Antigua Matanza. Revista de Historia Regional

ISSN 2545-8701

Junta de Estudios Históricos de La Matanza

Universidad Nacional de La Matanza, Secretaría de Extensión Universitaria, San Justo, Argentina.

Disponible en: http://antigua.unlam.edu.ar

Dawyd, D. (diciembre de 2017 - junio de 2018). La construcción de una hegemonía antivandorista en la UOM La Matanza. Entre la resistencia peronista y las huelgas de 1974. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 1(2), 40-71.

 

La Matanza y su historia

La construcción de una hegemonía antivandorista en la UOM La Matanza. Entre la resistencia peronista y las huelgas de 1974

Darío Dawyd[1]

Universidad Nacional de La Matanza, Departamento de Derecho y Ciencia Política, San Justo, Argentina.

CEIL / CONICET, Buenos Aires, Argentina.

 

Fecha de recepción: 13 de octubre de 2017

Fecha de aceptación y versión final: 21 de noviembre de 2017

 

Resumen

En el presente trabajo analizaremos las opciones políticas de la seccional La Matanza de la Unión Obrera Metalúrgica, comprendiéndolas en un proceso de formación antivandorista, desde el golpe de Estado contra el gobierno peronista en 1955, hasta las huelgas metalúrgicas de 1974 en fábricas de La Matanza. El propósito es indagar las disputas entre diversas identidades sindicales en el sector metalúrgico, y analizarlas en un proceso de varios años que nos permitirá presentar diversas estrategias hegemónicas en diversos contextos políticos.

Palabras Claves: La Matanza, Unión Obrera Metalúrgica, hegemonía, vandorismo, peronismo

 

 

La construcción de una hegemonía antivandorista en la UOM La Matanza. Entre la resistencia peronista y las huelgas de 1974

Yo pertenecía a un grupo que dirigía Ángel Georgiadis, a quien años después, en 1977, sacan de la cárcel de La Plata y lo fusilan en el Regimiento 7. Con Ángel empezamos a militar en La Matanza, donde éramos un pequeño grupo en un territorio inmenso. Logramos crear y desarrollar el Ateneo de Estudios Sociales que funcionaba en la Sede de la UOM de La Matanza, de larga tradición antivandorista y que dirigía Abdala Baluch

(Jorge Taiana, en González, 2015, pp. 19-20)

 

Introducción

En el presente trabajo hacemos un recorrido por la trayectoria de la seccional La Matanza de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), comprendiendo la misma en un proceso de formación antivandorista, desde el golpe de Estado contra el gobierno peronista en 1955, hasta las huelgas metalúrgicas de 1974 en La Matanza.

El propósito es indagar los conflictos entre diversas identidades sindicales en el sector metalúrgico, la disputa entre la corriente tradicional que logra hegemonizar al sindicato desde fines de los años cincuentas y que se resumió en el nombre “vandorismo”, las oposiciones que encontró en los años sesentas, y las nuevas corrientes combativas que entraron en la disputa metalúrgica (y peronista) en los años setentas. La reconstrucción histórica que realizamos descansa en un marco teórico que adopta las contribuciones de los estudios sobre la constitución y transformación de las identidades políticas, temática que puede analizarse empíricamente en la configuración de viejas y nuevas organizaciones sindicales y agrupaciones sindicales-políticas, las relaciones entre los dirigentes y las bases, los conflictos, la relación entre obreros y corrientes políticas (incluidas organizaciones armadas), la disputa de los liderazgos, las prácticas sociales, y el debate ideológico (Dawyd, 2016b).

El caso La Matanza destaca porque fue una de las seccionales de la UOM que se opuso tempranamente al vandorismo, en una disputa que identificamos como más política que gremial, y al mismo tiempo en el caso La Matanza encontramos para los años setentas varias huelgas en fábricas importantes que hicieron del año 1974 uno de alta conflictividad, e hicieron de la región un polo que atrajo trayectorias como del epígrafe que encabeza este artículo[2].

La seccional La Matanza de la UOM desde el golpe de 1955

La Unión Obrera Metalúrgica fue fundada en 1943. En 1946 el sindicato se normaliza bajo la conducción de Hilario Salvo, en cuyo mandato se estableció un convenio para la actividad metalúrgica, y se crearon las primeras seccionales fuera de la Capital Federal (Avellaneda, Quilmes y Morón). También en 1946 se fundó la seccional La Matanza, después de una asamblea de representantes de diferentes fábricas metalúrgicas del distrito, que eligieron una Comisión Directiva compuesta Miguel Mazzeo como secretario general, José Luna como prosecretario, y que entre sus vocales contó con Abdala Baluch (Marcilese, 2012)[3].

Ocho años después, en 1954, en el marco de un conflicto por la renovación del convenio metalúrgico, Salvo fue desplazado del sindicato, Abdala Baluch fue encumbrado al frente de la UOM nacional, y estuvo al frente de la misma durante la huelga metalúrgica de 1954; con el desarrollo de la misma Baluch renunció, inmerso en presiones entre los reclamos de los trabajadores y, por otro lado, presiones oficiales que no podían consentir aumentos masivos porque atentaban contra el plan económico. El debate por la productividad, los aumentos salariales, el plan económico, las disputas en la UOM, y otras tensiones que se dieron en la huelga de 1954 duraron hasta el año siguiente, no se alcanzaron a resolver durante el gobierno peronista, y se volvieron a manifestar en los años que siguieron al golpe de Estado contra Perón en septiembre de 1955.

A poco más de un mes del golpe, un informe policial detalla la situación de la seccional La Matanza de la UOM, la composición de sus directivos con José María Massa a la cabeza, y la filiación peronista de los mismos (“son conocidos como de filiación política peronista […]  su dirigente principal Srio. Gral. Sr. José María Massa goza de muy buen concepto en la localidad y dentro del gremio en que actúa”); también afirmaba que “en fecha próxima (aproximadamente 30 días) se convocará a elecciones a fin de elegir nuevas autoridades”[4].

Con los futuros comicios parecía abrirse una nueva etapa en el sindicalismo, en la que los no peronistas buscarían competir en elecciones por el control de los sindicatos. De todas formas, las cosas no serían fáciles. Una agrupación metalúrgica no peronista presentó a la intervenida CGT un petitorio donde solicitaban la intervención de la UOM, una amplia amnistía, la revisión de los estatutos y la convocatoria a un Congreso General, con excepción de todos los miembros de la Comisión Directiva, administrativos y colaboradores de Abdala Baluch “por delitos cometidos o por su complicidad con los mismos”; esta prohibición proponían que se extendiera a los miembros administrativos que acompañaron a Augusto Vandor por “los delitos de ocultación, cohecho y participación en las maniobras de los anteriores directivos”[5]. Pocos días después fueron designados veedores en los sindicatos. A la UOM uno de la marina, el sector de las Fuerzas Armadas más antiperonista, el capitán de fragata San Martín. Las elecciones en la UOM, finalmente, tardaron dos años en realizarse. Sobre fines de noviembre de 1955 la UOM fue intervenida (confirmando como interventor a San Martín), dando cuenta del endurecimiento de las condiciones para los sindicatos. Esto tuvo que ver directamente con el fin del primer mandato militar de la Revolución Libertadora, liderado por Lonardi, y su reemplazo por Aramburu, el 13 de noviembre de 1955. El interventor San Martín afirmó que los delegados y las comisiones internas continuarían en funciones hasta la convocatoria de nuevas elecciones, y que los empresarios deberán reincorporar a los despedidos en la reciente huelga del 15 al 17 de noviembre, la primera en el sector durante el nuevo gobierno militar[6].

Durante la Libertadora, el conflicto más grave en el sector llegó en 1956, con una gran huelga metalúrgica[7]. La misma se originó en el desacuerdo entre la UOM y la Federación Argentina de la Industria Metalúrgica (FAIM) acerca de la firma de un nuevo convenio colectivo, discusión que comenzó en julio de 1956. La UOM, intervenida desde noviembre de 1955 (para 1956 el nuevo interventor era el general de brigada Bartolomé Ernesto Gallo), designó miembros de la Comisión Paritaria en un Plenario Nacional de Delegados, lo cual permitió que la misma fuera integrada por delegados paritarios mayormente peronistas. El aumento salarial pretendido por la UOM fue respondido atándolo al alza de la productividad, un requisito empresarial que en el marco de la embestida antisindical pretendió también mermar el poder sindical en las fábricas. La UOM respondió con paros de dos horas por turnos, en septiembre, y durante octubre y noviembre la paritaria no avanzó: la UOM pretendía discutir aspectos de todo el Convenio Colectivo, pero FAIM se negaba, por lo cual se solicitó al tribunal arbitral que laude en el diferendo. Antes del laudo, el Plenario Nacional de Delegados Metalúrgicos resolvió el 16 de noviembre comenzar la “huelga más grave desde el punto de vista gubernamental, y en muchos sentidos un símbolo de la aspereza de las relaciones industriales en ese momento” (James, 1999, p. 101).

