Mikalonis, T. (junio de 2023 – diciembre de 2023). Artículo de revisión: Carassai, S. P. (2022). Lo que no sabemos de Malvinas: Las islas, su gente y nosotros antes de la guerra. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 7(1), 180-190. https://doi.org/10.54789/am.v7i1.7 

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Artículo de revisión: Carassai, S. P. (2022). Lo que no sabemos de Malvinas: Las islas, su gente y nosotros antes de la guerra

Review article: Carassai, S. P. (2022). Lo que no sabemos de Malvinas: Las islas, su gente y nosotros antes de la guerra

Tomás Mikalonis[1]

Instituto Padre Elizalde, Ciudadela, Argentina.

Universidad Nacional de La Matanza, San Justo, Argentina

 

Recibido en 10/04/2023

Revisado en 12/04/2023

Aceptado en 17/04/2023

Mucho se ha investigado, reflexionado, leído, escrito y comunicado sobre la Guerra de Malvinas. Causas, consecuencias, momentos del combate, armas, aviones, gobernantes (dictadores), soldados y conscriptos. Colectas truncas (truncadas) y los medios de comunicación haciendo su parte.

Otro libro sobre dichos aspectos no estaría mal, porque siempre se puede enriquecer el conocimiento que se tiene del tema. Sin embargo, no es lo que vamos a encontrar en este texto de Sebastián Pablo Carassai (2022).

Tal vez podemos decir que su formación de base de sociólogo, conjugada con su profesión de historiador, se dejan ver bastante en el estilo de este texto de lectura amena y de historias interesantes, sin perder por ello rigor histórico y científico que consta en la presencia de las bien documentadas fuentes que abundan en este trabajo.

Como él mismo aclara en las primeras páginas, el libro no gira en torno a un solo tema ni a una sola tesis. En realidad, cada uno de los cuatro capítulos se orienta a la búsqueda de respuestas a ciertas preguntas y aparición de otras nuevas, en relación con temáticas relativamente independientes unas de otras.

En el primer capítulo nos enfrentamos a la pregunta: ¿Qué representaciones sobre los isleños y la vida en las Islas tenían disponible quienes, en el continente argentino, se interesaban por la cuestión Malvinas? Para responder esa pregunta, Carassai acudió a todas las crónicas que pudo acceder de viajeros del siglo XX que estuvieron en las Islas y que luego, difundieron en el continente, de una u otra manera, su parecer sobre lo aprendido en su viaje. En este apartado, se destaca el análisis de los viajes y posteriores relatos de Juan Carlos Moreno, Hipólito Solari Yrigoyen, Francisco Paco Vera (fotógrafo), Federico Mirré, Raymundo Gleyser (cineasta), German Rozenmacher, Alejandro Sáez Germain, Ronald K. Crosby, Jose Manuel Moneta, César Greslebin, Arnoldo Canclini y Ernesto Quintana.

Estos viajeros, plasmaron sus experiencias de variadas maneras, ya sea desde el estilo más literario, o desde perfiles más técnicos o periodísticos. Asimismo, su testimonio se reprodujo en distintos formatos como libros, artículos, exhibiciones de fotos, e incluso, películas. Por otro lado, la difusión de las ideas de cada uno tuvo un alcance distinto. Siendo en algunos casos muy limitado, y en otros, como el texto Nuestras Malvinas de Moreno que fue incorporado a los programas oficiales de enseñanza, tuvieron un alcance masivo. La masividad de estos textos impulsó que sus autores llegaran aún más lejos y ocuparan cargos en el Estado y en la diplomacia, consiguiendo exponer en foros nacionales e internacionales.

Sea cual fuera la situación de cada relato, estos viajeros, según plantea el autor, gozaron de una autoridad especial sobre lo que a la vida en Malvinas refería. Todos tuvieron en común la intención de conocer y dar a conocer entre sus connacionales representaciones más nítidas de una realidad y una población a las que juzgaban desconocidas o poco conocidas.

Por otro lado, haber estado en las Islas, era una situación harto poco habitual; los viajes eran poco frecuentes y la situación diplomática no facilitaba las cosas. De más está decir, que la distancia y las dificultades climáticas, en una época donde las comodidades eran mucho menores que las actuales, complicaba la realización de este viaje.

