 1985 [1904]; Nikilson, 1917), las investigaciones sobre este tópico se desarrollaron fuertemente entre finales de la década de 1980 y la del 2000 (Campi y Lagos, 1995; Fleitas y Teruel, 2004; Iñigo Carrera, 1992; Lagos, 1992; Lagos, 1995; Lagos, 2005; Rutledge, 1987; Santamaría, 1986; Teruel, 1993).

Un segundo eje abordado ha sido el modelo productivo azucarero implementado en Jujuy, en comparación a otros, y sus derivaciones en el proceso de crecimiento económico y desarrollo provincial (Bolsi y Pucci, 1997; Bunge, 1922; Campi, 1995; Campi, 2000; Guy, 1992; Rutledge, 1987; Stumpo, 1992). Conectada con esta problemática, se han indagado las relaciones entre la estructura latifundista de la propiedad de las tierras y las empresas azucareras en Jujuy, pesquisa mayormente centrada en el Ingenio Ledesma de la localidad homónima (Lagos, 1993; Lagos y Teruel, 1991; Teruel, 2005; Teruel et al., 2006). Otro tópico con aportes substanciales se refiere a la cuestión de las elites azucareras en vinculación a la política provincial y nacional (Fleitas, 1993, 1997; Girbal Blacha, 1993). Por último, existen trabajos de síntesis sobre el desarrollo agro-azucarero de Jujuy y el NOA, que abordan diversas temáticas y sirven como referenciales de la cuestión (Campi et al., 2017). En ese marco, se reconoce que el modelo de desarrollo económico-social de la provincia se estructuró en torno al “ingenio-plantación”. Unidades productivas que aunaban dos factores: la producción autosuficiente de la materia prima en tierras propias del ingenio con la propiedad de la fábrica que las procesaba. Los capitales se destinaron no solo a la tecnificación de las plantas fabriles sino también a la adquisición de propiedades, fundamentalmente en torno al núcleo que conformaba el ingenio.

Como señala Campi (2020), la actividad azucarera argentina se desarrolló al impulso de la demanda del mercado doméstico, como fueron los casos de Morelos en México, y de San Pablo, en Brasil. Pero para los productores argentinos, el mercado de consumo más importante estaba situado a una distancia de los epicentros productivos que superaba holgadamente los 1000 kilómetros para la industria tucumana, y casi 1500 para la jujeña. Esto no solo exigía la inversión en tierras para la producción, sino también la construcción de una infraestructura ferroviaria.

En la historia económica de Jujuy, contamos por primera vez con el acceso directo al repositorio documental del Ingenio La Esperanza, por lo que las líneas de trabajo se han visto ampliadas gracias a fuentes antes totalmente vedadas. En esta investigación nos proponemos entonces realizar un cruce entre el comportamiento del balance empresario y la evolución salarial de los peones azucareros. Un tópico central de las indagaciones previas ha sido que, al perfilarse la región subtropical como el epicentro de la integración al mercado nacional, la demanda de trabajadores, debido a la escasez poblacional, se satisfizo con indígenas chaqueños, que constituyeron braceros temporarios fundamentales hasta la década de 1930 (Teruel, 1995, p. 122). La formación del mercado de trabajo combinó entonces el uso de la coacción con incentivos monetarios, asumiendo distintas formas, en base a la resistencia de los trabajadores, la evolución de la oferta y las percepciones de la clase dominante sobre la mayor eficiencia (Campi, 1995, p. 164).

Bajo estas premisas, buscaremos entonces identificar ciclos y coyunturas en el balance empresario, combinado con los saltos de productividad y la evolución del salario real del peón azucarero; logrando así dar cuenta de la relación productividad/costo salarial.

La problemática salarial en la historiografía económica

El estudio de los salarios por la ciencia histórica no es una problemática reciente, sino que cuenta ya con una rica tradición. El mismo ha estado íntimamente relacionado con las preocupaciones por el “nivel de vida”. Iniciado hacia 1926 por Clapham en la historia de la industrialización británica, sus orígenes pueden situarse más atrás en la segunda mitad del siglo XIX cuando Marx, Engels, Disraeli o Stuart Mill denunciaron el deterioro de la clase obrera británica, a la vez que Ure, Chadwic o Porter sostuvieron lo contrario. El mérito de Clapham fue presentar una relación de salarios reales entre 1790 y 1850, tratando así de superar los posibles juicios de valor y los datos fragmentarios esgrimidos hasta entonces por pesimistas y optimistas. La serie indicaba que el poder adquisitivo del obrero industrial medio había aumentado un 60%. Su trabajo fue contestado luego por Hammond, que le reprochó confundir aumento del bienestar con ligero incremento del consumo de alimentos y ropa, ignorando la destrucción de la calidad de vida que supuso el sistema fabril (Escudero, 2002, p. 17).

Aunque la polémica continuó durante la década de 1950 y 1960, enfrentando a los optimistas Asthon y Hartwell, contra Hobsbawm y Thompson, los tópicos se centraron ahora en el descenso de la mortalidad e incremento del poder adquisitivo, contra cifras que mostraban el pauperismo, desempleo y cifras de consumo. Thompson sumó a esto elementos como la morbilidad, ruptura de modos de vida tradicionales, falta de derechos sindicales y políticos. La última fase se desarrollaría en los años de 1980 y 1990, nuevamente con la misma disyuntiva (Escudero, 2002, p. 18).

En el caso argentino, una primera preocupación historiográfica sobre la temática se vio reflejada en la serie de trabajos reunidos por Jorge Gelman (2011). Si bien el eje central fue marcar los problemas de la divergencia y convergencia entre los espacios coloniales disueltos con la crisis de 1810, una segunda parte se ocupó de la desigualdad social. Allí, Fandos y Parolo (2011) se ocuparon de las provincias de Tucumán y Jujuy, pero tomaron como indicador de riqueza a la propiedad territorial, analizada a través de los padrones y catastros de contribución territorial (p. 337). En un segundo momento de aquella investigación colectiva, se propuso trabajar ya directamente sobre los ejes salarios y precios. Para ello, se revisó la metodología pionera de Robert Allen, quién elaboró una canasta de consumo de los peones de albañil ingleses en la etapa de la revolución industrial mediante un índice de bienestar (Santilli, 2020, p. 14).

En ese marco, nuevamente Fandos (2020) ha realizado un acercamiento construyendo canastas de consumo a partir del racionamiento hecho a los universos militares y fuerzas de seguridad de la primera mitad del siglo XIX. Para esto ha trabajado los comprobantes mensuales del Ministerio de Hacienda, entre 1826 y 1865, analizando las raciones y fluctuaciones de precios comparados con los patrones de consumo, aunque no constituye explícitamente un análisis de salario.

Para la cuestión azucarera, podemos citar los aportes de Kindgard. A partir de los estudios del Departamento Provincial de Trabajo, da cuenta de los precios de los artículos de consumo básico hacia 1934, lo cual, sugiere la autora, podría brindar una idea aproximada del salario real. A partir de allí, realizó una reconstrucción de los salarios nominales entre 1948 y 1949, contraponiéndolos con los artículos de primera necesidad para los mismos períodos (Kindgard, 2019). Sin embargo, este tipo de estudio no ha sido realizado para las primeras tres décadas del siglo XX.

Allí nos parece central rescatar los aportes de Campi y Correa Deza. En una ponencia se cuestionan el hecho de que las representaciones de los trabajadores azucareros tucumanos relatan un panorama sombrío hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, esas descripciones tomaron como fuente visiones impresionistas con un débil sustento cuantitativo, de allí que el trabajo se propone reconstruir la evolución del salario real del peón azucarero para aproximarse a las condiciones de vida. El período seleccionado, 1881-1893 y 1904-1927, responde a dos hitos de la historia azucarera de esa provincia, el despegue azucarero, y el segundo, asociado dos momentos de la lucha social (Campi y Correa Deza, 2009).