El gobierno militar declaró ilegal la huelga y los empresarios despidieron miles de trabajadores, y aunque el laudo oficial concedió un aumento de salarios del 38% (cercano a las pretensiones de la UOM), la huelga continuó por la reincorporación de los despedidos, y se prolongó, en algunos establecimientos, por unos 50 días. A los despidos se sumó la ofensiva oficial para fragmentar a los huelguistas; disolvieron el Plenario Nacional de Delegados metalúrgicos al que acusó de dirigir la huelga entre sombras, prohibieron congresos de delegados de seccionales, y presionaron fuertemente sobre los comités de huelgas.

En La Matanza el Congreso de Delegados de la seccional se reunió el 15 de diciembre para considerar el laudo y la continuidad de la huelga, tanto como cada seccional de la UOM; en el interior la actividad metalúrgica se retomó antes que en la Capital y el GBA, donde continuaron las huelgas. Progresivamente los trabajadores volvieron a las fábricas, sobre todo desde el 20 de diciembre, también en el marco de la acusación gubernamental de que los sabotajes en fábricas metalúrgicas estaban relacionados con un plan subversivo que Juan Perón había hecho conocer por esos días, y que llevó a las autoridades a ocupar militarmente las fábricas y sus inmediaciones (James, 1999, p. 102). En la seccional La Matanza los trabajadores firmaron un acta levantando el paro, el 22 de diciembre[8].

El año siguiente, 1957, comenzó con la perspectiva de la normalización del sindicato, que cambiaba sus interventores; tras la salida de Gallo en septiembre de 1956, durante el conflicto paritario (y junto con él otros militares a cargo de las seccionales), asumió Juan Miguel Barloa, miembro de la comisión paritaria por la parte gremial, reemplazado en octubre por Carlos Iribarnegaray[9].La normalización de la UOM era paralela a la de todos los gremios, necesarias con vistas a la normalización de la intervenida CGT. Los gremios importantes (como textiles, ferroviarios y metalúrgicos) tardaron en llegar a las urnas. A comienzos de mayo se conoció la convocatoria del interventor para las elecciones entre el 14 y 16 de junio, y la presentación de listas hasta el 30 de mayo. En La Matanza compitieron dos listas, la lista Blanca y la lista Azul. Azul era el color de la que triunfó en la seccional más importante, Capital Federal, con Avelino Fernández a la cabeza. En La Matanza, sin embargo, triunfó la lista Blanca, con 908 votos[10].

La nueva dirección metalúrgica conducía 180.233 afiliados, y pudo designar a 46 delegados al Congreso Normalizador de la CGT. Este Congreso fracasó, del mismo no salieron las nuevas autoridades de la central, sino dos nuevos nucleamientos que marcaron los años venideros: Los 32 Gremios Democráticos y las 62 Organizaciones. Los primeros se conformaron por dirigentes del arco antiperonista, mientras que los segundos tuvieron en su formación una amplia mayoría peronista y un sector de dirigentes comunistas. La UOM jugó un rol clave en las 62, junto con textiles, carne, sanidad y otros. Estos sindicatos, justamente, fueron intervenidos en diciembre de 1957 porque el gobierno militar les atribuía “finalidad política” a los mismos. Las cuatro organizaciones sindicales intervenidas, y cuyos fondos fueron bloqueados, eran sindicadas como líderes de la “línea dura” de las 62, que evidenciaban fines extragremiales, con exhortaciones abiertas a la rebelión; Máximo Jacinto Ruiz Diaz fue designado representante legal en UOM, y hacia fines de diciembre asumió un nuevo interventor en la UOM, Julio Assad[11].

En algunas seccionales la intervención se vio demorada por la oposición de las autoridades asumidas poco antes; en Avellaneda dispusieron paros por turnos en repudio de la intervención, que recién se hizo efectiva el 23 de enero. En La Matanza, el 21 de enero de 1958, Jorge Cobián, designado interventor de la seccional, pidió la colaboración de la policía de la comisaría 1° de San Justo para ocupar la sede de la UOM, donde los dirigentes electos manifestaron “tener órdenes superior no permitiendo la intervención de dicho gremio”. Recién se pudo hacer cargo de la seccional el 11 de febrero, y de acuerdo a dirigentes de la comisión anterior, la ocupación “se concretó mediante amenaza”; entre los que resistieron la intervención (que finalmente no necesitó la intervención policial) fueron Salvador Mario Giase, Pedro Miguel Pérez y Heraclio Anacleto Sosa, los dos primeros de la ganadora lista Blanca, mientras que Sosa había sido candidato por la lista Azul[12].

Metalúrgicos en La Matanza durante el frondizismo (1958-1962)

El 1° de mayo de 1958 asumió la presidencia Arturo Frondizi, electo por la Unión Cívica Radical Intransigente, con votos radicales y peronistas, de acuerdo con el llamamiento que se hizo para las elecciones del 23 de febrero, en que los peronistas dejaron masivamente el voto en blanco, o neoperonista, a partir del llamado de Perón a apoyar al político radical, que se había comprometido a satisfacer algunas demandas del arco peronista. Entre las demandas estaba la devolución de los sindicatos a las autoridades electas y desalojadas tras las últimas intervenciones.

En la UOM no hubo devolución, sino una nueva elección, en diciembre de 1958. La Comisión Directiva triunfante de las elecciones en la seccional Matanza, entre el 3 y 7 diciembre de 1958, se conformó con un nuevo secretario general, que no había figurado en las listas de 1957: Abdala Baluch. Junto con él, dos integrantes de la lista Azul de 1957 (Romay y Guglielmotti) y dos de la Blanca (Giase y Paulo). La información policial volvía a señalar que eran todos peronistas y respondían a las 62 Organizaciones[13]. Cabe destacar la reaparición de Baluch, la falta aún de quien estuviera en la seccional hasta 1955 (José María Massa), y la ausencia de otros que estuvieron en las listas Blanca y Azul en 1957, más allá de los cuatro mencionados.

Estos directivos estaban al frente de la seccional cuando en 1959 se produjo la gran huelga metalúrgica contra el gobierno de Frondizi. Ésta se originó en nuevas desavenencias por negociaciones por un nuevo convenio, pero las fuentes de discordia y enfrentamiento podían rastrearse en eventos recientes, como la solidaridad con los huelguistas del frigorífico Lisandro de la Torre, que había llevado a una nueva intervención de la UOM, y tras la misma una elección de nuevas autoridades nacionales, que colocaron a Vandor al frente del sindicato. La parte empresaria, para aquel convenio no sólo rechazó las pretensiones de aumentos salariales, sino que también buscó reglamentar la actividad de las comisiones internas en cada fábrica, y crear un gremio exclusivo de supervisores metalúrgicos. La UOM respondió con paros de 24 horas y se produjeron atentados en algunas fábricas; el 25 de agosto declararon un paro por tiempo indeterminado. Las negociaciones que se dieron en el marco del paro fracasan y éste se extendió durante septiembre, concluyendo cuando se aceptó la creación del sindicato de supervisores metalúrgicos, aunque se logró mantener las facultades de las comisiones internas, y aumentos de salarios[14].

En enero de 1961 se realizaron nuevas elecciones en la UOM. La nueva Comisión Directiva de la seccional (que contaba con 18.000 afiliados) resultó casi idéntica de la de 1959, nuevamente encabezada por Abdala Baluch y con el único cambio del secretario de prensa. Nuevamente el informe policial afirmaba que “las personas que componen la Comisión Directiva del Sindicato Unión Obrera Metalúrgica, sección Matanza, gozan de buen concepto en el gremio que gravitan como asimismo en la localidad. Los mismos son conocidos como de filiación Peronista, en cuanto a su dirigente principal Sr. Abdala Baluch, el mismo goza de gran arraigo dentro del gremio al cual pertenece y su ascendencia gremial tiene efecto en el mismo y en el Partido. El mismo cuenta con gravitación dentro de la masa obrera en su faz política”[15].

