Reid, P. J. (diciembre de 2022 - junio de 2023). Revisión: Altamirano, C. (2021). La Invención de Nuestra América. Siglo XXI. Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, 6(2), 192-197. https://doi.org/10.54789/am.v6i2.7 

Lecturas de Historia Recomendadas

Revisión: Altamirano, C. (2021). La Invención de Nuestra América. Siglo XXI.

Review: Altamirano, C. (2021). La Invención de Nuestra América. Siglo XXI.

Pablo José Reid[1]

Investigador independiente, Morón, Argentina.

 

Recibido en 23/10/2022

Revisado en 03/11/2022

Aceptado en 18/11/2022

 

¿Es América una sola nación o más y variadas entidades? Crucial pregunta con múltiples respuestas y maneras de formularla.

Carlos Altamirano (2021) aclara que el libro La Invención de Nuestra América es resultado de reunir varias conferencias y artículos que datan de la Universidad Nacional de Mendoza en 2013, en su “Jornadas Interescuelas de Historia”, continuado en los cursos universitarios de México en 2014, las charlas de la Universidad Torcuato Di Tella en 2015. Orales primero, volcadas en artículos después y finalmente trasladadas al libro que se comenta aquí donde se corrigieron, actualizaron y agregaron nuevos contenidos.

La idea de Nuestra América, una América Unida, Una sola América; viene de los tiempos del venezolano Don Francisco de Miranda allá por las postrimerías del siglo XVIII y llega hasta el presente. Quizás su máximo esplendor estuvo entre 2005 y 2015, cuando convergieron en el subcontinente latinoamericano diez gobiernos progresistas sobre 19 repúblicas hispanoamericanas existentes en el (incluyase a Puerto Rico, ¿qué hacer con Brasil?). En la actualidad algunos gobiernos progresistas han regresado tras un período de auge de gobiernos conservadores neoliberales, pero más tímidos y modestos y la idea unificadora en consecuencia se ve debilitada, pero no muerta.

Pero la idea de unidad puede verse buscada desde el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 o los tratados ABC del siglo XX. Finalmente, el MERCOSUR, ALBA, UNASUR, CELAC (que incluyen países no hispanoamericanos, pero en todos los casos excluyen a Estados Unidos y Canadá); en el siglo XXI. No se hará aquí la historia de estos, amplia bibliografía lo hace, pero alcanza para ver las acciones en el plano político para llegar a ese ansiado logro de unidad.

Altamirano sin embargo explora esta búsqueda desde el plano de la intelectualidad, fundamentalmente iberoamericana, remontándose al mismo momento de la independencia. En consecuencia, se pregunta entre otras cosas cuando se habla de identidad latinoamericana, ¿de qué se habla? ¿Cuál es la originalidad de la región que se extiende desde México hasta Argentina?  ¿Qué significa llamarse América hispana, Indoamérica, Américas indígenas o América Latina? Luego así lanza su afirmación “Creo que el desvelo por la identidad podría ofrecer el eje para una historia intelectual de América Latina” (Altamirano, 2021, p. 25). Pero ¿cuál identidad? ¿La criolla?

Para ello inicia citando a Simón Bolívar en la “Carta de Jamaica” en el párrafo 23:

nosotros… que por otra parte no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles: en suma, siendo nosotros americanos por nacimiento y nuestros derechos los de Europa, tenemos que disputar estos a los del país y que mantenernos en él contra la invasión de los invasores. (Bolívar, 1976, p. 62 citado en Altamirano, 2021, p. 16)

Así el libertador no solo está buscando identidad latinoamericana, sino también la de los criollos entre los europeos y los originarios. Luego sigue un largo recorrido por diversos autores hispanoamericanos, europeos, brasileños, angloamericanos y sus textos. Pasan así desde el fondo del siglo XIX hasta el presente el uruguayo José Rodo, el argentino Francisco Quesada, el español José Ortega y Gasset, el mexicano Leopoldo Zea, la brasileña Leyla Perrone-Moisés, el francés Michel Chevalier, el colombiano José M. T. Gaicedo, el uruguayo Arturo Ardao, el inglés Erick Hobsbawn, el chileno Francisco Luis Bilbao, etc. En todos los casos preguntas y respuestas desde el campo de la intelectualidad, sobre el origen de la idea de americanidad y criollicidad del sur americano.