Por lo tanto, en el apartado metodológico recurrimos a lo que se conoce para otras provincias, como Tucumán, a fines de establecer puntos de diálogo y algunos elementos que serán utilizados en esta investigación.

Metodología, fuentes y aspectos conceptuales

En este trabajo utilizaremos fuentes hasta ahora inexploradas por la historia económica de Jujuy. La venta del Ingenio La Esperanza en 2018 al grupo tucumano Budeguer, implicó, entre otras consecuencias sociales, que el repositorio documental de la empresa quedara bajo custodia de la Universidad Nacional de Jujuy. En el proceso de revisión y clasificación, nos encontramos con la existencia de los denominados Book accounts, o Libros de cuentas, que constituyen esquemáticos balances sobre los rubros de inversión y capital total. Estos se encuentran disponibles desde 1912, año de conformación de la sociedad anónima, por lo que podemos extendernos hasta la primera crisis del modelo de acumulación azucarero, en 1930.

La información obtenida de estos libros será tratada de dos formas. En primer lugar, nos interesa adentrarnos en la evolución del patrimonio neto, cotejando la relación ganancias/pérdidas. Las fuentes nos permiten inferir activos y pasivos. El activo lo calcularemos mediante las expensas de la compañía, que constituían las utilidades y dividendos girados hacia la casa matriz de Londres, sumado al capital anual y el saldo resultante de la relación ganancias y pérdidas, que ya se encuentra asentado de esa forma en la fuente. El pasivo, se calculará a partir de la resta del capital anual con la cantidad a cancelar menos el saldo deudor.

Este cálculo del patrimonio necesariamente debe cruzarse con las fases de la producción azucarera. Aquí las fuentes se encuentran incompletas, por lo que debemos recurrir a otras estadísticas. Por un lado, la recopilación realizada por el Consejo Federal de Inversiones (1986), nos permite cubrir el arco temporal 1920-1930, mientras que en los años previos fueron tomados de la reconstrucción realizada en Teruel (2005), quien, a partir de los juicios de deslindes y el catastro de propiedad territorial de Jujuy, construyó series desde 1888, aunque las mismas no se encuentran año por año.

Finalmente, para el abordaje del costo salarial, disponemos de los Libros de Jornales. Existentes a partir de 1904, nos permiten cubrir de manera interrumpida hasta casi los finales de la década de 1920. Especificamos anteriormente que la historiografía destacó que las retribuciones salariales implicaban aspectos no monetarios. Consideramos que esto se corresponde con el período embrionario de la reproducción ampliada del capital. Por la misma entendemos el proceso de acumulación, en donde la finalidad es el aumento de plusvalía para fines productivos y no para el consumo personal del capitalista ni la tesaurización (Luxemburgo, 2007, p. 37). En ese proceso, sin embargo, se distinguen épocas históricas y que no responden a un esquematismo lineal. Tal como analizara Marx (1971), el capital en tanto relación subsume el trabajo vivo, primero de manera formal, y luego real. El primer proceso implica situaciones en la cual el capital ya existe desempeñando funciones subordinadas, pero no aún en su función dominante, determinante de la forma social general (p 58).

Siendo esto así, los datos obtenidos se refieren a retribuciones por día, mes o tareas. En el primer caso no se presentan mayores problemas metodológicos, ya que se trataba de una paga por una jornada de sol a sol. En el caso de los jornales diarios, los mismos figuran en la fuente con diversa con diversa cantidad de días por trabajador. A fines de emparejar los datos y construir una serie, seguimos las proposiciones de Campi (2004) de multiplicar el jornal por 25 (en este caso lo haremos por 30), que es el máximo número posible de días que se trabajaba mensualmente en los ingenios. Ese cálculo, nos brinda el salario nominal mensual.

Seguidamente, para obtener una estimación más realista, corresponde sumar al salario monetario el valor de la ración alimentaria (su componente natural), que la historiografía azucarera ha estimado como representativa del 50% del salario del peón (Campi, 2004). Ahora bien, al tratarse de una serie larga, es necesario deflactar los valores, para obtener el salario real, el cual será llevado a precios corrientes de 1927, por constituir el año final de la serie. La deflación se realizó sobre el salario nominal y el salario en ración, ya que ambos están expresados en unidades monetarias. En relación con el deflactor, recurrimos a las series elaboradas por Osvaldo Ferreres (2005), tomando los índices de precios al consumidor construido para esas décadas.

Una vez calculado ese salario real, el salario en ración es obtenido mediante su valor también multiplicado por 30 días de trabajo (vale aclarar que en ambos casos elegimos como muestra representativa al peón que evidenció mayor regularidad en la asistencia laboral, media que oscilaba entre los 15 y 30 días totales). Con estos dos resultados, procedimos a sumarlos, obteniendo así el salario global (Campi, 2004), que implica considerar el componente en ración, evitando el sesgo que se obtendría sólo a partir del componente monetario.

A fin de conocer la cantidad de trabajadores y su relación con la masa salarial, los datos pueden obtenerse del Censo nacional de 1914 y el Censo Industrial de 1935. Si bien no desagregan los números por ingenio, sino la totalidad del sector azucarero en la provincia (3 ingenios), puede ser una aproximación. Junto a la cantidad abonada por trabajador, podremos tener una aproximación a la tasa de ganancia de Leach’s Estates Company. Para esto, cruzaremos los datos del patrimonio neto con el salario global.

Producción azucarera y balance empresarial

Desde mediados del siglo XIX, algunos establecimientos de origen colonial se transformaron en modernos ingenios, atravesando una etapa de despegue industrial. Las innovaciones activaron la fabricación de azúcar, registrándose el salto adelante en la década de 1870 por la confluencia de varios factores: aplicación de nuevas tecnologías, inversiones de sociedades anónimas como principales formas empresariales, el transporte a través del ferrocarril y políticas que protegieron al mercado interno (Fandos y Hernández Aparicio, en prensa).

El cambio tecnológico estuvo pautado por la sustitución de los coloniales trapiches de madera por los de hierro, la paulatina introducción de fuerza hidráulica o de vapor en la tracción de los trapiches que antes se hacía con bueyes o mulas, mejoras en el proceso de cocción, evaporación y cristalización del azúcar con uso de filtros, el proceso de calentamiento a vapor y empleo de centrífugas. La línea del Ferrocarril Central Norte, de propiedad estatal, que arribó a Tucumán en 1876 facilitó el transporte de esta maquinaria importada principalmente de Inglaterra. El servicio ferroviario a las puertas de los ingenios jujeños se plasmó con el ramal de Perico a Embarcación, llegando al Ingenio Ledesma en 1904, y a La Esperanza mediante la Ley n ° 4064 que habilitó la estación de San Pedro, a su vez que construyó un desvío ferroviario que llegaba a las puertas del complejo (Sierra e Iglesias, 1998, p. 167).

Estas circunstancias, combinadas con la política arancelaria, constituyeron algunos aspectos decisivos en el despegue azucarero. Las producciones pampeanas recibieron estímulos en tanto fueron las principales beneficiarias de la inversión pública, potenciando su destino agroexportador. Como ya remarcamos, para la industria azucarera era imposible fundar su desarrollo en la demanda externa, puesto que sus costos de producción eran superiores a la media internacional. La única posibilidad era asegurar un corpus legal proteccionista que sirviera como barrera eficiente a la competencia extranjera (Bravo, 2008, p. 64).