En lo económico, el gobierno de Frondizi llevó adelante una serie de medidas que tuvieron un gran impacto. Cronológicamente siguió a una etapa, la de la Revolución Libertadora, que había carecido de una orientación económica definida, más que un par de recetas ortodoxas de Raúl Prebisch, o la decisión de integrar el país a los organismos internacionales de crédito creados en la posguerra (FMI, Banco Mundial), a los que el peronismo se había rehusado. La economía argentina atravesaba una serie de dificultades desde la segunda mitad de la década de 1950, especialmente aquellas ya advertidas durante el segundo gobierno de Perón, como la necesidad de replantear la industrialización, en una economía que había dejado de crecer. Durante el gobierno de Frondizi se dio un proceso de apertura a los capitales externos para que pudiera darse la entrada de maquinarias necesarias para profundizar la industrialización argentina[16]. En este nuevo escenario los sectores más destacados de la nueva etapa de industrialización fueron los químicos, siderúrgicos y automotrices (en este contexto se instala la autopartista Martin Amato en La Matanza en 1958), pero no estaría exento de marchas y contramarchas; la industria metalúrgica estaría afectada fuertemente en este escenario, como durante la crisis de 1962, que había desencadenado una caída de la producción manufacturera que afectó seriamente a las empresas metalúrgicas, y generó un aumento considerable de despidos y desocupación. En periódico de la UOM señalaba en este período el conflicto en Indúrgica, de La Matanza, y “otros establecimientos”, por negación del derecho a trabajar, aspirar a mejoras, y por atraso de pagos de las quincenas[17].

La experiencia frondizista terminó abruptamente en 1962. El triunfo peronista en la provincia de Buenos Aires, con la fórmula Framini-Anglada, generó el rechazo de las fuerzas armadas, que ya venían criticando al gobierno desde tiempo antes. Aquella fórmula peronista había tenido gran influencia sindical, y una gran participación de este sector en el convencimiento a Perón de la necesidad de participar de los comicios, y en la realización de la campaña bonaerense. La figura que se consolidaba era la de Andrés Framini, al frente de la fórmula; también la de Augusto Vandor, una de las figuras claves de toda la trastienda de aquella elección. Entre ambos se resumirían en los años venideros dos líneas del peronismo, la de Framini en búsqueda de representar a los sectores duros del peronismo y la voz de Perón en el país, mientras que la de Vandor en búsqueda de articular todas las posibilidades para ampliar los márgenes de acción reales en el sindicalismo y la política local. La seccional La Matanza de la UOM estuvo contra Vandor durante todos estos años.

Entre el Plan de Lucha y el antivandorismo (1963-1966)

En 1963 las elecciones en la UOM fueron entre el 13 y el 21 de abril, para renovar 49 seccionales y 48 asesorías, y elegir, el 4 de mayo, al secretariado nacional. En las dos seccionales más importantes, por cantidad de afiliados, solo se oficializó una lista en cada una (en Capital la Azul que encabezaba Vandor y en Avellaneda la Rosa de Rosendo García), cuando dos años atrás en Capital hubo tres listas y en Avellaneda siete. En el periódico de la UOM informaron la composición de los secretariados de todas las seccionales; en La Matanza ganó la lista Blanca que llevó como secretario general a José María Massa[18]. A poco de su elección en la seccional de la UOM, Massa fue detenido por la Coordinación Federal de la Policía; afiliados de La Matanza del partido Unión Popular, informaron que el 30 de junio Coordinación Federal allanó los domicilios y detuvieron a Massa (secretario general de UOM la Matanza y candidato a intendente por UP) y a Carlos Ditaranto (titular del Centro Justicialista de General Belgrano, el nombre que después 1955 llevó Ciudad Evita); detenido o no, Massa no pudo competir por ser intendente de La Matanza, dado que el peronismo fue proscripto nuevamente, resultando electo el candidato a intendente de la UCRI, y a nivel nacional el de la UCRP, Arturo Illia, como nuevo presidente de la Argentina[19].

Durante la depresión económica de 1962, que afectó fuertemente a la industria metalúrgica, se produjeron ocupaciones de fábricas, y obreros que continuaron produciendo en las mismas, que fueron analizadas en términos de la concepción de la empresa como comunidad de intereses, y obreros actuando en la defensa de algo tenido como propio (James, 1999, pp. 256-257). En La Matanza se produjeron ocupaciones en CABYA, en Lomas del Mirador, en demandas por sueldos atrasados, aguinaldos y otras deudas[20]; por despidos en la empresa Álvarez y Pinillos (San Justo), la seccional decidió una serie de paros de 2 horas para acompañar la toma de aquella fábrica, a lo que le siguió la negociación con la subsecretaría de trabajo bonaerense, paros de 2 horas por turno en toda las fábricas de la seccional, y posteriormente (por votación del Congreso de delegados de la seccional) se decidió seguir  apoyando sus demandas con un paro de 4 horas por turnos (8 a 12, 18 a 22 y 0 a 4), y la posibilidad de que si no hay solución llegar a la paralización total de actividades en la seccional; finalmente se consiguió la reincorporación del personal despedido (resolución de autoridades bonaerense) y por eso terminaron los paros.

Los conflictos en el marco de la crisis continuaron, y afectaron a SIAM Electromecánica, por atraso de pagos y amenazas de despidos; la seccional UOM Matanza realizó gestiones con el gobernador bonaerense y con la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA) e YPF, que habían dejado en suspenso compras que iban a hacer a SIAM. En octubre la fábrica Bessone fue ocupada por obreros por falta de pagos, y a fines de noviembre la prolongación del conflicto en SIAM Electromecánica hizo que se decidiera un paro por tiempo indeterminado por falta de pagos, e iniciaran reuniones entre representantes gremiales con la empresa para encontrar una solución al conflicto que afectaba a unos 1000 obreros[21].

Durante 1964 los conflictos fabriles se mezclaron también con el Plan de Lucha de la CGT, que consistió, precisamente, en organizadas tomas de fábricas por todo el país, en los más importantes gremios industriales. El Plan de Lucha había sido aprobado en enero de 1964 por un Comité Central Confederal de la CGT, después de denunciar la inoperancia del gobierno de Illia para resolver las demandas de la central, que se decidía a encarar ocupaciones parciales primero, y luego, si no se resolvían los problemas, ocupaciones totales de establecimientos en todo el país, por 24 horas[22]. La primera etapa del Plan consistió en su “preparación, organización y agitación”, que incluyó una manifestación de la CGT en el Congreso; la UOM llevó allí, previo cese de tareas, a sus seccionales más importantes de la región metropolitana (Capital, Avellaneda, Ciudadela, Matanza, Morón, San Martín, San Miguel, Quilmes y Vicente López)[23]. En mayo comenzó la segunda etapa del Plan, con las ocupaciones; el jueves 21 de mayo los metalúrgicos encabezaron las tomas de fábrica, por la cantidad de establecimientos y trabajadores involucrados.

Durante todas las etapas del Plan de Lucha, los metalúrgicos estuvieron a la cabeza de las tomas (en la primera de ellas, con unas 153 empresas por parte de 65.000 obreros, principalmente en Capital y Avellaneda). El miércoles 27 de mayo, en una nueva toma, participaron 85.000 metalúrgicos que ocuparon 73 fábricas en Capital Federal, 77 en Vicente López, 49 en San Martín, 49 en Morón, y 23 en Ciudadela. Mientras crecía la preocupación empresaria y del gobierno (que sólo anunciaba que aplicaría “energía” si se afectaban los servicios públicos), dos días después, el 29 de mayo la CGT informó que se ocuparon 1070 establecimientos; nuevamente la UOM encabeza las tomas por el número de obreros en las mismas: 120.000 en 280 empresas; en esta oportunidad participó la seccional La Matanza (además de Capital, Lomas de Zamora, La Plata y Quilmes), con tomas en Ardito, Álvarez y Pinillos, Bonelerit, Buitrafil, Brinell, Biedndg, Cimet, Clem, Clip, Corominas, Cadim, Cegelec, Cacique, Carberos, Dream (en sus dos plantas), Dante Martiri, Dema, Daher, Esoin, Hierros Standar, Indiel, Indurgica, Insud, Imafe, Lin, Lamitral, Maxor, Mann, Multimetal, Natalizio, Oliver, Pecu, Plimet, Plumbus, Rivadavia, Richard, Sigrand, Siam, Sotyl, Santa Rosa y Wanora[24]. Tres semanas después, en el sexto operativo de las tomas, la UOM La Matanza también participó (con las seccionales de Capital, Avellaneda, Quilmes y La Plata, que en total sumaron 65.000 afiliados que ocuparon 376 establecimientos), con las tomas de Santa Rosa, Clem, Erma, Lin, Vison, Rivadavia, Duria, Daher, Imafe, Cegelec, Moñin, Carberos, Plena, Dema, Corominas, Berardy, Bultrafil, Napolitano y Gabrielli, Embyz, Bohelerit, Man, Hurf, Wanora, Sigrand, Indiel, Forja Tapiales, Sotyl, Richard, Lamitral, Oliver, Plumus, Maxor, Cadin, Indurgica, Funs, Hierrostandar, Piterman, Cimet, Cacique, Vallero, Hispano Argentina, Biedma, Edison, Insud, Ardito, Francinelli, Pecu, Siam, Dante Martiri, Clip y Plimet[25].