En el segundo capítulo la pregunta se postula cerca de otro punto de vista, el de los isleños. La cuestión ahora es qué percepción tenían los propios isleños acerca de la sociedad colonial que el Reino Unido había edificado tan lejos de la metrópoli, cuáles eran sus problemas y cuáles las soluciones que imaginaban para hacerles frente. Asimismo, se aborda la cuestión de ¿qué sabían los isleños de la Argentina y de los argentinos?

En este capítulo, se hace foco en los años sesenta, ya que en dicha época el devenir de las Islas comenzó a ser menos cierto para los isleños. La principal causa de esta incertidumbre se basaba en el logro de la diplomacia argentina de que la ONU reconociera la existencia de una disputa entre Argentina y Gran Bretaña por la soberanía de las islas. Es interesante ver cómo los isleños fueron siguiendo y expresando sus posturas en torno a este avance de la diplomacia argentina. En dicho contexto, el autor, acudiendo a fuentes provenientes de la Isla tales como libros, artículos periodísticos o estudios técnicos, pone el foco en tres ejes: el económico, el político y el humano.

Con respecto al eje económico es interesante ver cómo la economía isleña de la década del sesenta carecía de diversificación, es decir que la industria de la lana ocupaba la mayor parte de la actividad económica. La prosperidad de las fibras sintéticas, ciertas enfermedades que fueron complicando coyunturalmente la cría de las ovejas, sumadas a la escasez de mano de obra y de inversiones, fueron los factores que marcaron que la economía pudiera considerarse principalmente un “problema” en dichos años. Por otro lado, la sociedad y las administraciones isleñas, frente a las falencias que presentaba su actividad económica principal, no lograban presentar una alternativa económica viable, lo que el autor llama una “segunda industria”.

En el eje político el autor hace una interesante reconstrucción sobre cómo a través de la prensa, especialmente de The Falkland Islands Monthly Review se fue siguiendo la discusión y luego la resolución en las Naciones Unidas de reconocer la existencia de una disputa entre Gran Bretaña y Argentina sobre la soberanía de las Islas y la invitación a ambos países a negociar. La línea editorial del periódico en cuestión se muestra completamente contraria a un acercamiento con Argentina, lamentando que las Naciones Unidas no hayan mencionado el principio de autodeterminación de los pueblos.

La resolución n°2065 de 1965 de la ONU en algún punto “movió el tablero” en las Islas, debiendo la clase dirigente tomar nota de la necesidad de realizar cambios en pos de mejoras institucionales y de mayor participación. Tal es así que se realizaron cambios en la constitución de las Islas restando poder a los miembros no elegidos en el consejo de gobierno, y asimismo se dio el surgimiento del primer partido político en la historia de las Islas: “El partido Nacional Progresista de las FI”. El autor deja ver cómo la élite británica, cayó en la cuenta de la necesidad de darle voz al pueblo, probablemente en un momento en el cual ese argumento necesitaba ser utilizado para garantizar que era la voluntad del pueblo pertenecer al Reino Unido. A esto lo acompañaron propuestas de mejoras en busca de mayor bienestar de la población.

Otro aspecto trabajado en este capítulo que puede resultar de especial interés es el abordaje del Operativo Cóndor, un avión de Aerolíneas Argentinas que fue secuestrado por 18 nacionalistas argentinos y forzado a aterrizar en Puerto Stanley. A partir de este episodio el autor señala cómo a través de ciertas transmisiones radiales la prensa fue relatando y dando sus interpretaciones sobre lo sucedido, por supuesto nada afín hacia los nacionalistas argentinos.

En 1967 el gobierno británico afirmó al argentino que estaría dispuesto a ceder la soberanía de Malvinas, bajo ciertas condiciones. La llegada de este rumor a las Islas, que era negado por las fuentes oficiales británicas, despertó cierta preocupación. Tal es así que los consejeros del gobierno enviaron un manifiesto al Parlamento Británico alertando de las negociaciones entre ambos gobiernos y solicitando su ayuda.