Hasta 1877 la industria se desarrolló sin ningún tipo de protección arancelaria. El papel central del comercio exterior en el financiamiento del Estado argentino desalentaba cualquiera arancel que redujera el flujo. Sin embargo, la capital de Buenos Aires estaba vedada para los azucareros del norte, ya que no se disponía de la tecnología adecuada para la refinación del azúcar (Bravo, 2008, p. 66). A esto debían sumarse los problemas de la balanza de pagos. Si la administración del presidente Nicolás Avellaneda (1876-1880) se caracterizó por la reducción del gasto estatal por las dificultades del tipo de cambio, esto se debía a que el sistema de patrón oro estricto implicaba la reducción de la base monetaria en el momento que las cuentas externas mostraban un signo negativo. El agotamiento de las reservas en 1876 no dejó otra salida que la suspensión de la convertibilidad entre el peso y el oro (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 55).

Para el azúcar, esto se tornó positivo, ya que la protección se elevó en un 15%. Durante la década de 1880, la expulsión de los azúcares extranjeros del mercado doméstico concientizó a los industriales acerca de que el dominio del mercado interno solo podía concretarse elevando la productividad y fabricando azúcar refinada. Sin embargo, el deterioro del papel moneda encareció el consumo y por primera vez, se revirtió el saldo migratorio, aumentó el peso del servicio de deuda externa y la salida de oro, colocando al país al borde de la cesación de pagos. En 1890, el presidente Carlos Pellegrini adoptó una serie de medidas destinadas a sortear esta crisis. En lo sucesivo, los derechos arancelarios debían ser pagados en oro o su equivalente en papel moneda (una medida destinada a evitar la erosión de reservas metálicas deberíamos agregar), según el tipo de cambio fijado por el Ministerio de Hacienda (Bravo, 2008, pp. 70-71).

Una solución específica para el sector azucarero llegaría en 1897, bajo la gobernación de Lucas Córdoba en Tucumán. A través de una serie de maniobras en el Congreso Nacional, logró que el sector cañero apoyara la medida y firmaran un petitorio junto a los industriales, logrando la ley de subsidio a las exportaciones. Sin embargo, no fue suficiente, y la fase crítica se acentuó con la disminución de la superficie cultivada y el cierre de ingenios en Tucumán. En 1902, esta jurisdicción elevó la ley provincial azucarera, fijando un límite de 71.500 toneladas a la producción, pagando un impuesto de 1/2 ctvs. por kilo, y 40 ctvs. si excedía ese tope. Lo recaudado se utilizaría para indemnizar a los plantadores que destruyeran caña (Bravo, 1993, p. 113).

En ese contexto, la década que va de 1910 a 1920 es la que marca el inicio de la competencia de los ingenios jujeños con los tucumanos. El área cultivada en Jujuy pasó de 3200 has. en 1910 a 10.900 en 1915, para consolidarse en 10.000 para 1920. Estas cifras demuestran que mientras los rendimientos en Tucumán estaban estancados, las empresas de Jujuy no solo aumentaban la superficie cultivada, sino que obtenían un rendimiento cada vez mayor por hectárea (Lagos, 1993, p. 26).

Si observamos la figura 2, hasta 1913 se produjo un pico importante en la producción azucarera jujeña, y esto se vinculaba a los ciclos de la agroindustria tucumana. Las cosechas de 1913 y 1914 habían arrojado tan altos rendimientos que se incrementaron los azúcares acumulados en depósitos, ya que un nuevo período de sobreoferta presionaría a la baja el precio. Se esperaba que la situación mejorara para 1915, pero el ataque de la plaga del mosaico a los cañaverales afectó el crecimiento de las plantas y las variedades de cepas (Moyano, 2011, p. 137). Esto potenció la madurez y expansión del complejo azucarero jujeño durante la década de 1910. En la carrera quedaron varias haciendas de origen colonial, frenadas en la capacidad de asociación a otros accionistas, en la acumulación originaria y en las posibilidades de inversión tecnológica. Con tres sociedades anónimas, Ledesma Sugar Estates and Refining Company, Leach’s Argentine Estates Limited y La Mendieta, consolidaron el complejo productivo del ingenio plantación (Fandos y Hernández Aparicio, en prensa).

Evolución de la producción azucarera de Jujuy, 1888-1930
Figura 2
Evolución de la producción azucarera de Jujuy, 1888-1930

Nota: Elaboración propia sobre anexo n°1.

Si estas fases de la producción azucarera, que, entre 1922 y 1926 alcanzaron su pico más importante, las relaciones con la evolución del balance empresarial, podremos obtener respuestas sobre las fases de acumulación de la empresa (tabla 1). La tabla 1 nos brinda información diversa. La primera columna es el capital accionario anual de la empresa, el que, como podemos ver, hasta 1920 evidenció una evolución positiva, decayendo para 1921, con una contracción constante que no revertiría la tendencia hasta 1925. Estudios precedentes han destacado que, a grandes rasgos, podemos distinguir dos grandes etapas en el despegue azucarero. La primera, abarca desde 1870 cuando se producen las primeras innovaciones tecnológicas, se pusieron en funcionamiento las primeras instalaciones fabriles y se levantaron las primeras cosechas de buen rendimiento; hasta mediados de la década de 1910, cuando se encontraron en condiciones de competir en el mercado nacional. La segunda etapa, de 1915 a 1930, fue de inserción y consolidación nacional, al ser una época de gran auge y expansión, cerrándose con la crisis de 1930 (Lagos, 1993, p. 113).

Tabla 1
Balance interno de Leach’s Estates Company, 1912-1930. Base 100= 1930
AñoCapital AnualAcciones invertidasRubro de inversiónExistencias de azúcar a precioSaldo deudor
Ganancias y pérdidasExpensas p/compañíaDinero en bancoPropiedades compradas, rotación, fábricaGastos de desarrollo finca San LorenzoPréstamos al gobierno de JujuyExpensas preliminaresCantidad canceladaAnimales, herramientas y plantas
191273091652378624678-122,12-122-122,119-122,12-122,11-122,12-122,12-0,0082
1913180511714611009342111454577395-122,11968425,949990,8863073,88186000,9154762,0
191421388531344350473031238523-122-122,1273126,88-122,1271397,88205885,9313585,0
191525977301101010672231777234-122-122,1193951,88-122,1266319,88229374,9243582,0
191624306451043060656941797368-122-122,119-122,12-122,1266481,8855280,9231134,0
191726137682136572468870291813372-122-122,12-122,12-122,1262243,8857837,9243193,0
191830031612782133276914121832844-122-122,12-122,12-122,1277107,8829052,9196344,0
191929953352619475037874761853582-122-122,12-122,12-122,1284604,8876942,9238711,0
1920301878217183657431377201895013-122-122,12-122,129987895923,26191333,9297147,0
19212949088816054042709131994541-122-122,12-122,12-122,12111455,985410,9387885,0
19222891389855933143732092028620-122-122,12-122,12-122,12116180,8844600,9353648,0
192327083962388413460715362030178-122-122,12-122,12-122,12112198,8819362,9235777,0
192427430402571133597717352033192-122-122,12-122,12-122,12109430,8841808,9243188,0
192528846382446443962795262069786-12241333,9-122,12-122,12107994,945289,9268849,0
19262971701896723985930012091642-12250789,9-122,12-122,1297861,88223818,9158573,0
19273044002880323589717932090775-12244051,9-122,12-122,1291952,88336005,9167238,0
192830759561163313680211952087115-12250075,9-122,12-122,1289526,88423061,9168948,0
19292989677903093519509032071010-12241340,9-122,12-122,1285695,88368043,9145874,0
193029970181083913768816982068846-12250735,9-122,12-122,1283553,88308224,9181963,0
Nota Realizada por el autor con base en Leach's Argentine Estates Limited, 1908-1938. Los valores fueron deflactados acorde al Índice de Precios de Mercado (IPM) construidos por Ferreres (2005), llevados a precios de 1930.