La disciplina de la seccional en la toma de fábricas, que es destacada por Bernasconi en los testimonios por él recogidos, se manifestó una vez más con otro gran acontecimiento de 1964: la recepción al presidente francés, Charles De Gaulle. Para la misma Perón había pedido que organizasen actos como si lo recibieron   a él; de alguna manera, preparatorios para la propia vuelta de Perón que se preanunciaba y organizaba para fines de ese mismo 1964. A la llegada de De Gaulle a comienzos de octubre, el peronismo preparó, entonces, actos y manifestaciones dentro de los actos preparados por el gobierno de Illia; su arribo a la ciudad de Buenos Aires se realizó por el aeroparque, donde además de un operativo de seguridad inédito lo esperaban unos doscientos manifestantes peronistas, con banderas francesas y argentinas, y consignas: “bienvenido a la patria de Perón”, “Est. Santa Rosa. UOM. Secc. Matanza. Presente”; militantes de las seccionales metalúrgicas de La Matanza y San Martín lograron burlar la custodia y acercarse al coche en que viajaba De Gaulle, a quien vitorearon, junto a Perón[26].

Estas acciones llevadas a cabo por los organismos conductores del peronismo local no podían evitar hacer aparecer dentro del mismo diferentes tensiones entre líneas disidentes. La principal corriente, ya para 1964, era el vandorismo, que a lo largo de estos años fue generando diversos grupos opositores al mismo, que se referenciaban en Perón para disputar a Vandor una conducción local que juzgaban alejada de las intenciones del líder exiliado. Entre los muchos agrupamientos antivandoristas, en 1964 se formó el Movimiento Revolucionario Peronista, cuyo programa fue en su momento el más extremista de todo el movimiento (afirmó que “el pueblo debe oponerse al ejército de ocupación del régimen con sus propias fuerzas y milicias obreras”) y cuyo factor aglutinante era la oposición a Vandor y la Lealtad a Perón (James, 1999, p. 276); en el MRP, junto con dirigentes de larga trayectoria entre los combativos peronistas del sindicalismo (Di Pascuale, Eyheralde, De Luca, Romano, y otros) estuvieron Baluch y Massa formando parte de la mesa gremial de la agrupación[27]. Esta participación en los espacios antivandoristas era sostenida en la seccional La Matanza de la UOM por ambos dirigentes, sucesivamente reelectos por las bases al frente de la misma[28]; en junio de 1965 la UOM informaba que Massa había sido reelecto y continuaría dos años más al frente de la seccional[29].

Durante 1965 se profundizarían las disputas en el peronismo, en el marco de las elecciones para diputados, donde el peronismo obtuvo muchas bancas a través del partido Unión Popular, bajo la hegemonía vandorista. Para contrarrestar este avance Perón dispuso la visita de su mujer, Isabel Martínez, a fin de aunar posiciones del antivandorismo y frenar el desarrollo del mismo que se auguraba en varias elecciones provinciales para 1966.

En el campo sindical, la CGT, donde José Alonso había sido reelecto, continuaba su oposición al gobierno de Illia. Para el segundo semestre de 1965 resolvió continuar su plan de lucha con una serie de marchas y actos. Para el 17 de octubre se realizaron varias movilizaciones, con gran participación de las bases y una inédita represión policial del gobierno de Illia (atenazado entre el creciente peronismo y las presiones de los militares colorados para frenarlo); en protesta la CGT resolvió realizar un paro activo, con una serie de actos relámpagos de protesta para el jueves 21 de octubre, nuevamente reprimidos, pero con el novedoso saldo de tres muertos. En San Justo (otros lugares de los actos fueron Avellaneda, San Martín, Morón y la plaza Once porteña) fue asesinado José Gabriel Mussy, y herido de muerte Ángel Norberto Rematar, que falleció pocos días después, el 1º de noviembre[30].

Las tensiones en el peronismo estallaron en 1966, con la división de las 62 a comienzos de 1966, y desde allí repercutieron en la CGT; José Alonso, secretario general de la central, fue removido por presión del vandorismo tras acaudillar la formación de las 62 de Pie Junto a Perón, mientras que el vandorismo se reunió en las 62 Leales a Perón. Los adversarios gremiales del vandorismo, como Framini, Alonso, Ricardo de Luca, Amado Olmos, Jorge Di Pascuale y otros, publicaron una solicitada proclamándose estar “De Pie junto a Perón”; acusaban a Vandor de haberse alzado con él en el Congreso de Avellaneda de fines de 1965. Mientras los partidos neoperonistas se mantuvieron con el vandorismo, las seccionales de San Juan, Mendoza y La Matanza se fueron de las 62. Con el correr de las semanas la situación se clarificó y mientras Perón acapara a los sectores políticos medios (juventud, concejales y unidades básicas) y a los gremialistas que estaban con Alonso (el gran Rosario y gran parte del interior), Vandor contaba con el sindicalismo del Gran Buenos Aires (salvo La Matanza y V. López), Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Patagonia y casi todos los sectores políticos con cargos (gobernadores, diputados, senadores, PJ, neoperonistas). En aquél punto de su apogeo el vandorismo tuvo su más importante derrota, en las elecciones de Mendoza, donde el candidato de aquel sector (Serú García), perdió contra el de Perón (Corvalán Nanclares); el triunfo envalentonó a los antivandoristas, que recibieron más apoyos sindicales, y la propuesta de la seccional La Matanza de la UOM de destronar al vandorismo de la CGT (adonde después de remover a Alonso había puesto primero a Donaires, y luego a Francisco Prado)[31].

Metalúrgicos en La Matanza durante el gobierno militar (1966-1973)

El golpe militar del 28 de junio de 1966 también puso en cuestión la estrategia hegemónica del vandorismo. Este sector, que consolidó su posición entre gobiernos semidemocráticos, entró en crisis al conocer la posición de una dictadura que no vacilaría en reprimir para acallar la oposición a su plan económico estabilizador[32]. Con el avance del plan económico (que habían dejado al equipo liberal del gobierno, liderado por Krieger Vasena desde el último día de 1966) se profundizaron conflictos existentes y se crearon otros en áreas en las que el gobierno militar no dudó en intervenir. En marzo de 1967 la CGT declaró una huelga general, que el gobierno respondió con la supresión de la personería de metalúrgicos, textiles, telefónicos, farmacéuticos y azucareros tucumanos (James, 1999, p. 291). La CGT había delineado un Plan de Lucha, pero no realizó su última etapa, lo cual llevó al renunciamiento de sus dirigentes, y su reemplazo por una Comisión Delegada, que convocaría a un Congreso Normalizador. Este Congreso fue postergado dos veces para que el gobierno militar pudiera lanzar un prometido “giro populista” (una serie de medidas sociales con las que los participacionistas buscarían ganar adhesiones y la mayoría en el Congreso) que nunca llegó, e hizo que el Congreso Normalizador, realizado en marzo de 1968, se debatiera entre los opositores al gobierno militar y el vandorismo; cuando los primeros ganaron la partida el vandorismo se refugió en el edificio de Azopardo, mientras que quienes ganaron la votación (eligiendo como secretario general a Raimundo Ongaro) formaron la que se conocería como CGT de los Argentinos (CGTA). En las regionales de la CGT de todo el país se reprodujeron las divisiones de la CGT central, pero en el interior del país la CGTA ganó a los sindicatos más importantes de las regionales más fuertes, y también recibió apoyos importantes en el Gran Buenos Aires. Uno de ellos fue el de la Regional CGT La Matanza, una de las primeras en adherir a la CGTA (Dawyd, 2016).