Desde el punto de vista de los isleños, esta incertidumbre fue zanjada con el Memorándum de Entendimiento y la visita de Lord Chalfont en 1968. Sin embargo, lo que Carassai llama el problema humano seguía vigente; a lo largo del análisis de los hechos de los próximos años pone de manifiesto cómo tanto para los argentinos como para los isleños, el entendimiento entre ambas partes solo era posible si la otra parte cambiaba de parecer. Sumado a este desencuentro, en los inicios de la década del setenta la situación para los malvinenses se hacía más difícil porque la Falkland Island Company anunció el retiro de los viajes del vapor Darwin que comunicaba frecuentemente las Islas con Uruguay. Esto significaba un aislamiento casi total y presentaba un panorama duro para los isleños ya que se verían forzados a negociar con Argentina alguna alternativa de comunicación, siendo esta una opción que no era de su simpatía.

Justamente, con esa cuestión se da comienzo a la tercera parte del libro: al acuerdo de 1971 mediante el cual el Reino Unido y la Argentina concertaron una comunicación fluida entre las Islas y el continente. Se contaría, en un principio, con una ruta marítima y una aérea de manera semanal; la primera manejada por Gran Bretaña y la segunda por Argentina.

Sin lugar a duda, se inició una etapa distinta: la Argentina emplazó el primer aeródromo de las Islas y el Estado, a través de sus empresas y de la Fuerza Aérea, alcanzó una presencia significativa en Puerto Stanley.

Las preguntas a las que el autor va intentando dar respuesta durante este capítulo son ¿Cómo experimentaron argentinos e isleños ese mutuo conocimiento? ¿Qué impacto tuvo esta nueva etapa en la opinión pública del continente y de las Islas? ¿Cómo afectó la discusión diplomática? ¿Podría haberse evitado la guerra?

Esto es abordado en el período que se abrió en 1971 y que se extendió hasta el desembarco militar argentino del 2 de abril de 1982. En esta época la relación entre isleños y habitantes del continente comenzó a ser más frecuente. Carassai cita como ejemplo de ello que decenas de niños fueron a estudiar al continente o que turistas argentinos comenzaron a visitar con frecuencia las Islas. El tránsito de pasajeros entre el continente fue más fluido que la época relatada en los capítulos anteriores. Asimismo, el gobierno argentino comenzó a invertir recursos humanos y materiales para promover una mejor calidad de vida para los isleños.

Esta actitud, que a las claras intentaba lograr un acercamiento con los isleños, se contrastaba en el plano de la política exterior argentina en el que cada vez se insistía con mayor fuerza en la necesidad del reconocimiento de la soberanía argentina sobre las mismas. La llegada del peronismo al poder en 1973 no haría más que incrementar esta situación.

Esta política de acercamiento con los isleños fue de alguna forma reconocida por 99 países en la Asamblea General de las Naciones Unidas a fines de 1973 cuando en la resolución n°3160 declaró que reconocía “los continuos esfuerzos realizados por el gobierno argentino”. En esta misma declaración se instaba al Reino Unido a retomar y progresar con las negociaciones.

Mientras Gran Bretaña no avanzaba y los isleños tampoco apoyaban las conversaciones, en el continente la opinión pública argentina, favorecida por el gobierno, comenzaba a interesarse cada vez más por la recuperación de la soberanía de las Islas. La crisis del petróleo de 1973 y la posibilidad que se empezaba a contemplar de que las Islas tengan reservas de dicho recurso mineral no hacían más que aumentar dicho sentimiento. En noviembre de 1973, el Congreso Argentino estableció el “Día de la afirmación de los derechos argentinos sobre Malvinas, Islas y Sector Antártico”.

Para 1974 la idea de invasión comenzaba a figurar en la prensa e incluso en la boca de algunos funcionarios públicos. Sin embargo, mientras este acontecimiento no sucedía, la Argentina seguía aumentando los lazos con las Islas a través de la provisión de servicios, generando así una dependencia cada vez mayor de los isleños hacia el continente. Esto no significaba un cambio en la lealtad de la población hacia el gobierno británico, a pesar de los pocos esfuerzos concretos que realizaban por asistirlos. Al contrario, aumentaba su solicitud de que sean reforzadas las manifestaciones de soberanía por parte de este.

Por estas solicitudes, entre otros motivos, a partir de 1975 la presencia británica comenzó a aumentar y con ello la tensión diplomática con Argentina, que aumentaría constantemente, especialmente a partir del golpe de Estado de 1976, transformándose en hostigamiento y llegando a la guerra en 1982.

El cuarto y último capítulo gira en torno a la pregunta ¿qué otras representaciones existían en la Argentina, por fuera de los circuitos de los intelectuales, periodistas, políticos y diplomáticos, acerca de la cuestión Malvinas, su evolución y eventual desenlace?