Otro motivo que debemos destacar, y que profundizaremos al analizar las características de la fuerza de trabajo en relación con la evolución del salario, es que los años veinte del siglo XX marcaron la transición que finalizó con la preponderancia de la mano de obra criolla, el campesino puneño y el inmigrante boliviano. La competencia iniciada por las colonias algodoneras del Chaco implicó que, en 1924, este Territorio Nacional prohibiera la salida de comunidades hacia otras provincias con fines laborales (Lagos, 2005, p. 322). Esto ocasionó dos cosas, una ya analizada por la historiografía, el giro hacia el oeste en la captación de trabajadores temporarios, principalmente hacia La Rioja y Catamarca (Lagos, 2005, p. 324). La segunda, fue la profundización de la inversión en medios de producción intensivos.

Para responder a este interrogante, proponemos reconstruir las variaciones del patrimonio neto. El mismo se construye por la relación entre las variables activos y pasivos: la primera, abarca, en este caso particular, el capital accionario de la empresa, más las expensas de la compañía, el dinero en banco, los préstamos otorgados al gobierno de Jujuy (ya que el mismo implicaba un saldo a devolver a la firma), y el saldo resultante de la relación ganancias/pérdidas, que ya se encuentra volcado como tal en el registro. Las segundas eran las utilidades y dividendos girados a la casa matriz de Londres, mientras que el dinero en banco constituía activos depositados en la cuenta corriente de diversos bancos (Banco Español del Río de La Plata el más importante entre todos estos). Las variables pasivas, las obtendremos de las cantidades canceladas, que constituían deudas, el saldo deudor, el pago de expensas, y la compra de animales y herramientas para reponer lo gastado.

Variación de activos y pasivos de Leach’s Estates Company (1912-1930)
Figura 3
Variación de activos y pasivos de Leach’s Estates Company (1912-1930)
Nota: Elaboración propia sobre tabla 1.

Como podemos observar en la figura 3, entre 1912 y 1915 los activos tendieron a aumentar un 97%, cayendo un -6,28% para 1916. Un aspecto interesante para reconstruir en este caso es el importante rol que tuvieron los bancos en la subvención de los ingenios, un aspecto escasamente explorado en la historia económica de Jujuy, del que no podemos ocuparnos específicamente en este trabajo, pero que es necesario analizar al menos superficialmente. La historiografía azucarera, especialmente Sánchez Román (2005), ha apuntado que las reformas financieras del país coincidieron con la aceleración de la transformación azucarera. El incremento de la actividad bancaria y la diversificación de los instrumentos de crédito disponibles fueron esenciales durante la década de 1880. Los principales beneficiarios en Tucumán fueron los ingenios. Los cañeros independientes o los colonos obtenían crédito generalmente a través de sus propietarios, que cobraban un 12% anual. Esta situación, destaca el autor, no fue exclusiva de Tucumán, sino también de otras regiones azucareras con dificultades para construir sus mercados de capitales (p. 161).

En lo que conocemos de la historia bancaria de Jujuy, para la década de 1890 existían tres bancos en la provincia, pero ninguno era casa central, todos sucursales. Por otro lado, era la única que no había constituido su banco a través de la Ley de Bancos Garantidos[2]. A pesar de los beneficios obtenidos en la provincia por el establecimiento de la sucursal del Banco Nacional, la carencia de capitales era notoria y muy insuficientes para satisfacer las necesidades de crédito (Fandos et al., 2018).

Si bien no contamos con datos desagregados para todos los años, podemos reconstruir algunos depósitos en distintos bancos de la década de 1920, en los cuáles se repartían los activos de Leach’s Estates Company, y que permiten calcular con mayor precisión la relación ganancia/pérdida, que obtuvimos de la tabla n°1 (figuras 4 y 5).

Depósitos en el Banco Español del Río de La Plata, 1922-1924.
Figura 4
Depósitos en el Banco Español del Río de La Plata, 1922-1924.
Elaboración propia sobre Leach’s Estates Company (1921-1927).

Depósitos en el Banco de Londres, 1922-1925.
Figura 5
Depósitos en el Banco de Londres, 1922-1925.
Elaboración propia sobre Leach’s Estates Company (1921-1927)

Nota: Elaboración propia sobre Leach’s Estates Company (1921-1927).

Los datos disponibles por el momento nos muestran que, hacia finales de 1923, las remisiones de utilidades al Banco de Londres constituían el principal depósito bancario de Leach’s Estates Company. Si tenemos en cuenta la situación de escasez de capitales de los propios bancos provinciales, que destacamos anteriormente, puede comprenderse con mayor amplitud el volumen de haberes girados a la city londinense. Como han señalado Constant y Armas (2012), el capital con el que contaban los Leach les permitió trabajar financieramente con el Banco de Londres y del Río de la Plata, que los consideraba la principal compañía con la que podía operar su sucursal de la provincia de Tucumán.

A partir de enero de 1924, lo que podemos detectar en la figura 4, es que la remisión de utilidades disminuye, al prácticamente contraerse los haberes depositados en el Banco de Londres. Si tenemos en cuenta los datos de la figura 1, justamente desde 1923 la producción azucarera provincial experimentó un auge que no se detendría hasta 1927, en donde sufriría una recesión de dos años, para recuperar sus niveles en 1929. Sin embargo, la menor remisión no debe leerse como un sinónimo de crisis de la compañía, sino más bien a partir de la intensificación de la inversión en capital constante, y una mayor organicidad del capital.

Podemos obtener una mayor precisión si observamos estos datos en términos relativos al sostenimiento de los recursos de la provincia de Jujuy (figura 6).

Recursos procedentes de la actividad azucarera en la provincia de Jujuy, 1886-1930 (en miles de pesos)
Figura 6
Recursos procedentes de la actividad azucarera en la provincia de Jujuy, 1886-1930 (en miles de pesos)
Elaboración propia sobre anexo n°2

Como ha investigado Bernasconi (2018), el comportamiento positivo del sector azucarero derivó en la generación de nuevos gravámenes aplicados a la actividad. En 1899, se creó el impuesto al azúcar que se sumó a otros ya existentes. Del mismo modo, en 1901, para hacer frente a la disminución del subsidio nacional que dejó a la provincia en un profundo déficit, se dictó el decreto del 7 de marzo, incrementando el valor de este mismo impuesto a 1 centavo por kilo, cuando la Legislatura lo fijara inicialmente en ¾ centavos.

Ahora bien, si observamos la figura 7 (el detalle en el anexo n°4), podemos ver que la recaudación sobre el sector azucarero terminó “compensándose” con el inicio de la serie de préstamos otorgados por las compañías para cubrir el creciente déficit fiscal del Estado provincial jujeño. La década de 1920 se caracterizó en Jujuy por el inicio o continuidad de obras para “modernizar” ciertos aspectos de la realidad social. El Jujuy de entonces era todavía, en muchos aspectos, rural. Y en los departamentos más poblados, San Pedro (donde se ubicaba La Esperanza), Capital y Ledesma, se imponía la necesidad de concretar obras públicas de especial importancia. Sin embargo, en el caso que nos interesa, el gobierno debió recurrir a la ayuda de la compañía Leach para concretar esos trabajos (Fleitas y Kindgard, 2006, p. 192).