Poco antes de la elección de la CGT había habido elecciones en la UOM, donde se reeligieron las autoridades de las seccionales, salvo Morón, donde el vandorismo perdió frente a un sector opositor que adhirió a la CGTA[33]. En La Matanza, para las elecciones de mediados de marzo de 1968 sólo se presentó la lista Blanca, con la candidatura de Massa (y Baluch), cuya identidad como “peronista, antivandorista e integrante en el orden nacional del ‘Movimiento Nacional Metalúrgico 17 de Octubre (peronista)''' volvía a ser confirmada por la policía; para esa fecha la seccional contaba con entre 9000 y 9500 afiliados (350 mujeres y 300 menores, o 500 y 200, de acuerdo con otros datos)[34].

A menos de un mes de su formación la CGTA resolvió conmemorar el Día del Trabajador haciendo concentraciones simultáneas a las 15.00 horas en La Matanza, Rosario, Córdoba, Tucumán y Mendoza. La reunión metropolitana de los gremios del GBA y de la ciudad de Buenos Aires para el 1° de mayo sería en la plaza central de San Justo, en La Matanza, y contarían con los dirigentes nacionales Amancio Pafundi y Ricardo De Luca. Antes del acto, la delegación regional de la CGT de La Matanza dio a conocer un comunicado, suscrito por su titular José María Massa, en el que informó que en el plenario de gremios adheridos a la regional se debatió ampliamente la situación del movimiento obrero y se resolvió: “1º) reconocer como única autoridad a los compañeros surgidos del congreso normalizador Amado Olmos y encabezados por Raimundo Ongaro; 2) apoyar el acto programado para el 1º en San Justo, exhortando a los trabajadores a concurrir masivamente”. La misma resolución tomó el cuerpo de delegados del establecimiento metalúrgico Santa Rosa y dio a publicidad una resolución en ese sentido[35].

La celebración de la CGTA del día del trabajador trajo desmanes y cientos de detenidos, principalmente en Tucumán, Rosario y San Justo. En la plaza central de esta última ciudad, las 12 cuadras que la rodeaban fueron el escenario de una batalla campal entre concurrentes al acto y las nutridas fuerzas policiales (Dawyd, 2015). En el local de la UOM La Matanza los dirigentes nacionales de la CGTA, y directivos locales, afirmaron que “el acto fue un éxito”[36].

Los actos del 1º de mayo confirmaron la división del movimiento obrero y la brecha se profundizó cuando en Azopardo sancionaron “por rebeldía” a dos regionales, La Matanza y Rosario, por su adhesión a la CGTA y los actos del 1º de mayo, y para dar un ejemplo que evite nuevos “alzamientos”. Disolvieron los secretariados en ambas regionales y convocaron a elecciones, mientras que designaron una comisión asesora para que se haga cargo de la regional San Justo hasta que la reorganicen[37]. La CGTA afirmó que los que sancionaron a Rosario y San Justo “no tienen calidad moral” para juzgar actitudes que eran de las bases[38], y encararon una nueva manifestación pública, de repudio al gobierno militar, al conmemorarse los dos años del golpe de Estado. Para preparar este acto, se realizó una reunión en la CGT La Matanza (sin funciones “legales” desde la intervención de Azopardo, pero que continuaba adherida a la CGTA) en el que resolvieron que el acto sería en la Plaza Once. Nuevamente, en el acto del 28 de junio, hubo un gran despliegue policial y una gran represión; dos días después la policía informaba que aún quedaban 130 detenidos, varios de ellos de La Matanza[39].

Sobre fines de 1968, la UOM comenzaba a tratar un conflicto que estallaría al año siguiente, las quitas zonales. Por las mismas el Consejo Directivo del sindicato dispuso colocar al gremio en estado de alerta, y aprovechó para resolver darle un plazo de 48 horas a la seccional La Matanza para que “sus dirigentes manifiesten públicamente su acatamiento a las autoridades centrales, bajo prevención de intervención”[40]. Algunos meses después, cuando la CGTA ya contaba con poco más de un año de vida, pero muchos menos adherentes, la regional La Matanza, aunque intervenida, aún respondía a aquella central, y era la única del oeste del Gran Buenos Aires que aún lo hacía[41].

Es importante remarcar esta presencia de La Matanza, la CGT y la UOM regional, porque confirman la permanencia de una línea antivandorista en la seccional durante todos estos años. Esta posición de la seccional, que se expresaba en la integración de sus figuras (Massa y Baluch) en nucleamientos antivandoristas como el Movimiento Nacional Metalúrgico y el MRP, su alineamiento con las 62 de Pie y la CGTA y, por otro lado, la ausencia de representantes de la seccional en el secretariado nacional de la UOM, aunque se participara de las medidas de fuerza convocadas por la dirigencia nacional, da cuenta de, al menos, una expresión de rechazo de la hegemonía vandorista, en un plano que podríamos considerar más político que gremial. La maduración de una nueva ola de luchas, que se mantuvieron disidentes en el plano político mencionado, pero también en el gremial, sobrevino durante y, más extendidamente, tras la experiencia de la CGTA (Dawyd, 2014, 2016).

Durante 1970 se realizó la primera elección nacional en el sindicato metalúrgico, tras el asesinato de Vandor. Después del 30 de junio de 1969 se desató una dura lucha sucesoria al interior de la UOM, cuyo primer evento fue en 1970, cuando Avelino “el gallego” Fernández (secretario de la UOM Capital, y uno de los históricos del sindicato) enfrentó a Lorenzo Miguel (tesorero de la UOM nacional), finalmente ganador de la secretaría nacional (Senén González y Bosoer, 1993, pp. 69 y 95). Fernández era calificado como “duro” y Miguel como “negociador”; semanas antes de las elecciones se produjo un enfrentamiento armado entre ambos sectores, y finalmente Miguel consiguió la impugnación de la lista Azul y Blanca de Fernández, a quien acusó de querer dividir al sindicato (Dawyd, 2016). En las elecciones siguientes, y las últimas elecciones durante el gobierno militar, realizadas en marzo de 1972, la lista Blanca de la UOM Matanza fue encabezada por Baluch (tras la muerte de Massa poco antes), quien ganó con 4124 votos[42]. En marzo de 1974 se realizaron nuevas elecciones en la UOM, ya para un período de cuatro años para los mandatos y donde se eligió una nueva Comisión Directiva[43], que estuvo al frente de la seccional (encabezada nuevamente por Baluch, que mantuvo el cargo hasta su muerte en 1979) cuando sucedieron los tres conflictos en 1974.

La vuelta del peronismo al gobierno y las huelgas del ’74 en La Matanza

Con el fin de la dictadura, y tras la asunción de Cámpora, comenzaron a emerger acciones que si por un lado se enmarcaban en un plano político (contra la dictadura, por la liberación, en pos de la unidad de los sectores combativos), expresaban nuevas inquietudes desde el interior de las fábricas (Dawyd, 2014)[44]. Desde las fábricas surgieron voces que no solo pretendían atender las demandas que durante la década pasada habían prevalecido (atrasos de pagos, suspensiones, despidos, salarios), sino que en el nuevo contexto democrático, y de gobierno peronista, las bases sindicales se colocaron a la ofensiva, en lucha por mejoras de las condiciones de trabajo, salubridad, cambios en los ritmos de producción, descansos, incremento de los premios por productividad y otras demandas que se fundieron también con un cuestionamiento “antiburocrático”[45].

En La Matanza, uno de estos nuevos conflictos se desarrolló en Yelmo, cuando el 24 de octubre de 1973 despidieron a 39 trabajadores, y el congreso de delegados metalúrgicos de la seccional (en contra de la dirección de Baluch) resolvió apoyar a los trabajadores despedidos (que denunciaron ocupación policial de la fábrica, y matones dentro de la misma), pero no concretaron ninguna movilización para tal efecto y no se puso en marcha ninguna estructura de solidaridad efectiva para el conflicto. Dos meses después la comisión interna combativa de Santa Rosa tomaba el conflicto de Yelmo como ejemplo: “’Para que no pase lo que en Yelmo’. Con esa consigna se han unido los trabajadores de Santa Rosa en la lucha contra la explotación ‘científicamente’ organizada a que son sometidos por la patronal”[46].