Desde este plano surgen dos elementos como extraños síntomas dentro del ámbito del saber que origina un escrito erudito. Uno de ellos es que, tras la pregunta por la identidad de Nuestra América, no dejan de aflorar países centrales como trasfondo último del sentido: la primera idea de América Latina en verdad   es discutida en Francia y luego en la CEPAL. También en la Argentina en su literatura, pero basada en relatos de viajeros ingleses o franceses insinuando que ocurre pues los copia, ya que la conciencia criolla no es capaz de crearla. En efecto al detenerse en los tiempos de la independencia, o cuando Bolívar se preguntaba por la condición de los criollos y más adelante en el tiempo en la guerra hispano-estadounidense por Cuba en 1898, que despertó hostilidades en hispanoamérica contra el imperialismo estadounidense, pero también contra el europeo no olvidando la agresión de Napoleón III a México de 1862, concluye que  aunque el término América Latina surge en Francia tempranamente y se populariza por obra del emperador francés en la década de 1860, se convirtió en una identidad antiimperialista, primero contra la agresión político- militar y luego contra la intrusión materialista y cultural anglosajona.

La identidad cultural latina de América hispana, según Altamirano, la identifica pues hacia adentro del subcontinente y la distingue hacia afuera tanto de Estados Unidos como de Europa e incluso de Brasil en quienes ve amenazas a su independencia política y cultural (ya vistas por cierto por Bernardo de Monteagudo en 1824 al escribir su ensayo “Federación Hispanoamericana”, que Altamirano pasa por alto). En ese sentido reconoce el decreto del presidente argentino Hipólito Yrigoyen que en 1917 estableció el 12 de octubre como efeméride nacional, “Día de la Raza”, para reafirmar la “hispanoamericanidad” en contrapunto con la pujante “panamericanidad” anglosajona que desde mediados del siglo XIX invadía los espacios culturales, pero también territoriales con sus intervenciones en México, Colombia, Panamá, Nicaragua, etc. Pero también contra las simultáneas intervenciones europeas, Francia en México, Gran Bretaña en Malvinas en 1831, esta con Alemania e Italia contra Venezuela en 1902, etc.

Pero aquí surge una cuestión. Para el autor “Nuestra América”, América latina, incluye solo a Hispanoamérica, tema que se insinúa al abordar asociado a ello el criollismo como identidad del subcontinente preguntándose si el término América Latina es una doble oposición. Nuevo mundo-viejo mundo una y sur latino-norte sajón el otro.

Sin embargo, el libro no hace referencia a la identidad sostenida por el movimiento originario que está en disputa en los últimos 30 años teniendo en cuenta que en general y a pesar de los flujos migratorios del siglo XX de población europea y más importante sus descendientes latinoamericanos alcanzarían sólo un tercio del total del censo del subcontinente. Sobre el hecho de que la designación correcta para esta región sería indohispanoamérica según el pensador peruano José Carlos Mariategui la referencia es mínima.

Organizado en siete capítulos, cada uno dividido a la vez en varios títulos: “Un Largo Desvelo”, “Que América Somos”, “Condición Criolla, Identidad Americana”, , “Representación de la Conciencia Criolla”, “Universalidad Europea y Particularidad Americana”, “La Originalidad Como Tarea”, “Apéndice, Anotaciones, Sobre una Literatura”, cargado de citas de fuentes y bibliografía (sin especificar al final);  el recorrido de todos ellos deja en evidencia los debates históricos que el texto recrea entre intelectuales decididos a intervenir en el mundo que los rodea, pero no en su caso, puesto que tiene por objeto los enunciados de aquellos sujetos intelectuales, que buscan  la identidad – invención- de Nuestra América. Aunque aclara que esa preocupación se encuentra también en otras latitudes y cita para ello a María Helena Capelato de Brasil, preguntando si su país es latino o está aparte y si hay uno o muchos Brasiles; o a Inman Fox en fecha tan próxima como 1998 indagando “la Invención de España”, ante el resurgir de las nacionalidades peninsulares con aspiraciones independentistas o autonómicas.

El texto de Carlos Altamirano es una interesante invitación para analizar y debatir la pertinencia de Nuestra América o una “Patria Grande”, como gustarían decir quienes defienden esta postura en Latinoamérica.

Referencias

Altamirano, C. (2021). La invención de Nuestra América. Siglo XXI.

Bolívar, S. (1976). Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla (Henry Cullen). En Doctrina del Libertador. Biblioteca Ayacucho.


[1] Profesor en Historia por el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González y Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Luján. Durante su trayectoria se ha desempeñado en investigación y docencia en Historia de América Latina del siglo XX y participó como expositor y escritor de múltiples jornadas y publicaciones, respectivamente.

Correo de contacto: pajoreid@yahoo.com.ar