Préstamos de Leach’s Estates Company al Gobierno de Jujuy y recaudación impositiva sobre el sector azucarero. Valores expresados en miles de pesos.
Figura 7
Préstamos de Leach’s Estates Company al Gobierno de Jujuy y recaudación impositiva sobre el sector azucarero. Valores expresados en miles de pesos.
Elaboración propia en base a anexo n°2.

En medio de un serio problema de deuda pública y déficit fiscal, los gobiernos de la Unión Cívica Radical debieron apelaron al cobro de impuestos sobre la producción azucarera y, lo más importante, tomar empréstitos con los ingenios para hacer frente al gasto público, los que eran otorgados con un interés elevado (Fleitas y Kindgard, 2006, p. 194).

Si observamos la figura 7, podemos detectar dos puntos centrales: los picos de mayor recaudación provincial coincidieron con los de mayor gravamen sobre la actividad azucarera, de igual modo que sus descensos, muy marcados en 1923 y algo menor en 1926.

Por otro lado, si entre 1920 y 1926, el dinero en banco (ver Tabla n°1), disminuyó un 48% interanual en el primer subperíodo (1920-1921), manteniendo hasta 1926 una proporción más o menos similar, este fenómeno coincide con las mayores erogaciones en concepto de préstamos al gobierno de la provincia de Jujuy. Al mismo tiempo, las variaciones del activo de la compañía nos evidencian que la influencia de los ingenios se amplió cada vez más, cristalizándose en la década de 1930 al ocupar de forma directa cargos gubernativos (Lagos, 1993, p. 122).

El aumento de las cuotas de azúcar en el mercado interno nacional permitió formar un pool junto a los ingenios tucumanos, que evitaba competencia y aseguraba el beneficio. La actividad azucarera había alcanzado para la década de 1920 una importancia tal que no se concebía la mera existencia del Estado provincial sin los ingresos provenientes de la actividad (Lagos, 1993, p. 126).

Lógicamente que los datos permiten ahondar en muchos aspectos que aquí quedan meramente enunciados, pero por una cuestión de límites y objetivos de este trabajo, creemos haber trazado los aspectos estructurales del comportamiento empresarial de Leach’s Estates Company, que nos permitirán ahondar en la segunda arista de nuestro problema, que es el costo salarial.

Costo salarial y evolución del salario real del peón azucarero en el Ingenio La Esperanza (1904-1927)

El análisis que venimos realizando sobre el balance empresarial no podría verse completo sin contemplar la variable salarial dentro de la estructura de costos. El avance de la “frontera”, las derrotas militares de las poblaciones indígenas frente a distintas expediciones (entre 1870 y 1911), sumadas a la ocupación de la tierra, fueron destruyendo la posibilidad de las comunidades de reproducir su vida como lo hacían hasta entonces, debido a que se redujeron sus campos de caza, disminuyó el número de animales, etc. De esta forma, no sólo quedó destruida la antigua economía, sino que el mismo proceso fue generando un primer contingente de población disponible para su utilización por el capital en la producción, dando lugar a nuevas relaciones sociales (Iñigo Carrera, 1992, p. 116).

Es indudable que la conversión de antiguas haciendas paleotécnicas en modernos ingenios, que pronto extendieron las áreas de cultivo destinadas a la caña de azúcar, aumentó la demanda de mano de obra. Los ingenios se constituyeron a finales del siglo XIX en los mayores movilizadores de trabajadores en la provincia, y a su alrededor fue formándose un mercado de trabajo incipiente (Teruel, 1993, p. 140). Sin embargo, las poblaciones de la Quebrada y la Puna jujeña se mostraban reacias a dejar las tierras altas para trabajar de braceros en las tierras bajas de los ingenios. Al tener acceso a la tierra, en carácter de propietarios o arrendatarios, y poder cultivar o criar ganado, mayormente no participaban del mercado de fuerza de trabajo más que ocasionalmente (Teruel, 1993, p. 140).

Las poblaciones de los valles centrales y subtropicales eran en cambio más fáciles de moviliza, se trataba de criollos y mestizos pequeños propietarios, arrendatarios o simples agregados en las haciendas, que solían conchabarse para distintos trabajos. Sin embargo, este grupo demográfico era insuficiente para satisfacer los requerimientos de la nueva demanda (Teruel, 1993, p. 140). En el período 1880-1930, la gran mayoría de los trabajadores empleados en la industria azucarera jujeña, eran indígenas chaqueños, Matacos, Tobas, Chiriguanos y Pilagás. Sin embargo, el grupo más importante era el de los Matacos (Rutledge, 1987, p. 175). Además de estas comunidades chaqueñas, los ingenios empleaban también los servicios de criollos, provenientes de las provincias de Salta, Catamarca y Tucumán, quienes trabajaban como obreros permanentes, en los campos y fábricas de azúcar (Rutledge, 1987, p.175).

Ahora bien, la formación de un mercado libre de trabajo fue un proceso lento en el que se recurrió tanto a la coacción como al estímulo monetario, variando estas formas según la época y el trabajador a contratar. La coacción fue mayor en los años de despegue, mientras que el estímulo en dinero aumentó con el paso del tiempo y ejerció especial atracción entre los paupérrimos campesinos, que vieron en la zafra un complemento a su jaqueada economía de subsistencia (Teruel et al., 2006, p. 450).

Algunos autores han tratado de ver en la presencia del elemento de coacción la existencia de relaciones feudales en los ingenios azucareros del norte argentino. Sin embargo, estas interpretaciones han partido de conceptualizaciones teóricas sin mayor análisis empírico de las relaciones de producción. Al respecto de esto, Marx distingue lo que denomina subsunción formal y subsunción real del capital. La relación capitalista como relación coercitiva que apunta a arrancar más plustrabajo mediante la prolongación del tiempo-una relación coercitiva que no se funda en relaciones personales de dominación y dependencia, sino que brota simplemente de diversas funciones económicas-es común a ambas modalidades, pero el modo de producción específicamente capitalista conoce otras formas de expoliar la plusvalía (Marx, 1971, p. 56). Por lo tanto, la existencia de elementos coactivos, no deben ser vistos como la presencia de resabios feudales, sino como inherentes a una etapa en que el trabajo vivo no ha sido completamente subsumido a la relación capitalista, solo formalmente, pero no de manera real.

Como ha indagado Campi (1995), la tarea de captación y retención de mano de obra, y de formación del mercado de trabajo, tuvo rasgos comunes en el modelo tucumano y salto-jujeño, como así también específicos. Por un lado, en ambos se combinó el uso de la coacción con los incentivos monetarios, asumiendo distintas formas acordes a la disponibilidad de los grupos humanos, la evolución de la oferta, la resistencia de los trabajadores, etc. Por otra parte, en ambos modelos, el peso del componente coactivo fue disminuyendo progresivamente y asumiendo mayor importancia relativa el incentivo salarial.

Para estudiar esta cuestión empíricamente, por primera vez contamos con acceso a los libros de jornales de los peones azucareros del Ingenio La Esperanza, tal como explicamos en el apartado metodológico. Una vez más, es necesario aclarar algunas cuestiones del muestreo de datos. Las planillas analizadas, nos brindan una nómina de trabajadores con nombres, cantidad de días trabajados, pago monetario en moneda nacional, pago en mercaderías o raciones y lo que se denomina saldo adeudado. Cada planilla está confeccionada por mes y año, existiendo una serie interrumpida con algunos vacíos temporales.