Estas disputas también se dieron en el campo de las elecciones sindicales. En 1974, en las primeras elecciones en la UOM durante la vuelta democrática, y en un gobierno peronista, se repitió la situación de 1970 y 1972, con distintos candidatos disputando a Lorenzo Miguel. Además de Avelino Fernández (reprimido e impugnado en las dos ocasiones anteriores) y el aspirante Victorio Calabró (que para 1974 también era el gobernador bonaerense[47]), asomó un nuevo contendiente, la Juventud Trabajadora Peronista (JTP, constituida en un Congreso el 28 de abril de 1973). El nucleamiento sindical de la organización Montoneros proclamó listas para las elecciones en la UOM Capital, y las seccionales La Matanza y Morón. La JTP afirmaba conocer la experiencia frustrada del “compañero Avelino Fernández, un trabajador leal”, pero tampoco pudo lograr participar en las elecciones en el sindicato[48].

La JTP buscó presentar candidatos para las elecciones metalúrgicas en Capital Federal y La Matanza, pero no pudo hacerlo, aseguraron desde aquél nucleamiento, porque la policía allanó la sede de la agrupación justo antes de que venciera el plazo para presentar los candidatos, a mediados de febrero de 1974. Raúl Romero (SIAM La Matanza) candidato a secretario adjunto de la seccional por la agrupación Mussy-Retamar (lista Azul-Naranja) afirmó que el allanamiento “demuestra que la burocracia sindical ya ha comenzado a moverse porque tienen miedo de perder sus sillones y aunque no lo quiera reconocer, los compañeros de la Mussy-Retamar, son compañeros representativos, y apoyados por las bases hasta las últimas consecuencias”; además detalló los artilugios legales que sufrieron para impedir la presentación de la lista, y los aprietes en las fábricas, como el ocurrido en Yelmo[49].

El caso Yelmo se volvió testigo para los trabajadores que encararon luchas durante 1974. La primera de ellas fue la de Insud, donde entre diciembre de 1973 y marzo de 1974 se produjo un conflicto por las condiciones de trabajo y salubridad, en el que se involucraron las diferentes corrientes de izquierda de aquellos años; el mes más álgido fue marzo de 1974 con la movilización de los trabajadores, y la realización de huelgas, ollas populares, y otras manifestaciones contra una empresa que ocultaba el saturnismo de los trabajadores, y contra el sindicato local que actuaba en connivencia con la patronal; el conflicto logró destrabarse a favor de los obreros tras el  secuestro del director de la empresa por parte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Pocas semanas después se dio el primer conflicto en Indiel, por reclamos salariales, en mayo; sin embargo, el conflicto prolongado en aquella fábrica comenzó a fines de julio y se extendió hasta septiembre, y logró el apoyo de amplios actores sociales y políticos, y finalmente la obtención de las mejoras demandadas, en un acuerdo con el Ministerio de Trabajo y la Seccional La Matanza de la UOM, que no pudo ser publicitado porque el aumento refrendado excedía lo permitido por el Pacto Social. Finalmente, el tercer conflicto más relevante de 1974 fue el de la siderúrgica Santa Rosa, que comenzó el 9 de noviembre de 1974, cuando los trabajadores decidieron comenzar un paro para evitar que cambien los horarios y rotaciones del trabajo; implicó 16 días de toma de fábrica y 10 días de organización de la huelga fuera de la misma, y concluyó el 6 de diciembre con el reconocimiento de la empresa de todas las reivindicaciones (compromiso de no extender el turno americano a otras áreas) y el pago de los salarios caídos. Para esta altura del año, la experiencia de los metalúrgicos de La Matanza circulaba entre ellos, y consolidaba también a la agrupación Mussy-Retamar y posteriormente la coordinadora metalúrgica de La Matanza, que agrupaba a muchos de ellos que se decidían a enfrentar, además de las situaciones fabriles, la hegemonía sindical en la seccional y la UOM nacional.

Conclusiones

En la publicación oficial de la UOM nacional de enero de 1975, al realizar un repaso por los hechos más relevantes del año 1974 mencionaron la inauguración de la clínica de San Nicolás, Avellaneda y San Martín, el triunfo de Lorenzo Miguel en las elecciones de marzo, la visita de Perón a la CGT, el último diálogo con él y su muerte el 1° de julio, y la sanción de una nueva ley de Contrato de Trabajo[50]; en su lista no figuró ningún conflicto sindical (muchos de ellos ganados), ni siquiera los que tomaron cuerpo en los diarios nacionales y concitaron el mayor lugar en las noticias, como el de Villa Constitución. Evidentemente, tampoco fue reflejado el ’74 de los metalúrgicos combativos de La Matanza, en que consolidaron su agrupación Mussy-Retamar, buscaron presentarla a elecciones, enfrentaron las trabas del liderazgo metalúrgico nacional hegemónico, y llevaron a cabo los conflictos en las plantas fabriles que se inscribieron en un contexto general de luchas por una Argentina industrial y donde se respeten los derechos de los trabajadores.

Estos nuevos conflictos que emergieron entre 1973 y 1974 mostraban nuevas agrupaciones en disputa contra las patronales, y en disidencia con las conducciones metalúrgicas establecidas, en la seccional, y en el sindicato nacional. En el caso de La Matanza, y muchos otros, las disputas contra los empresarios en el marco de proyectos de racionalización y caída de la industria metalúrgica no eran nuevos; tampoco lo era la disidencia con la línea de la UOM nacional que la seccional La Matanza mantuvo durante todos los años sesentas; lo que era nuevo era la presencia y extensión de nuevas identidades combativas, desde el peronismo a la izquierda, que a través de numerosas organizaciones emprendieron una lucha por las condiciones de los trabajadores en la fábrica y también por la representación sindical de los mismos. Si entre los metalúrgicos de La Matanza el frente contrario a la UOM nacional estuvo abierto desde mucho antes de los años setentas (en una línea que llamamos más política que gremial), desde los años setentas a ese frente se le añadió uno nuevo, la representación de trabajadores que se distanciaban política y gremialmente de la UOM nacional, impulsando demandas postergadas de los metalúrgicos y dispuestos a satisfacerlas aplicando formas activas de lucha.

 

Referencias

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Urondo, F. (1999). Los pasos previos. Buenos Aires, Argentina: Adriana Hidalgo.

 

Fuentes

La Razón, Primera Plana, La Prensa, Ya!, El Descamisado, UOM, CPM Fondo DIPPBA - División Central de Documentación, Registro y Archivo.

 


[1] CEIL/CONICET; UNLaM. Investigador del CONICET en el CEIL. Profesor Adjunto en la Universidad Nacional de La Matanza. Dr. en Ciencias Sociales.

[2] El presente artículo es un adelanto de los resultados de las investigaciones producidas en el marco del proyecto PICT 2014-3283 (ANPCYT-MINCYT) “Proyección política del sindicalismo. Los metalúrgicos de La Matanza y Morón, entre la confrontación y la conciliación (1966-1976)”, llevadas a cabo por el autor y por un grupo investigador conformado por Claudio Pantanetti (que estudia el caso Martín Amato), Gabriela Medina (caso Santa Rosa) y Maximiliano Ríos (caso Insud), y que serán publicadas en un libro durante 2017.

[3] UOM, año 1, n 3, 28 de agosto de 1946, sin p. Agradezco a José Marcilese la copia del ejemplar de UOM.

[4] Los nombres que señalan son: José María Massa, Juan Spina, Luis A. Gregoric, Rubén D. Villalva y Emilio Cingolani. Sobre su filiación detallan, “Informo que las personas que componen la Comisión directiva del Sindicato ‘Unión Obrera Metalúrgica’, Secc. Matanza, gozan de buen concepto en la localidad como así en el gremio en que actúan, los mismos son conocidos como de filiación política peronista, siendo afiliados en su totalidad al referido partido, su dirigente principal Srio. Gral. Sr. José María Massa goza de muy buen concepto en la localidad y dentro del gremio en que actúa, es la persona de mayor arraigo dentro de la entidad, en cuanto a gravitación gremial esta tiene afectos dentro de su gremio y en esta localidad, que su arraigo político dentro del partido peronista es relativo” 25 de octubre de 1955 (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 1-2). La sede era la misma que ocupa hoy, en Avenida de Mayo 2615, Ramos Mejía, La Matanza.

[5] La Razón, miércoles 26 de octubre de 1955, p. 4.