El intento de responder este interrogante se realiza a partir del análisis de las letras del cancionero popular argentino dedicado a las Islas entre la primera marcha compuesta a las Malvinas, en 1941 y el final de la guerra, en junio de 1982. Carassai propone que esa poética puede analizarse como expresión de una comunidad emocional que, con matices, énfasis y exhortaciones diferentes, convergía en la convicción de que “las Malvinas fueron, son y serán argentinas” y a partir de ella leía y traducía al canto tanto la historia del diferendo territorial como los acontecimientos contemporáneos referidos a las Islas. En este apartado se intenta demostrar que más allá de las opiniones de las élites argentinas (reflejadas por periodistas, técnicos, diplomáticos) los sectores populares también compartían un sentimiento nacionalista deseoso de la recuperación de la soberanía de Malvinas.

En el epílogo del texto, el autor, quien visitó las Islas en 2017, reflexiona sobre la situación del archipiélago desde la posguerra hasta la actualidad. En un relato, que él mismo enuncia como más personal y menos atado a fuentes y documentos, explica los significativos cambios que tuvieron las Islas en estas últimas décadas, haciendo un breve recorrido por las decisiones que los hicieron posibles. Asimismo, realiza un análisis de su nueva población y estructura social y, finalmente, aborda sintéticamente la relación con la Argentina y la cuestión de la identidad de los isleños. En estas hojas se destaca cómo luego de la guerra, con la incorporación de los isleños como ciudadanos plenos del Reino Unido y el inicio de las licencias (ilegítimas) de pesca que empezaron a disponer, la situación de estos mejoró notablemente, logrando un buen PBI a nivel internacional. Este factor seguiría consolidando un sentimiento nacionalista británico de los isleños alejándolos cada vez más de la idea de un acercamiento con la Nación Argentina, que en otras décadas si bien no cristalizó tampoco estuvo tan lejos.

A modo de cierre de esta reseña podemos decir que el libro “Lo que no sabemos de Malvinas” puede resultar de una lectura interesante y amena tanto para el historiador como para el público en general. Ciertamente que, desde el punto de vista académico (personal), no encontramos en esta obra el apasionante interés que puede generar el seguimiento de una tesis o idea que se va desarrollando a lo largo del escrito. No es un texto principalmente de ideas o de conceptos. No hay hipótesis claras que se quieran demostrar o, por lo menos, no aparecen con demasiada claridad; sobra decir que sabemos que en cada pluma que escribe hay ideas subyacentes por parte de quien relata, que por supuesto son partes fundamentales en la conformación del texto. Pero en este caso nos encontramos con una narrativa descriptiva y si bien hay un eje temporal en cada capítulo que le da una unidad, se podría leerse cada capítulo casi autónomamente, lo que puede tomarse como una virtud para algunos y, para otros, tal vez como un defecto. Virtud para quien desee informarse sobre un aspecto en particular, que puede encontrarlo condensado en un capítulo; defecto para quien gusta encontrar en los libros un “gancho” atrapante de la construcción progresiva de las ideas que lo lleve de principio a fin a través de las páginas.

Con respecto a las ideas del autor que se dejan ver en el texto, si bien como dijimos no hay nada planteado como una hipótesis principal, podemos ir encontrando que claramente las Malvinas son argentinas por derecho; que los isleños casi nunca sintieron otra lealtad que no sea la británica; que tanto las elites como el pueblo argentino, desde la década de 1930 y creciendo cada vez más, tenían fuertes deseos de recuperar el ejercicio de la soberanía sobre las Islas; que el reclamo argentino por vía diplomática preguerra, si bien no era fácil, avanzaba permanentemente y que, por dicho mismo motivo, la guerra podría (debería) haberse evitado; y, por último, que los isleños están cada vez más lejos de algún día querer llegar a “ser argentinos”.

Referencias

Carassai, S. P. (2022). Lo que no sabemos de Malvinas: Las islas, su gente y nosotros antes de la guerra. Siglo XXI.


[1] Profesor de Historia por el Instituto Superior Padre Elizalde, Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de la Matanza. Quince años de docencia en nivel medio, cinco años siendo Equipo de Conducción en gestión privada en dicho nivel, y cuatro años de enseñanza en ciclo superior.

Correo de contacto: tombola184@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0000-4412-2665