Desde el punto de vista estadístico, la población es definida como la totalidad de individuos u objetos que se desea estudiar, o toda la información disponible referida a un fenómeno. La muestra, es una parte de la población que se ha seleccionado para ser analizada con el fin de obtener conclusiones respecto de la totalidad de elementos de esta (Bacchini et al., 2018). En este caso, sobre el muestreo total poblacional, elegimos como muestra a aquellos trabajadores que presentaron una mayor regularidad de asistencia a la zafra azucarera. Si bien Campi (2004) sugiere que 25 días es la mayor cantidad posible que asistiera un trabajador azucarero, en el caso de La Esperanza hemos corroborado jornadas mensuales de 30 días, por lo que sobre la base del trabajador que registró mayor asistencia, procedimos a desmenuzar la jornada laboral acorde a las especificaciones que pasaremos a describir.

Sin embargo, para poder dimensionar el peso del trabajo en los ingenios azucareros, podemos realizar una primera mirada general sobre el sector en su conjunto, a través de los censos nacionales de 1914 y 1935, que cubren el espacio temporal que estamos considerando en este trabajo. Aunque los datos no se encuentran discriminados por ingenio (recordando que eran tres: Ledesma, La Esperanza, y La Mendieta), brindan una información relevante para conocer la evolución de la mano de obra en el sector (figura 8).

Establecimientos y personal azucarero de la provincia de Jujuy (1914-1935)
Figura 8
Establecimientos y personal azucarero de la provincia de Jujuy (1914-1935)
Elaboración propia en base a República Argentina (1917) y República Argentina (1938).

El número de establecimientos del sector se mantuvo estable, pero la variación intercensal del personal ocupado arroja un comportamiento negativo del 79%. La crisis de 1929 fue central en este contexto, impactando en una caída de la producción de azúcar, más acuciante en la provincia de Jujuy que en la vecina de Salta, hasta 1935 en que empezarían a recuperarse los valores previos a 1930. La tendencia decreciente fue paleada con una medida de protección nacional al aumentarse en 1931 las tarifas a la importación de ese producto, a las que siguieron luego otras de corte provincial (Fandos y Hernández Aparicio, en prensa).

Focalizando sobre el ingenio La Esperanza, esta coyuntura se correspondió a su vez con una caída pronunciada del salario real, que pasaremos a analizar en los párrafos siguientes. Sin embargo, antes es necesario realizar una descripción del tipo de trabajo. Los pagos se realizaban en dos modalidades: pagos al personal temporal (en su mayoría de las comunidades indígenas) y pago al personal de planta. En cuanto al primer grupo, existía una remuneración previa al trabajo de zafra: en él se incorporaba el gasto de traslado al ingenio, regalos y raciones que se realizaban para atraerlos. Si bien estos no debían computarse como pagos, en las planillas veremos que terminaban anotados como tales (Constant y Armas, 2012, p. 83).

Existía luego el pago durante la zafra: se les abonaba salarios divididos en distintas categorías, y se hacía en efectivo y mercaderías. El pago en efectivo correspondía al racionamiento semanal que se hacía de esta manera para que el indígena adquiriese los alimentos para el consumo diario. El pago posterior a la zafra, en el que se incluía el llamado arreglo grande que, si bien era el pago de los ahorros realizados por los indígenas durante el trabajo en el ingenio, se hacía luego de concluidas las tareas y previo a emprender el viaje de regreso a sus territorios. Por último, el llamado ahorro mensual (que en el cuadro lo veremos como saldo adeudado), se acumulaba en esa partida especial, que se entregaba una vez terminados los trabajos para que los fueran conchabados (Constant y Armas, 2012, p. 84).

Si bien este proceso puede ser analizado como una vía de proletarización, podemos coincidir con Campi (2020) en que no fue una tendencia única. Los trabajadores que se conchababan en la industria tucumana durante las décadas de 1870 y 1880 provenían de un sector proletarizado desde hacía varias generaciones, aunque para otros el trabajo en el ingenio significó el ingreso a la relación salarial. Para muchos significó una proletarización parcial, ya que se trataba de migrantes estacionales, en tanto no se desvinculaban definitivamente de su medio de origen, al que regresaban para recoger la fruta del algarrobo (en el caso de los santiagueños), o para la siembra y cosecha del maíz (caso de los Valles Calchaquíes) (Campi, 2020, pp. 137-138).

Para cotejar estas relaciones, proponemos entonces analizar la evolución del salario del peón azucarero, para luego cruzarla con el costo salarial en el balance empresario. En primer lugar, es preciso calcular el salario nominal y el salario real, acorde a la metodología ya explicitada, que necesariamente debe combinarse con lo que llamamos salario real 2, que contempla la parte abonada en mercaderías o raciones (figura 9).

Evolución del salario nominal, salario real y salario en ración del peón azucarero del Ingenio La Esperanza. Serie a precios corrientes de 1927
Figura 9
Evolución del salario nominal, salario real y salario en ración del peón azucarero del Ingenio La Esperanza. Serie a precios corrientes de 1927
Anexo

Lo que se observa claramente en el gráfico es que, entre 1904 y finales de 1915, el salario real se mantuvo en niveles muy bajos. Si bien podemos cotejar que, a partir de enero de 1915 se registra un aumento del nominal, vuelve a caer para septiembre de 1915. Ahora, ese dato por sí mismo no nos dice nada, por lo que la mirada debe fijarse sobre el eje del salario real monetario, y el salario en ración, que fueron deflactados para el análisis. Hasta marzo de 1919, el salario real se mantuvo estable a la baja, registrando recién en ese año un salto importante. Esto tuvo que ver específicamente con la coyuntura de las gestiones radicales en la provincia de Jujuy. En 1918, se sancionó la Ley de Jubilaciones de la provincia para el personal docente; en 1921, la de creación de la Caja de Jubilaciones, Personas y Préstamos para empleados y funcionarios civiles, etc. Pero central fue, en 1924, la prohibición del pago de salarios en vales, fichas u otra clase de moneda que no fuera la de curso legal, convertida en Ley n ° 569 (Fleitas y Kindgard, 2006, p. 193).

Sin embargo, para 1921, el salario real volvería a registrar una tendencia a la baja. Ahora, para no arriesgar explicaciones sesgadas, es necesario que sumemos al salario real la otra variable central de la relación de producción en el ingenio, el salario en raciones. Si vemos su comportamiento, es evidente que su proporción siempre fue menor al salario monetario, lo cual confirmaría los esbozos realizados por la historiografía económica de Jujuy, al afirmar que nunca existió desligada del salario nominal (figura 10).

Si cotejamos ahora con la incorporación del cálculo sobre el salario global, que incluye al salario en raciones, evitamos el sesgo de solo contemplar el salario monetario. Los picos coinciden con el primer salto salarial a principios de 1917, con una tendencia a la baja que se revirtió en 1923, pero de corta duración, ya que en 1924 volvería a declinar, coincidiendo su mejora con el dictado de la prohibición del pago en vales en 1925.

Evolución del salario global del peón azucarero del Ingenio La Esperanza, 1904-1927. Serie interrumpida a precios corrientes de 1927
Figura 10
Evolución del salario global del peón azucarero del Ingenio La Esperanza, 1904-1927. Serie interrumpida a precios corrientes de 1927
Realizado por el autor.

Ahora, si bien es necesario investigar con mayor profundidad esta cuestión, podemos ver que esta mejora en el salario global del trabajador azucarero para 1927, coincidiría con la variación negativa del 79% del personal ocupado, registrado en el censo de 1935. En ese sentido, queda como una cuestión pendiente si, la desaparición del pago en vales y mercaderías constituyó un factor para que el ingenio prescindiera de fuerza de trabajo, dotándose de mayor capital intensivo o constante, en detrimento de la variable.