[6] Apenas asumido Aramburu se realizó una huelga que entre metalúrgicos logró el ausentismo más grande, 95%. El Gran Buenos Aires fue el centro del paro, y en la región oeste, al lado de La Matanza, en Morón, en el marco de la misma fueron detenidos metalúrgicos de la fábrica ARMCO (que “planeaban actos de sabotaje”); entre ellos se encontraba Jesús Cacheda, que trece años más tarde lograría imponerse en las elecciones de la seccional Morón de la UOM, arrebatando una seccional al vandorismo y alistándola en la nueva CGT de los Argentinos (Dawyd, 2015; La Razón, 23 de noviembre de 1955, p. 9).

[7] En La Matanza pudimos identificar un sabotaje fracasado en una fábrica metalúrgica, en abril de 1956 (La Razón, jueves 19 de abril 1956, p. 6) y de acuerdo con Bernasconi el primer sabotaje fabril fue en SIAM, en Isidro Casanova, en diciembre del mismo año, en el marco de la huelga (Bernasconi, 2010, p. 186).

[8] La Razón, 22 de diciembre de 1956, p. 4.

[9] La Razón, septiembre y octubre de 1956.

[10]La Prensa, martes 18 de junio de 1957, p. 8. La lista Blanca estaba compuesta por representantes de empresas más grandes que la Azul; en la primera había delegados de Santa Rosa, Insud, Dante Martiri, Cegelec, y otras (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 3-4).

[11]La Razón, viernes 13 de diciembre de 1957, p. 12 y La Razón, martes 24 de diciembre de 1957, p. 6.

[12]CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 5-7.

[13] Comisión Directiva completa de la UOM Matanza de 1958: Abdala Baluch, sec general; Roberto O. Romay, sec. Adjunto; salvador m. Giase, sec administrativo; Amancio Moreno, sec de actas; José M. Ruiz Canale, tesorero; Norberto, Guglielmotti, protesorero; Victor A. Paulo, sec de prensa, cultura y propaganda; Luis C. Rodríguez, vocal 1°; Felipe Ferreyra, vocal 2°; Vocales suplentes: Julio J. Suarez, Eulogio Silva, Oscar Osambella, Osvaldo Ruiz, Oscar Rodríguez, Ángel Lafalce, Martiniano Álvarez, Estergidio Giménez, Roberto González (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, foja 8).

[14] En la zona oeste del GBA la huelga se desarrolló “con características sobresalientes”, con piquetes de huelga en los establecimientos más importantes (La Cantábrica, Eslabón de Lujo, Santa Rosa, Dante Martiri y Olivetti (CPM, Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 82, Legajo 9. Unión Obrera Metalúrgica. Morón, folio 13)

[15] Abdala Baluch, sec general; Roberto Oscar Romay, sec. Adjunto; salvador m. Giase, sec administrativo; Amancio Moreno, sec de actas; José M. Ruiz Canale, tesorero; Norberto Luis Guglielmotti, protesorero; Amílcar Paulo, sec de prensa, cultura y propaganda; Luis Celestino Rodríguez, vocal 1°; Felipe Ferreyra, vocal 2° (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 9-10).

[16] De acuerdo con Schvarzer “la producción no crecía por falta de máquinas; éstas sólo podían venir del exterior pero el país no generaba las divisas para comprarlas [y] el bloqueo se consolidaba por la escasez de crédito externo. La única fuente visible eran las empresas transnacionales, en la medida en que estuvieran dispuestas a aportar esos equipos bajo la forma de inversiones directas” (Schvarzer, 1996: 221). Este crecimiento del capital extranjero es señalado por Schvarzer, que detalla que en 1956 de las “cien mayores empresas del país incluían veintidós extranjeras”, y rápidamente las extranjeras llegarían a la mitad, “debido a la irrupción de las nuevas transnacionales”; así, el capital extranjero pasó de aportar el 18% del “producto fabril” a mediados de los años cincuenta, al 30% a fines de los años sesentas (Schvarzer, 1996, p. 263).

[17]UOM, 17 de octubre de 1962, p. 9.

[18]Como adjunto figura Salvador Giase, Ramón Amaro como secretario administrativo, y Baluch como secretario de administración. Ninguno de ellos ocupaba cargos en el secretariado nacional de la UOM, unánimemente vandorista (UOM, 30 de junio de 1963, p. 4).

[19] La Razón, lunes 1° de julio de 1963, p. 5; La Razón, 8 de julio de 1963, p. 5.

[20] La Razón, 5 de octubre de 1963, p. 7.

[21] La Razón, abril y septiembre - diciembre de 1964.

[22] Atenta a esta resolución de la CGT, y a las ocupaciones que se venían desarrollando desde dos años atrás, los Comandos Civiles Revolucionarios emitieron una declaración “desde algún lugar de Córdoba” donde afirmaron que las ocupaciones de fábrica son “típica técnica marxista” (La Razón, domingo 23 de febrero de 1964, p. 4).

[23] “Pidió la central obrera beneficios para los jubilados, el salario mínimo, una ley de amnistía y la derogación de normas represivas”. La cobertura del periódico destacó los carteles de la UOM Matanza, y varias de las consignas (“expresiones ruidosas e insólitas matizaron las manifestaciones”), que incluyeron la no ya novedosa de “obreros y estudiantes unidos y adelante” (La Razón, viernes 17 de abril de 1964, tapa y p. 13).

[24] La Razón, viernes 29 de mayo de 1964, tapa.

[25] La Razón, jueves 18 de junio de 1964, tapa.

[26] La Razón, sábado 3 de octubre de 1964, tapa y p. 2. Santa Rosa, la empresa siderúrgica de La Matanza, era una de las empresas de capitales franceses más importantes del país.

[27] Uno de los miembros destacados del MRP fue Gustavo Rearte, quien había militado en la Juventud Peronista, agrupación que contó en sus comienzos también con jóvenes de La Matanza como el propio Rearte, Tuli Ferrari y Jorge Rulli, además de Dardo Cabo, Envar El Kadre, Héctor Spina, Carlos ‘Quito’ Burgos y Felipe VAllese, el obrero metalúrgico desaparecido durante el gobierno del radical José María Guido, en agosto de 1962 (Bernasconi, 2010, p. 110-112, 189).

[28] El framinismo eligió en aquel 1964 la plaza de San Justo para recordar el triunfo de marzo de 1962. El acto se desarrolló con una “nutrida concurrencia”, bajo el lema “1964. Año del retorno de Perón”, y con incidentes entre la Juventud Peronista (“ni yanquis ni fascistas, nosotros somos peronistas”) y Tacuara. Una semana antes la UOM Matanza, que participó del acto, había sido blanco de actos de vandalismo, el “atentado contra un compañero de nuestra seccional y luego a la sede central de nuestra organización”, culpando de los mismos a la antipatria y los “eternos enemigos de los trabajadores y del peronismo” (La Razón, 19 de marzo de 1964, p. 7 y La Razón, 12 de marzo de 1964).

[29] UOM, 1 de junio de 1965, p. 7

[30] Ambos eran obreros metalúrgicos de la fábrica SIAM, y cabe mencionar que en el acto de la CGT en Morón falleció por la represión Néstor Méndez, empleado bancario y militante comunista (Carballo, 2010; Primera Plana, N.º 155, 26 de octubre de 1965, p. 8).

[31] Primera Plana, N.º 167, 8 de marzo de 1966, p. 13; Primera Plana, N.º 170, 29 de marzo de 1966, p. 11; Primera Plana, N.º 174, 26 de abril de 1966, p. 10.

[32] A pesar de los apoyos sindicales al golpe de Estado, el gobierno militar no vacilaría en emplear la fuerza para imponer sus medidas. Así, se fueron delineando tres tendencias sindicales en función de diversos posicionamientos respecto de los militares y su plan económico. Las tres tendencias sindicales fueron la participación con el gobierno a pesar de las políticas y con la mira puesta en conservar los sindicatos, la negociación con el gobierno desde una posición menos comprometida y la oposición al gobierno y el enfrentamiento con las medidas políticas y económicas del mismo (Dawyd, 2016).

[33] En la UOM Morón ganó la lista Naranja sobre la vandorista lista Azul, y esa seccional adhirió a la CGTA. Sin embargo, no se estructuró desde allí una estrategia común con otras seccionales no-vandoristas, como La Matanza (o Villa Constitución y San Martín). Véase Senén González y Bosoer (1993) y Dawyd (2015).

[34] CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación, Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 13-18.