Por una cuestión de extensión, no podemos detenernos en otros aspectos que sería interesante analizar, pero para finalizar y cumplir el objetivo trazado, es necesario cruzar el costo salarial con los ciclos del capital accionario azucarero de La Esperanza (figura 11).

Relación entre el capital anual empresarial, la ganancia y el costo salarial. (1915-1927). Serie a precios constantes de 1927
Figura 11
Relación entre el capital anual empresarial, la ganancia y el costo salarial. (1915-1927). Serie a precios constantes de 1927
Realizado por el autor

Lo que la figura 11 nos muestra, es que desde 1923, y con un pico importante en 1924, el salario comenzó a desempeñar un rol cada vez más importante en los costos de producción de La Esperanza[3]. Si observamos el comportamiento lineal del costo salarial, el mismo se mostró progresivo desde 1915, pero, lo más importante, es que entre 1923 y 1925, superó a la ganancia y al mismo patrimonio neto (que expresamos como capital). En ese último año, sin embargo, volvería a caer, para recuperar, momentáneamente, una posición relativa mayor en 1926.

Por ende, si bien la figura 6 nos mostró que, para ese año final de la serie, en 1927, el salario global alcanzó un punto álgido, en términos relativos al comportamiento del capital fue mucho menor la distribución capital/trabajo. Futuras investigaciones que continúen a esta, sin duda permitirán profundizar la cuestión.

Conclusiones

Este trabajo ha pretendido ser un primer esbozo de análisis entre el balance empresario de una importante empresa de la provincia de Jujuy, clave en el desarrollo del modelo primario exportador que caracterizó a la Argentina desde finales del siglo XIX hasta la década de 1930. Este período ha sido, reiteradas veces, explicado como al auge exportador del país, en donde no quedan dudas de que ese sector fue el que marcó el ritmo, y que basó en bienes pecuarios o mineros, sin embargo, esto no significó que solo este segmento absorbiera la mayor parte de la fuerza de trabajo o que representara de hecho una proporción abrumadora del PIB (Bértola y Ocampo, 2012).

Si una de las condiciones del modelo era el aumento per cápita de las exportaciones, la segunda condición era la transferencia de las ganancias de la productividad a la economía no exportadora. Por ello, debía volverse el motor de crecimiento que estimulara las inversiones fuera de sí mismo (Bulmer Thomas, 2010, p. 143). En la Argentina, la construcción del Estado nacional fue un proceso de retroalimentación entre el acuerdo de gobernadores de las provincias del interior-la Liga de Gobernadores- que resultó en un pacto interoligárquico. Allí desempeñaron un papel central la alianza entre la burguesía terrateniente porteña, los agroindustriales azucareros tucumanos y los administradores y financistas cordobeses (Ansaldi y Giordano, 2016, p. 539).

En el caso de Jujuy, la extensión del ferrocarril a Tucumán en 1876, y su arribo a Jujuy en 1891, fueron centrales para la incorporación a ese modelo. Esto expandió la agricultura comercial sobre el Valle de San Francisco, donde se emplazaron los ingenios azucareros (Rutledge, 1987, p. 156). Este trabajo ha pretendido entonces, explorar por primera vez en la historiografía económica el balance interno de uno de esos emporios agroindustriales, el ingenio La Esperanza.

Con un comportamiento positivo y progresivo en su crecimiento durante la década de 1910, la firma Leach’s Estates Company logró posicionarse dentro del modelo de acumulación del país, con cuotas crecientes en el mercado interno. Hasta casi inicios de la década de 1920, la relación capital/trabajo fue central en la estrategia de reproducción azucarera, en donde la existencia de un mercado de trabajo segmentado contribuía a la ganancia empresaria. La serie de legislaciones de los gobiernos radicales de 1920, trastocarían por primera vez este binomio, en donde la asimetría se tornó favorable para el factor trabajo, aunque durante una coyuntura limitada. Los primeros coletazos de la crisis que se desataría en 1929, volvieron a ejercer presión sobre la puja distributiva, alterándola nuevamente en favor del capital.

Queda pendiente profundizar la relación entre la legislación laboral de esos años y el comportamiento salarial que hemos analizado aquí, y, necesariamente, con las luchas de la clase trabajadora azucarera durante los años veinte del siglo XX, que fue central para alterar la relación capital/trabajo.

Referencias

Andújar, A., y Lichtmajer, L. (2019). Introducción. En A. Andújar y L. Lichtmajer (Comps.), Lo local en debate. Abordajes desde la historia social, política y los estudios de género (Argentina, 1900-1960) (pp. 9-19). Teseo.

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Anexos

Anexo 1
Producción de azúcar de la provincia de Jujuy (1888-1930)
AñoProducción total de azúcar en miles de toneladas
18881775,00
18969788,80
18987763,90
190511648,40
190815750,00
191121971,20
191337394,00
192029000,00
192123000,00
192221000,00
192340000,00
192452000,00
192564000,00
192668000,00
192762000,00
192856000,00
192962000,00
193063000,00
Elaboración y cálculo propio en base a Teruel (2005) y Consejo Federal de Inversiones (1986).Nota Los valores expresados en kilos fueron llevados a toneladas para unificar la serie.

Anexo 2
AñosRecaudación Sector AzucareroRecaudación totalActividad azucarera/Recaudación total (en %)Préstamos de Leach's al Gobierno provincial
18863416,0268102,735
18872880,4591363,573,2
18884304,9357235,267,5
18895367,6164450,388,3
18914476,9170907,282,6
189738278,96310142,0912,3
189840887,431660012,9
190081186,12288862,4328,1
190586117,77518454,7916,6
1908136587,69306760,2244,5
1914699973120247458,2
1915583100107279154,4
19185616071114967,3350,474878
1919591842,291402092,6742,20
1921371214,351211579,4330,6199878
1922323307,681718001,318,80
19231175,2496.579,950,2%0
19241250000229440054%0
19251250000259440048%41456,1
19261275000236945054%50912
19271800000332090054%44174
19301458000241200060%50858
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Anexo 3
Planillas de salarios del Ingenio La Esperanza. Serie interrumpida 1904-1927. A precios corrientes de 1927
Componente monetarioComponente raciónSalario nominalSaldo adeudadoDías trabajadosSalario nominal mensualSalario real 1 (monetario). A precios corrientes 1927Salario real 2 (ración). A precios corrientes 1927Salario global
1904
Ene20,107,9028,000,001460,00 $ 22,73 $ 6,41 $ 29,15
Feb10,602,6015,001,801432,14 $ 12,18 $ 2,11 $ 14,29
Mar18,402,5020,001,951540,00 $ 15,16 $ 1,89 $ 17,05
Abr14,002,0018,502,501150,45 $ 19,12 $ 2,07 $ 21,18
May12,702,0015,000,301530,00 $ 11,37 $ 1,52 $ 12,88
Jun10,001,0015,004,001432,14 $ 12,18 $ 0,81 $ 12,99
Jul18,101,5024,004,401548,00 $ 18,19 $ 1,14 $ 19,32
Ago10,950,0013,502,551233,75 $ 12,79 $ - $ 12,79
Sep10,500,0015,004,501334,62 $ 13,12 $ - $ 13,12
Otc12,400,0018,005,601438,57 $ 14,61 $ - $ 14,61
Nov14,404,0024,506,101549,00 $ 18,57 $ 3,03 $ 21,60
Dic7,200,607,800,001515,60 $ 5,91 $ 0,45 $ 6,37
1905
Ene4,400,005,901,50444,25 $ 17,49 $ - $ 17,49
Feb25,809,0040,2532,8012100,63 $ 39,78 $ 8,21 $ 47,99
Mar27,806,0039,809,001299,50 $ 39,34 $ 5,47 $ 44,81
Abr22,009,5039,5014,281298,75 $ 39,04 $ 8,67 $ 47,71
May25,209,0040,257,001392,88 $ 36,72 $ 8,90 $ 45,62
Jun22,106,0031,159,556155,75 $ 61,58 $ 3,75 $ 65,32
1915
Sep19,0024,0048,4013,753048,4021,8010,8132,61
Oct21,006,0029,504,501368,0830,676,2436,90
Nov37,001,0038,350,751482,1837,020,9737,98
Dic20,006,0024,102,402825,8211,632,9014,53
1916
May110,0030,00140,000,0017247,06115,6524,78140,43
Jun36,006,0049,007,002461,2528,673,5132,18
Jul34,0013,6047,000,002556,4026,407,6434,04
Ago42,807,7050,000,002560,0028,094,3332,41
Sep19,806,0025,800,001745,5321,314,9626,27
Oct50,705,4056,100,002567,3231,513,0334,55
Nov26,007,0033,000,002245,0021,064,4725,53
Dic17,378,0025,370,001263,4329,699,3639,05
1917
Ene40,0018,0058,000,002279,0940,1312,4652,59
1919
Mar97,003,00175,0075,0041312,50721,5012,37733,87
Abri247,003,00250,0075,0030250,00137,431,65139,08
May146,004,00225,0075,0030225,00123,692,20125,89
Jun172,003,00225,0025,0030225,00123,691,65125,34
1920
Ene52,4759,408222,75131,0915,45146,54
Feb73,259,883,050,110249,15146,6317,30163,93
Mar68,95078,759,810236,25139,030,00139,03
Abr51,6657,5011156,8292,299,63101,92
May59,7665,707281,57165,7115,13180,84
Jun687758,315150,0088,288,2496,51
Jul97,14101,1010303,30178,497,06185,56
Ago4317,260,22,715120,4070,8620,2491,10
Sep956,5101,5011276,82162,9110,43173,34
Oct94,85498,85012247,13145,435,89151,32
Nov4416605,513138,4681,4921,73103,21
Dic7919981,7515196,00115,3522,36137,71
1921
Ago25,000,0044,2019,20260,000,790,000,79
Sep25,000,0054,3529,359181,17181,950,00181,95
Oct15,7012,0027,700,705166,20166,9940,29207,28
1922
Abri31,000,0037,566,566187,80188,730,00188,73
May12,807,6020,400,005122,40123,3323,57146,90
Jun23,200,0023,207,601353,5454,470,0054,47
1923
Ago88,000,0088,500,509295,00295,950,00295,95
Sep59,000,0079,3520,358297,56298,510,00298,51
Oct124,450,0074,450,0010223,35224,300,00224,30
Nov210,0018,50265,0033,808993,75994,7035,531030,23
Dic265,0017,10281,7033,8071207,291208,2437,541245,77
1924
Ene99,000,00100,551,5510301,65302,580,00302,58
Feb74,500,0077,252,759257,50258,430,00258,43
Mar76,450,0085,208,7610255,60256,530,00256,53
Abr112,000,00112,000,0011305,45306,390,00306,39
May72,000,0072,000,008270,00270,930,00270,93
Jun136,850,00139,953,109466,50467,430,00467,43
Jul21,004,00165,25140,2512413,13414,065,17419,23
Ago28,002,00137,86107,8612344,65345,582,58348,17
Sep34,200,00137,33103,1312343,33344,260,00344,26
Oct46,600,0090,0043,4015180,00180,930,00180,93
Nov213,980,00213,980,008802,43803,360,00803,36
1925
May135,50143,65157,15148,496785,75786,71366,271152,98
Jun28,500,00164,36135,8612410,90411,860,00411,86
Jul41,500,00141,3699,8615282,72283,680,00283,68
Ago33,000,00109,3576,3512273,38274,340,00274,34
Sep31,000,0081,0450,0412202,60203,560,00203,56
1926
Jun28,00157,95185,95139,6412464,88233,64198,46432,10
Jul15,000,0046,00157,541592,0046,240,0046,24
Ago36,000,0094,70130,7012236,75118,990,00118,99
Sep31,000,0087,2756,2712218,18109,650,00109,65
Oct113,000,00113,00173,1415226,00113,590,00113,59
Nov335,830,000,000,00120,000,000,000,00
1927
May10,000,0018,998,994142,43142,420,00142,42
Jun30,00171,80201,800,0010605,40605,40515,401120,80
Jul44,000,00157,39113,3915314,78314,780,00314,78
Ago36,000,00139,06103,0612347,65347,650,00347,65
Sep121,000,00210,1289,1212525,30525,300,00525,30
Elaboración y cálculo propio sobre Libro de jornales (1904-1905), Libro de jornales II (1904-1905), Libro de jornales III (1915-1927), Libro de jornales de peones (1919-1921), Libro de jornales de peones (1923-1925) Libro de Jornales (1925-1927). Archivo Documental del Ingenio La Esperanza.

Anexo 4
AñoCapitalGanancias y pérdidasCosto salarialCantidad de trabajadores
1912731.038,00s/ds/d
19131.805.239146.232s/ds/d
19142.138.975134.557s/ds/d
19152.597.852110.22315.497,91127
19162.430.767104.428888.203,632437
19172.613.890213.7794.575,1687
19183.003.283278.335s/ds/d
19192.995.457262.069705.979,63628
19203.018.904171.9581.727.828,091034
19212.949.21081.72754.602,76140
19222.891.51185.715106.110,05272
19232.708.518238.963495.164,42160
19242.743.162257.2357.734.451,031954
19252.884.760244.7662.466.000,781060
19262.971.82389.7949.348.049,95460
19273.044.12488.154811.266,10331
Tabla 1 y anexo 3.

Notas

2 En 1887 se introdujo un liberal sistema de emisión que se llamó “Régimen de Bancos nacionales Garantidos”. Por una ley del Congreso se permitía a los bancos que cumplieran con ciertas condiciones emitir billetes libremente, siempre que estuvieran respaldados por bonos del gobierno, que a su vez sólo podían ser comprados con otro. Los bancos financiaron estas compras con préstamos del exterior, que muchas veces resultaron excesivos (Gerchunoff y Llach, 2018, p.58).
3 Para el cálculo del costo salarial, al no existir censos específicos sobre el ingenio, procedimos a contar nominalmente las planillas de pago de salario de los Libros de Jornales. A ese total de trabajadores, lo multiplicamos por el salario global escogido como muestra. Lógicamente, esto posee el limitante de no ser una afirmación absoluta sobre el conjunto de la mano de obra, pero es tomado como caso testigo sobre el muestreo.

Notas de autor

1 Doctor en Historia por la Universidad Nacional de Tucumán. Licenciado y Profesor en Historia por la Universidad Nacional de Salta. Becario posdoctoral del CONICET, actualmente se desempeña como Jefe de Trabajos Prácticos en la cátedra Introducción a las Ciencias Sociales y Ayudante de Primeras de las cátedras de Historia Económica y Social y Metodología de la Investigación.

Información adicional

Cómo citar este artículo: Hernández Aparicio, N. (junio de 2024 – diciembre de 2024). Despegue azucarero y consolidación del modelo agroindustrial en la provincia de Jujuy: Balance empresario y costo salarial en el Ingenio La Esperanza, 1904-1930. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 8(1), 11-63. https://doi.org/10.54789/am.v8i1.2

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