[35] La Razón, viernes 26 abril 1968, p. 6.

[36] La Razón, jueves 2 de mayo de 1968, p. 4. Según evaluó un informe de la policía bonaerense (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación, Registro y Archivo, Mesa B, Legajo Nro. 122, Confederación General del Trabajo. C.G.T Sector Ongaro, foja 112), en San Justo hubo “heridos, contusos y numerosos detenidos”, un “clima de violencia durante largas horas”, y “Viejos eslogans y estribillos salieron a relucir, como signo inequívoco del carácter político de la manifestación frustrada”. Sin embargo, según el panorama gremial de los servicios policiales, la ausencia de Raimundo Ongaro (que había viajado a Córdoba) hizo que el acto careciera de trascendencia, a pesar de toda la información publicada en los medios, por lo cual evaluaban que estos dirigentes no representaban a los trabajadores. Sin embargo, de acuerdo con Francisco ‘Paco’ Urondo (1999, p. 169) “En San Justo seiscientos policías batallaron durante tres horas con diez mil manifestantes que respondieron con piedras a las granadas. A las seis de la tarde había trescientos detenidos. El gobierno y los diarios del régimen trataron de minimizar estos episodios en que participaron más de treinta mil personas (contando los actos de Tucumán, Córdoba y Rosario, nota del autor) y dejaron setecientos detenidos. Pero el ‘congelamiento’ del que hablaba Ongaro estaba quebrado. Los actos del 1º de mayo de 1968 fueron el primer eslabón del proceso que no han querido ver los que hablan del ‘Cordobazo’ como un estallido imprevisto y espontáneo”.

[37] La CGT Azopardo informaba que en la regional CGT La Matanza contaban con el apoyo de los sindicatos de papeleros, municipales, construcción, vendedores de diarios, madereros, caucho, textiles, aguas gaseosas, ladrilleros y vestido (ni metalúrgicos ni mecánicos, dos actividades de las más importantes del distrito, junto a textiles, Agostino y Pomés, 2011).

[38] La Razón, miércoles 8 de mayo de 1968, p. 8.

[39] Urondo (1999, p. 173) da cifras abultadas (y quizá más ciertas si recordamos la censura y posiciones de los grandes medios) del despliegue policial y los detenidos en los actos en todo el país, que según él anticiparon en mucho los sucesos del año siguiente, el Rosariazo y el Cordobazo. Para Roberto Carri, también las cifras periodísticas se quedaron cortas, en tanto según él el 28 de junio el operativo policial fue abrumadoramente mayor que para las movilizaciones anteriores y hubo 500 detenidos en Once (Carri, 1971, p. 168; véase también CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Legajo Nro. 122, Confederación General del Trabajo. C.G.T Sector Ongaro, foja 256). Estas prevenciones policiales llegarían hasta actos pequeños como el quinto recordatorio del asesinato de Mussi y Retamar, el 20 de octubre de 1970 (fecha para la cual ya habían pasado los Rosariazos, el Cordobazo y otras puebladas). Para el mismo la UOM Matanza organizó una visita a los cementerios de Lomas de Zamora (por Mussi) y San Justo (por Retamar), un discurso de Massa (“del establecimiento metalúrgico Santa Rosa”, “de ideología política peronista”) y una misa en San Justo (un año atrás el recordatorio de Mussy y Retamar se hizo con la suma de un reclamo por mejoras salariales y laborales; La Razón, martes 21 de octubre de 1969, p. 16). La policía fue encomendada para “mantener orden impida actos o manifestaciones vía pública, mantenga discreta vigilancia, alerte Destacamentos Infantería Motorizado, Caballería y Sección Perros de La Matanza”. En Lomas hubo 10 personas, 100 en San Justo, coronas de la UOM Matanza, UOM Nacional, CGT, Agrupación Lista Blanca, obreros de diferentes fábricas, 100 personas en la misa, y no hubo desmanes (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Carpeta 78, legajo 2. Matanza 1era. UOM Matanza, fojas 21-30).

[40] La Razón, viernes 20 diciembre 1968, p. 10.

[41] Un poco más alejada, pero aún en el oeste, la regional Mercedes también respondía a la CGTA (CPM Fondo DIPPBA, División Central de Documentación Registro y Archivo, Mesa B, Legajo Nro. 122, Confederación General del Trabajo. C.G.T Sector Ongaro, fojas 408-410).

[42] De un total de 218000 empadronados por 56 seccionales, los ganadores fueron: Capital 22132 votos (Lorenzo Miguel), Avellaneda 11118 (Luis Guerrero), Morón 3352 (Jesús Cacheda), La Matanza 4124 (Abdala Baluch), Vicente López 6472 (Victorio Calabró), San Martín 3826 (Mario Barrientos), Rosario 4816 (Eugenio Blanco); véase DIL, Informe N.º 145, marzo de 1972.

[43] Abdala Baluch (Clem), secretario general; Julio Juárez (Esoin), secretario adjunto; Luis García (Siam Di Tella), Secretario Administrativo; Carlos Alberio (Santa Rosa), Secretario de Organización; Oscar P. Medrano (Bohelerit), Tesorero; Guerino Surano (Precisión Técnica), Pro-Tesorero; Luis O. Horisberger (Eifra), Secretario de Actas y correspondencia; Justo Godoy (Plymet), Secretario de Asistencia Social; Héctor Panarelli (Cegelet), Secretario de Prensa y propaganda; Domingo Racco (Santa Rosa), Vocal 1º; Raimundo Weigant (Socema), Vocal 2º (Bernasconi, 2010, p. 202).

[44] Un texto de la época resumía estos procesos conjuntamente: “La característica fundamental del período más reciente en la historia del movimiento obrero argentino es que la clase obrera rebalsa las estructuras […] sin haber llegado a plasmar nuevas formas organizativas”; así, “la contradicción entre el movimiento de masas y las estructuras que aspiran a canalizarlo no está superada” (Duval, 1974, pp. 289 y 320).

[45] Pasado y Presente, “El significado de las luchas obreras actuales”, en Pasado y Presente, nº 2/3, julio-diciembre de 1973. Acerca de las disputas entre los sectores hegemónicos de la UOM y los desafíos de nuevas corrientes radicalizadas, en diferentes casos del sector metalúrgico, véase Dawyd (2015b).

[46] Ya!, 6 de diciembre de 1973, p. 15.

[47] Para 1974 Calabró había conseguido el apoyo de Naldo Brunelli (seccional San Nicolás) y las seccionales La Plata y Morón, entre otras (Senén González y Bosoer, 1993, p. 131). Después de su enfrentamiento con Vandor, Baluch tampoco mantuvo buenas relaciones con Lorenzo Miguel, alineándose en el sector metalúrgico que lideraba Luis Guerrero, y que posteriormente, durante la última dictadura militar, estaría cerca del gobierno del Proceso, como otros sindicalistas importantes, Robledo y Triaca (Bernasconi, 2010, pp. 197 y 258).

[48] El Descamisado, nº 40, 19 de febrero de 1974, p. 28. Los metalúrgicos opositores en La Matanza habían formado la agrupación Mussy-Retamar, que adhirió a la JTP. Continuando la cita del epígrafe del artículo Taiana menciona que “En el Ateneo realizábamos charlas, actividades, conferencias a través de las cuales comenzamos a contactarnos con grupos con militancia tanto en el territorio como en las fábricas. Todo esto fue posible porque un viejo compañero de la Resistencia, el Chiche Mazzoni, que era una leyenda en el peronismo de La Matanza, se había incorporado a nuestro grupo. También comenzamos a hacer trabajo sindical apuntando a la renovación de las comisiones internas y cuerpos de delegados de las fábricas. Me acuerdo que en Santa Rosa, que era la gran fábrica de esa época y con mucho peso en la UOM, había un cuerpo de delegados de 30 años de fábrica que en menos de un año fueron desplazados por jóvenes de 20, 22, 23 años. Entre ellos estaba Carlos Gdansky, “El Ruso”, que participaba de una agrupación que habíamos creado y que se llamaba “Mussi y Retamar”” (González, 2015, p. 20).

[49] El Descamisado N° 41, 26 febrero 1974, pp. 12-15 y 25-27, donde se detalla también el amplio operativo policial para allanar la sede de la JTP en La Matanza, las detenciones producidas y los cargos por “asociación ilícita” a los militantes.

[50] UOM, nº 271, 18 de enero de 1975, pp. 14-15.

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